El año comenzó con la policía golpeando brutalmente y armando causas a pibes en Alto Comedero. El fin de semana pasado, luego de varios sábados de hostigamiento policial, les realizaron contravenciones a los y las manteras que pelean por su derecho a trabajar. El lunes labraron un acta contravencional contra ADEP, en el marco de la lucha docente que llevan días movilizándose por la derogación del decreto 1807 y por una vuelta a clases segura, luego de que Morales suspendió la paritaria con el argumento de que debían abstenerse de hacer medidas de fuerza. Con un autoritarismo total, busca avanzar contra el derecho a la protesta.
El código contravencional que rige en la provincia es inconstitucional, ataca derechos democráticos, otorga a la Policía facultades extraordinarias siendo la fuerza que realiza la denuncia, impulsa la causa, actúa como fiscal y determina la elevación a juicio.
Es un código utilizado para perseguir, criminalizar, judicializar a todo aquel que quiera levantar la cabeza frente a las políticas de los gobiernos y los empresarios que en medio de la crisis buscan profundizar la precarización de la vida de los jóvenes y la clase trabajadora.
Un código que no permite que te tomes una birra en la puerta de tu casa (siempre depende de donde vivas, claro), porque hasta la vida de los pibes quieren regimentar. ¿Y cayó del cielo? no, fue sancionado en el gobierno de Fellner y puesto en funcionamiento en el de Morales.
No es casualidad que en este marco y con el avance de contravenciones frente a cada movilización, se busque proscribir a la izquierda, que sigue exigiendo la inmediata asunción del diputado Gastón Remy. Porque si no haces lo que el gobierno quiere, si no pactas con el bipartidismo jujeño, si queres pelear por tus derechos sos un sujeto peligroso socialmente.
Persecución y criminalización de la juventud
La golpiza a los pibes de Alto Comedero que estaban escuchando música en la puerta de sus casas, el asesinato a Ariel Valerian y tantas otras situaciones cotidianas en los barrios tienen algo en común: los estándares policiales meidante los cuales detienen, golpean, persiguen, son según la clase social a la que pertenezcas.
La realidad es que si sos joven, no usas ropa cara y de marca, si además sos morocho, y te movés por los barrios periféricos, seguramente cumplís los requisitos para ser detenido en la calle por la policía.
El hostigamiento policial permanente es parte del engranaje de violencia social y también física a la que se somete a los sectores más vulnerables, para aumentar el control social, mientras profundizan la pobreza, la desocupación y la precariedad laboral.
En los medios de comunicación y desde los gobiernos, empezando por el presidente Alberto Fernández, se señala con el dedo acusador a la juventud frente al aumento de contagios, cuando no se toma ninguna medida seria en relación al rebrote y nada se dice sobre los innumerables lugares de trabajo donde no rige ningún protocolo, o sobre las aglomeraciones en el transporte público de gente que no va a ninguna fiesta clandestina sino a trabajar.
Las y los pibes son los que en la pandemia siguieron trabajando en deliverys, en los comercios, sin obra social, expuestos al contagio, por dos mangos, esquivando a la cana que los persigue en los barrios. Son quienes encabezan los porcentajes de desocupación, y a quienes no solo se les niega el derecho a la educación sino también a divertirse, porque lo que reciben son palos.
Recientemente un funcionario festejó la condena a estudiantes de los CEIJAS que reclamaban por el derecho a la educación, “espero que las organizaciones y los que reclaman entiendan la finalidad del código y podamos vivir en paz como debe ser”.
No se puede permitir. Hay que tomar el ejemplo de las madres y pibes de Alto Comedero que se organizan contra la violencia policial y rodearlo de solidaridad, de la fuerza de los y las pibas protagonistas de la marea verde, de las y los pibes que en 2018 llenaron las calles por defender la educación pública. El ejemplo de las y los docentes que el martes sacaron a la policía de la plaza y dejaron el acta contravencional en el piso.
Llamar a las organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, feministas, a los centros de estudiantes y sindicatos e impulsar una pelea de manera unitaria exigiendo la derogación del código contravencional, y que sea el puntapié para ir por todos los derechos. |