Dos años después de haberlos despedido, la multinacional tuvo que permitir que tres obreros retomaran sus puestos de trabajo en la planta de Pompeya, en la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de un importante precedente frente a los ataques patronales en curso.
La lucha paga, y esta semana volvió a quedar comprobado. Pasaron dos años de los despidos, durante los cuales hasta la Justicia debió reconocer el justo reclamo y decir que correspondía la reinstalación de los trabajadores en sus puestos, fallo largamente incumplido por la multinacional de las gaseosas. Ahora la patronal de Femsa S.A. tuvo que permitir el ingreso de tres integrantes de la Agrupación Marrón que continuaban peleando por volver a la Planta Alcorta, de donde nunca debieron haberse ido.
Primero fue Ariel Osuna. Luego siguió Cristian Durán. Y hoy entró a trabajar José Luis Barberán. El recibimiento de sus compañeros fue muy cálido, y la alegría de la familia Marrón, enorme. La agrupación celebra este gran paso adelante junto a quienes desde 2018 pasaron a formar parte fundamental de su vida cotidiana como grupo: la Comisión de Mujeres. Esas aguerridas esposas e hijas de los trabajadores están a pocos días de conmemorar el momento en que fueron protagonistas del Día Internacional de las Mujeres, allá por 2019. Ese año, al frente de cientas de trabajadoras y estudiantes, arrancaron el día cortando Callao y Corrientes, mostrando a la patronal y el gobierno de Macri que no las iban a doblegar, menos aun después de ser reprimidas días antes en el mismo lugar. Por la tarde de un 8 de marzo inolvidable, una de ellas habló frente a miles en la Plaza de Mayo, con nervios difíciles de contener en una jornada tan emocionante.
Archivo LID
No es la primera vez que sucede algo así en la Planta Alcorta: ya se había logrado la reinstalación de otros compañeros años atrás, y también la efectivización de más de 142 contratados en 2005. La Marrón puede decir con orgullo que en más de dos décadas de existencia luchó consecuentemente por esto y por mejorar las condiciones laborales en la empresa, en una pelea desigual contra una patronal gigantesca. Se trata de una generación de obreros que en su mayoría arrancaron a trabajar en los 90 y pasaron de todo ahí adentro, incluidas muchas de las grandes crisis del país. El sindicato dejó pasar la mayoría de los ataques y se ubicó más cerca de la empresa que de los trabajadores. Ellos también son consecuentes. Por eso este primer triunfo desde que comenzó la pandemia tiene que servir como ejemplo de que organizarse y luchar vale la pena.
Que coordinar con otros sectores de trabajadores, familias y jóvenes da un impulso a la propia lucha, es una de las grandes lecciones que aprendieron estos trabajadores. También aprendieron que ninguna conquista dura para siempre, así como ninguna derrota es tampoco definitiva. Por eso, dormirse en los laureles no es una opción. Aún quedan varios compañeros por reinstalar en Planta Alcorta, además de cuatro compañeros luchando por sus puestos de trabajo en las plantas de Parral y Monte Grande. Organizados y organizadas seguirá siendo el camino elegido hasta que todos entren a trabajar.
Archivo LID 2019
Hoy una nueva generación de obreros camina los pasillos de la Planta Alcorta. Tanto ellos como quienes enfrentan los atropellos patronales a lo largo y ancho de todo el país tienen en los trabajadores de Coca Cola un ejemplo de que la lucha y la perseverancia dan sus frutos, y que cada pelea dada es un paso adelante que debilita a los enemigos de clase y fortalece la lucha del conjunto.
Gran triunfo de los trabajadores de Coca Cola y su Comisión de Mujeres. Tres de ellos fueron reinstalados después de haber sido despedidos en 2019. Un orgullo y un ejemplo para todos los trabajadores. pic.twitter.com/ZFtlgRd4uz
