El re-lanzamiento de La Izquierda Diario se da en un momento (¿cuándo no?) de problemas, cambios y alteraciones en el mapa mediático argentino. Se trata de un medio impulsado por el PTS, que cuenta con aportes de sus lectores. Desde hace varios años –y en medio de discusiones y acusaciones sobre la militancia periodística y el periodismo militante- se planta en un lugar de la disputa política y desde allí propone su oferta de contenidos, noticias y opinión. Con las cosas claras.
Si uno sigue la historia de la prensa en Argentina trazada por el especialista, investigador y docente Martín Becerra, puede encontrarse hoy una especie de vuelta a los orígenes. Becerra clasifica esta historia en tres etapas donde la primera se caracteriza por el surgimiento de periódicos facciosos que disputan la organización política, económica y social del país con textos declamativos y argumentativos. Allí, la posición política y la militancia por tal o cual proyecto de país eran la carta de presentación ante los lectores. Los periódicos surgieron para dar esa disputa. Esto se dio entre el 1800 y 1870 cuando puede comenzar a hablarse del surgimiento de la etapa “profesional” del periodismo con empresas familiares que se dedican comercialmente a esta actividad. En una tercera etapa que da pie a la actualidad comienza la crisis del modelo comercial con crisis económica, profesional y social del lugar de la prensa.
La Izquierda Diario hace años que, como se dijo, plantea un lugar en la disputa política para realizar su actividad. En los últimos años, los grandes medios comerciales volcaron sus contenidos hacia la información y editoriales de tintes facciosos, como en los comienzos. Sin embargo, la mayoría de ellos esconde sus intencionalidades empresariales y políticas.
El vuelco a este tipo de contenidos puede verse muy claramente en el caso de las señales y portales de noticias. La incidencia de los diarios en papel se diluye con el correr del tiempo aunque mantienen algo de vigencia, en especial para el “prestigio” de las firmas periodísticas. Luego del conflicto del campo de 2008 por la Resolución 125, la discusión de la Ley Audiovisual y el enfrentamiento abierto del kirchnerismo con el establishment mediático, la “inmaculada concepción” de los medios pasó a ser un mito. No sólo los medios quedaron al descubierto en la pelea perdida por las banderas del “periodismo independiente”. Las audiencias cada vez están más preparadas y conscientes de las líneas editoriales de los medios que consumen y de sus intencionalidades políticas. Aunque quizás falte algo más de información sobre la trastienda económica que mueve esos intereses. Los televidentes, lectores y oyentes conocen, leen entre líneas y eligen.
Los intereses empresariales que participan del mercado mediático argentino son cada vez más diversos. Y las novedades e inversiones se expanden cada vez con mayor velocidad. Uno de los casos más claros de eso es el Grupo América. Sus dueños –Daniel Vila, José Luis Manzano y Claudio Belocopitt- tienen intereses en la medicina prepaga (Swiss Medical) y provisión de servicios públicos (Metrogas y Edenor), entre otros. Y de allí parten sus principales ganancias, no de los medios. Lo mismo para el Grupo Clarín, que sostiene la mayoría de sus actividades de producción de contenidos (Clarín, Radio Mitre, TN, Canal 13) con números en rojo gracias a las millonarias ganancias que obtienen en el mercado de las telecomunicaciones con Telecom (Personal, Fibertel, Cablevisión, Arnet).
La expansión del Grupo Octubre en los últimos tres años también parte de actividades extra-mediáticas. Su dueño, Víctor Santa María, no sólo es Secretario General del sindicato de trabajadores de edificios (SUTERH) sino también lidera el partido peronista porteño y participó en distintas boletas electorales en los últimos años. La diversificación de negocios también dio origen a la expansión en medios del Grupo Indalo de Cristóbal López y Fabián de Souza, originarios del mercado del combustible, el petróleo y los casinos (de donde se retiraron durante el macrismo). El Grupo Olmos (dueño de Crónica) también tiene su principal actividad en la rama sindical con la prestación de servicios médicos. Telecentro (de Alberto Pierri) también produce noticias con las telecomunicaciones como principal fuente de ingresos.
En definitiva, parece difícil encontrar empresas de medios que no dependan de otros ingresos o tengan los medios en un pool de unidades de negocios que necesitan de aprobaciones o avales de los distintos gobiernos. Un último ejemplo de esto puede ser el acuerdo conseguido por Marcelo Figoli con la Municipalidad de Tigre (Massa) y la Provincia de Buenos Aires (Kicillof) para licuar deudas y poder comprar el Parque de La Costa con un proyecto de “relanzamiento turístico zonal”. Figoli fue el comprador de una parte de los medios de Sergio Szpolski (Rock & Pop y Splendid), es socio del Grupo América en FM Blue y relanzó a una de las radios más exitosas (y facciosas) de los últimos tiempos: Radio Rivadavia.
Este juego estaría incompleto si no se comentaran las declaraciones de Daniel Vila y Jorge Fontevecchia sobre el financiamiento acercado por el ex Presidente Mauricio Macri a La Nación para su relanzamiento audiovisual (que ya lo tiene tercero en el rating de las señales de noticias). Y que no fue desmentido por una de las accionistas, Esmeralda Mitre. Y faltaría mencionar, entre otras cosas, los intereses del macrismo en la principal productora de TV, Kuarzo de Martín Kweller, donde uno de sus accionistas es nada más ni nada menos que Eduardo Cohen Watkins. Los lazos de Kweller se expanden a la Editorial Perfil con quien comparte el accionariado de su canal de televisión (Net TV) y a Radio Con Vos donde participa junto a Carlos Gorosito y Alberto Vijnovsky (con buenos negocios publicitarios con el gobierno porteño).
Plantear un lugar político y dejar claro el financiamiento de un medio –así también como sus condicionantes y limitaciones que esto pueda implicar- en 2021 parece más un acto de honestidad ante la audiencia que un crimen periodístico. Aunque parezca un lema vacío y obvio, todos los medios producen sus noticias, contenidos, análisis y opinión desde un lugar de la arena política. Lugar motivado por intereses económicos. Intereses económicos que poco tienen que ver con la actividad periodística.
* El autor es Licenciado en Comunicación Social (UNQ), magíster en Industrias Culturales y Becario del Conicet. |