La última actualización del caso Lozoya vino en diciembre pasado, cuando el exsenador panista, Jorge Luis Lavalle, participó en una audiencia cuestionando su relación con el priísta. Según Lozoya, Lavalle recibió sobornos de la bancada panista que provenían de los negocios que se gestaban en la red de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.

Antes de eso, el también panista Rafael Jesús Caraveo Opengo, quien fue secretario técnico de la Comisión de Administración en el Senado, admitió en noviembre pasado haber recibido maletas con dinero de Odebrecht, procedimiento que fue captado en video, el cual circuló en redes el mes de agosto de 2020.

Emilio Lozoya, parte del gabinete de Peña Nieto, se desempeñó como director de PEMEX en la administración pasada y está acusado de corrupción una vez que se publicara la extensión de la red de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht. Fue aprehendido en España y extraditado a nuestro país, pero necesitó recibir tratamiento presuntamente por problemas de esófago y anemia, por lo que su primera audiencia se hizo de manera virtual. Recientemente, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) pidió que se publiquen los datos del traslado de Lozoya del hangar del aeropuerto al Hospital Ángeles del Pedregal, donde fue atendido.

Sin embargo, desde el primer momento el procedimiento hedía a impunidad. Las audiencias se hacen a puerta cerrada, con poca participación de la prensa; asimismo, Lozoya entró en un convenio con el gobierno de ser testigo protegido a cambio de dar más nombres de los involucrados.

El presidente López Obrador ha sido enfático en más de una ocasión a ser reacio a juzgar a los expresidentes y funcionarios de otras administraciones, estresando que "no se los va a perseguir". Esto contrasta con su actitud cuando se encontraba en la oposición, cuando exigía el juicio al expresidente Peña Nieto por el cargo de traición a la patria.

Por el contrario, ha sido más frecuente ver a López Obrador recitar "olvido no, perdón sí" y enfatizar el otorgar amnistía a los funcionarios de otras administraciones. Como muchos otros casos mediáticos, el de Lozoya sólo es útil mientras se puede usar para azuzar a los opositores y después queda en el olvido para silenciosamente después otorgar la libertad del imputado. Mientras tanto, el pueblo mexicano sigue con sed de justicia.