Los docentes de CABA vienen denunciando desde el inicio de la pandemia las condiciones en las que trabajan en las escuelas. Ahora también lo hacen con las escuelas de verano porteñas, que parece que con respecto a protocolos deja bastante que desear.
Los micros que transportan a las niñas y niños van repletos y sin distanciamiento. Las piletas de los polideportivos, donde se reúnen varias escuelas, con la presencia de más de 250 personas entre docentes y estudiantes al mismo tiempo, no cuentan con la adecuada ventilación.
El contrato laboral parece un chiste sobre todo en plena pandemia: por él sólo recibirán 33001 pesos. Por ese motivo es que muchas trabajadoras y trabajadores debieron renunciar a sus puestos.
Una docente porteña nos cuenta: “A raíz de la cantidad de docentes aislados por posibles contagios, las burbujas exceden la cantidad de niños que debe tener cada una. Por ende, la tarea pedagógica es más compleja”. Y revela: “las familias se acercan a denunciar no sólo la falta de protocolos, sino el escaso alimento que reciben.”
Además da detalles acerca de las penurias que a diario deben pasar muchas docentes como ella: “trabajo en el turno de la mañana y la tarde dando clases. Salgo a las 5 AM y muchas veces debo caminar para llegar porque no tengo para el boleto. Estoy desde julio sin cargo por el mal funcionamiento de los actos públicos”, y dice que además de dar clases también debe sanitizar a los estudiantes.
En este marco y en medio de las quejas por falta de cuidados sanitarios, el Ejecutivo porteño anunció que “esta semana la Ciudad testeará con estudios de sangre a los trabajadores". Pero de mejorar las condiciones a las que se ven expuestos niños, niñas y docentes, ni una palabra. La improvisación del GCBA esta muy lejos de cumplir el objetivo de ser lo que las y los docentes, alumnas y alumnos y familias necesitan.
Las trabajadoras y trabajadores, deben contar con la organización de los sindicatos, y organizarse a través de asambleas para decidir sobre las medidas de salubridad, temas alimenticios y contenidos curriculares que preocupan a las familias. |