Las trabajadoras de las telecomunicaciones, junto a nuestros compañeros varones, venimos cumpliendo un rol esencial en esta pandemia. Fuimos quienes garantizamos que podamos seguir comunicándonos, distrayéndonos, trabajando, estudiando, etc. En definitiva, garantizar muchos aspectos de la vida, también esenciales para el funcionamiento de este régimen social, de las empresas, de los negocios capitalistas.
Pero también, desde el inicio de la cuarentena, sobre nosotras recayó, aún más todavía, el peso de las tareas domésticas y el cuidado de niñes y adultes mayores que los empresarios y el Estado nos impusieron sin garantizar siquiera licencias o reducciones de la jornada laboral. Aunque al inicio del Aspo estaba estipulada la licencia por cuidado de les niñes, en la mayoría de los casos no se cumplió con esa disposición, y una gran cantidad de compañeras siguieron trabajando durante la jornada habitual en condiciones absolutamente estresantes. Tuvimos que seguir trabajando por medio de home office o de manera presencial, haciendo malabares para atender y ayudar a nuestrxs hijxs, a nuestrxs adultxs mayores. Nuestras compañeras tercerizadas se encuentran aún en peores condiciones y con sueldos paupérrimos. Muchas somos sostén de hogar.
Aunque se habló de esto en todo el mundo, y muchas nos organizamos para denunciarlo, nuestro sindicato FOETRA, como otros, no estuvo a la altura, la secretaría de Género de Foetra y la secretaría de la mujer y la familia de Satsaid deberían pelear porque las compañeras puedan llevar adelante las tareas de cuidado, sin restricciones de las patronales y sin complicidad del ministerio de Trabajo y de otras instituciones del Estado. ¿Porqué no lo hacen? Este 8M este es uno de nuestros motivos para salir a la calle.
¿Qué pasa con la vuelta a clases?
En estas últimas semanas, esta situación se complica aún más. Por un lado, la variedad de jornadas que se dispusieron hace que las familias (y, repetimos, sobre todo las madres) tengan que hacer lo imposible para compatibilizar los horarios de clases de sus hijes con los horarios laborales mientras las empresas no garantizan la dispensa. Sumado a que en muchos establecimientos educativos las condiciones edilicias son deplorables, los salones no tienen ventilación, no hay insumos suficientes para el cuidado de estudiantes y docentes, no hay baños suficientes y hasta en algunos casos siquiera hay agua. ¡Es un peligro y una exposición enorme al virus!
Otro problema con el que se encontraron muchos estudiantes durante el año pasado fue que no pudieron estudiar por falta de conectividad. De esto también da cuenta el Enacom que indica que el 36% de los hogares del país no posee acceso a internet. Y con los aumentos de tarifas que se vienen llevando adelante mucho más inaccesible es para las familias trabajadoras que cobran salarios de miseria. Nuestros sindicatos de las telecomunicaciones deberían ponerse a la cabeza en la exigencia para que las empresas garanticen la gratuidad del servicio a docentes y estudiantes, así como también deberían garantizarlo a quienes teletrabajamos en dichas empresas, y que venimos cubriendo todos los costos desde que comenzó la cuarentena.
Telecomunicaciones, Estado y Femicicios
Y si hablamos de falta de conectividad y desinversión de las empresas, no podemos dejar de mencionar con profunda indignación el reciente femicidio de Guadalupe, en villa la Angostura. Allí, las autoridades argumentaron que no tenía botón antipánico, a pesar de las reiteradas denuncias que había realizado, porque en la zona falta conectividad. Es responsabilidad de las empresas que vienen teniendo ganancias siderales y no invierten en mejorar y brindar servicio al conjunto de la población. Mientras tanto, los gobiernos, nacional y provinciales, no solo no se los exige, sino que además les garantiza la suba de tarifas. Los femicidios son el último eslabón en la cadena de violencia hacia las mujeres. En lo que va del año ya llevamos más de cincuenta femicidios. La responsabilidad del Estado es innegable y quedó más visibilizado aún en los hechos ocurridos con el femicidio de Úrsula, donde desestimaron las 8 denuncias que ella había realizado, encubriendo al policía que la asesinó, reprimiendo a quienes se movilizaron pidiendo justicia. Cuando algunos nos dicen que el Estado está ausente, nosotras decimos que día a día, es este Estado (capitalista y patriarcal) el que legitima, justifica y reproduce esta larga cadena de violencia hacia las mujeres, por medio de sus instituciones.
Este 8 de marzo tiene que ser una enorme jornada, en todo el país, donde expresemos todas nuestras demandas, en las calles. Las mujeres venimos con mucha fuerza, luego de haber conquistado el derecho al aborto, luego de muchísimos años. Y eso nos demuestra que luchar sirve y que vale la pena. Con esa misma energía, es que tenemos que poner toda nuestra fuerza en gritar bien fuerte ¡Ni una menos! ¡Si tocan a una, nos organizamos miles!
Desde Agrupación Violeta de las telecomunicaciones y Pan y Rosas (PTS/FIT) estamos convencidas que nuestros sindicatos FOETRA y SATSAID pueden y deben jugar un rol ante la situación que vivimos, comenzando por darle fuerza y tomar nuestros reclamos, realizar asambleas en todas las oficinas e impulsar la movilización para este día internacional de las mujeres.
Invitamos a las trabajadoras y trabajadores de las telecomunicaciones a participar con la Violeta y Pan y Rosas este 8 de Marzo.
- ¡Que se garanticen licencias para el cuidado de niñes y adultos mayores!
- ¡Que las empresas garanticen la conectividad en todo el país! ¡Internet sin cargo para docentes y estudiantes!
- ¡Nuestras vidas importan! ¡Ni una menos! ¡Basta de Violencia hacia las mujeres! ¡Si tocan a una, nos organizamos miles.
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