El presidente Alberto Fernández anunció este lunes que enviará al Congreso un proyecto de ley para declarar una emergencia en los servicios públicos y regulados, lo que permitirá avanzar en la tarea de "desdolarización" de las tarifas y "adaptarlas a una economía que tiene sus ingresos en pesos".
El 15 de marzo se realizará la audiencia pública convocada por el Ministerio de Energía para definir los precios del gas natural y el nivel de subsidios que otorgará el estado nacional. Luego, el 16 de marzo, a solicitud de la Unidad Reguladora Nacional de Gas (Enargas ) se discutirá una tasa de transición en los servicios de transporte y distribución.
De todas formas, cabe resaltar, que no se discutirán los aumentos ya dispuestos ni mucho menos retrotraer las tarifas a los niveles previo a los tarifazos bajo el Gobierno de Macri. Si efectivamente fueron un "martirio" (y lo son), entonces lo más adecuado sería eliminarlos desde el principio.
Además, aunque Fernández hable de "desdolarizar" las tarifas, lo que no se pone en discusión es la privatización de los servicios públicos, que desde los años de Menem, vienen siendo una gran estafa para los trabajadores y significaron enormes ganancias para las empresas.
Fernández también anticipó la presentación de un proyecto de ley que contemplará de manera integral la industria de los hidrocarburos, con el fin de impulsar la actividad "desde su extracción hasta su industrialización, y que cree las condiciones para el desarrollo de los recursos energéticos que el país brinda en beneficio de los argentinos. hombre y mujer ".
“La política energética es fundamental para garantizar el desarrollo del país”, remarcó el presidente.
Esto, a futuro inmediato, significará más dependencia del fracking, es decir, de un proceso sumamente contaminante, que ya se cobra sus víctimas cerca de la emblemática Vaca Muerta.
Demás esta decir, que los recursos que se obtengan de la destrucción del medioambiente, ni siquiera serán para las urgentes necesidades populares. Los dólares que se ganen, irán a parar al pago de la deuda y mantener la fiesta de los bonistas internacionales.
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