Bajo una ligera influencia del cine de espionaje, ajustándose por un instante a una disposición lúdica de sus reconocibles marcas de representación, como si fuera la ficción de un simple juego, El agente topo (2020), cuarto largometraje de la documentalista chilena Maite Alberdi (Los salvavidas, 2011; La Once, 2014; Los niños, 2016), comienza en la oficina de una agencia de investigación privada. Rómulo Aitken es un detective que debe resolver un encargo particular: una clienta desea saber si los servicios que presta el geriátrico donde se hospeda su madre son apropiados. Para descubrir si el trato es correcto, necesita de un hombre mayor que pueda infiltrarse en la residencia y, desde allí, investigar sin levantar sospechas. El operativo incluye un equipo de filmación que seguirá los pasos del agente encubierto, con la excusa de realizar un documental sobre el establecimiento, verdadera orientación de la película de Maite Alberdi, dado que la investigación planteada desde el inicio no funcionará más que como un pretexto.
Luego de una serie de entrevistas con distintos postulantes, el elegido será Sergio Chamy, un lúcido y sensible octogenario, bien dispuesto a abandonar su casa durante tres meses y cumplir la tarea que le fue asignada. Hace cuatro meses falleció su esposa y desea despejar su mente, recuperar su vitalidad, rehacer de algún modo su vida. Sin experiencia previa, y después de instruirse en los pormenores de la práctica detectivesca y en el manejo de los dispositivos tecnológicos necesarios para llevar adelante la operación -básicamente, el uso correcto de las aplicaciones del celular-, Sergio ingresará en el hogar de ancianos San Francisco, en la localidad El Monte, en Santiago de Chile.
Una vez allí, mientras indaga sobre el paradero de la mujer por la cual lo contrataron, el protagonista empezará a relacionarse con las residentes del geriátrico. Establecerá un diálogo cotidiano con muchas de ellas, las escuchará con afecto y atención, se ocupará de acompañarlas, cada vez más preocupado por su salud física y, sobre todo, mental. A medida que el involucramiento afectivo sea mayor, la investigación pasará a un segundo plano. Hacía el final de cada jornada, Sergio escribirá informes que luego comunicará a su jefe a través de mensajes de audio. Una forma de narrar lo que observa, hace y escucha a su alrededor, una suerte de diario personal de su estadía. Eso mismo se propondrá con eficacia el documental de Alberdi: la observación detenida del funcionamiento del lugar. El modo de vida de sus ocupantes, sus historias, sus padecimientos, los deseos que todavía sostienen sus vidas, la presencia inevitable de la muerte. Así como también, la existencia de una soledad radical, filmada cuando no sucede mucho más que la espera larga y paciente de visitas familiares que no llegan. Una característica esencial que la película hacia el final terminará por hacer demasiado explícita, como si quisiera dejar asentado, innecesariamente, algún tipo de mensaje.
Única representante de América Latina en los premios Oscar 2021 -nominada a mejor largometraje documental-, ganadora en el Festival de Cine de San Sebastián, El agente topo consigue sus mayores logros en el registro amoroso -sin golpes bajos, sin crueldad- de aquellos momentos que evidencian la consolidación de una comunidad afectiva, definida por la fraternidad y la ternura, ya sea en circunstancias felices o cuando sobreviene, repentina, la desesperación.
La película está disponible en Netflix
Trailer oficial:
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Elenco: Sergio Chamy, Rómulo Aitken, Marta Olivares, Berta Ureta, Zoila González, Petronila Avarca, Rubira Olivares.
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Dirección: Maite Alberdi
Guion: Maite Alberdi
Música: Vincent van Warmerdam
Fotografía: Pablo Valdés
Duración: 90 minutos
Año: 2020
País: Chile-Alemania-España-Países Bajos-Estados Unidos