Las elecciones presidenciales las ganó Unión por la Esperanza de Andrés Arauz (32,27%), el candidato promovido por el expresidente Rafael Correa. Sin embargo, la noticia más fuerte del día es que el postulante por el partido indígena Pachakutik, Yaku Pérez (19,70%), que todas las encuestas ponían en un claro 3er lugar, le ganaría al empresario derechista Guillermo Lasso (19,63%) por unas centésimas porcentuales.
De confirmarse este resultado, podría cambiar notablemente el escenario político en el país andino. En primer lugar, sería una derrota contundente del proyecto abiertamente neoliberal y proimperialista que emprendió Lenin Moreno, que deja la presidencia con 90% de imagen negativa, y que continuaría Lasso aunque son de agrupamientos distintos (la candidata de Moreno no alcanzó el 2%).
Segundo, se esperaba un balotaje, previsto para el 11 de abril, que reflejara la disputa básica entre volver al proyecto de la Revolución Ciudadana de Correa (que ya no contará con las condiciones internacionales y locales que gozó hasta la caída de los precios del petróleo en 2014) y la continuidad con la orientación antiobrera y neoliberal que adoptó Lenin Moreno poco después de asumir en 2017. Es decir, Arauz versus Lasso.
Pero más allá del empate técnico por el segundo lugar, una vez más la realidad fue más fuerte que los sondeos y Yaku Pérez dio el batacazo habiendo hecho una campaña arrogándose la representación de la rebelión popular de octubre de 2019, luchar por los derechos indígenas, contra la corrupción, en defensa del medio ambiente, entre otros, que lo ubican en el arco político de la izquierda.
Pérez, para completar la imagen y no ver espejismos, propone una orientación económica claramente capitalista, coincidiendo en muchos aspectos con el propio Lasso a quien llamó a votar en las elecciones de 2017 contra el candidato de Correa. En esta oportunidad no se pronunció al respecto durante la campaña, pero se supone que adoptaría la misma postura aunque tal vez de forma menos abierta después del desastre al que han llevado al país las políticas de Moreno.
Incluso Lasso dijo durante la campaña, quizás de manera oportunista para captar más electores del espacio anticorreísta, que votaría por Pérez contra Arauz si se daba tal escenario. Ahora habrá que ver si la promesa se concreta, ya que no parece fácil para un empresario de la derecha tradicional, blanca, de Guayaquil, apoyar a un candidato indígena con perfil “de izquierda”.
Lo cierto es que la tendencia indica que la segunda vuelta tendrá como protagonistas a Arauz y Pérez. Y hay que destacar que con el 35% de las actas escrutadas Pachakutik ganaba con un 27% en la elección a la Asamblea Nacional (seguido por Unión por la Esperanza con un 24%).
El nuevo escenario de balotaje también significa un problema para el candidato de Correa. Sus arquitectos de campaña deberán “resetearse” y elaborar nuevas estrategias porque ya no podrán simplemente polarizar contra el neoliberalismo y el capitalismo salvaje.
El aura progresista que ha pretendido imprimir Rafael Correa a su Revolución Ciudadana, que más allá de todo discurso mantuvo lo esencial del capitalismo dependiente ecuatoriano como la dolarización o el extractivismo económico, perderá necesariamente su monopolio al medirse con un referente indigenista y ecologista como Yaku Pérez que cuenta con el apoyo mayoritario de la Confederación indígena (CONAIE), organización clave en la dirección de la rebelión popular de 2019 que terminó conteniendo el movimiento frenando la demanda de que se vaya Lenín Moreno.
Pero no sólo tiene el apoyo de ese sector social, amplio y tradicionalmente combativo. Como señala un analista, Jorge Ortiz, este resultado “no se explica sólo con el voto indígena ni ecologista; evidentemente hay un componente alto de votación urbana y esa votación es joven" (Infobae, 7/2).
Para completar el complejo panorama que se abre, hay que mencionar a otro ganador de la jornada, el empresario out sider Xavier Hervas. Recientemente llegado a la política, con perfil de “emprendedor” que empezó desde abajo con una pequeña panadería familiar hasta llegar a ser un empresario agrícola “triunfador”, critica el neoliberalismo y propone la participación e inversión estatal en la economía y sobre todo luchar “contra la corrupción”.
Fenómeno en TikTok, trata de empatizar con sectores juveniles “rompiendo los esquemas tradicionales” como la polarización entre correístas y no correístas y llamado a terminar con “las divisiones”. Una de sus frases durante la campaña fue “debemos evitar un incendio social, los políticos nos están llevando a un incendio social en su corrupción y en su mediocridad” (El País, 6/2).
La Izquierda Democrática de Hervas cosechó un nada despreciable 15,98% y se va a convertir en pieza clave para definir la segunda vuelta en abril. De esto ya tomó nota Arauz que tras conocerse los resultados del conteo rápido declaró "Hay que felicitar la campaña que realizó Xavier Hervas, con mucha creatividad, apelando a la juventud. Fundamentalmente apalancado a las nuevas tecnologías de la información", y agregó "Nosotros estamos totalmente dispuestos a conversar, a encontrar puntos de coincidencia" (La República, 7/2).
En definitiva, las elecciones de este domingo muestran que la rebelión de octubre de 2019 y el desastre económico y social que provocaron la orientación económica y la gestión de la pandemia de Lenin Moreno, han abierto una nueva situación política que resaltará por su inestabilidad y tendencias al estallido social.
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