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La Izquierda Diario
31 de marzo de 2021 Twitter Faceboock

Segunda ola
Maduro y Guaidó juegan con la salud del pueblo venezolano
Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS)

La pandemia sigue su curso acelerado en lo que los especialistas catalogan como una segunda ola. Los datos oficiales, si bien son opacos, muestran incluso esta tendencia, donde tanto los contagios como los casos de fallecimiento siguen el curso ascendente, con los hospitales colapsados y con infraestructuras deterioradas. La población necesita con urgencia ser inmunizada vía la vacunación para todas las personas. Pero en los últimos días hemos presenciado un acto funesto por parte del Gobierno de Maduro como por la oposición que lidera Guaidó, instrumentalizando para sus objetivos políticos un problema tan serio como la salud del pueblo.

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Venezuela ha recibido solo 250.000 vacunas Sputnik-V de Rusia y 500.000 dosis de Sinopharm de China, y sigue siendo el país sudamericano con el menor recuento de vacunas administradas, según datos compilados por la Universidad Johns Hopkins. El Gobierno no ha proporcionado cifras nacionales de vacunación y el plan de inmunización del país solo ha cubierto a pocos del sector de la salud y maestros de escuela hasta ahora.

Como hemos escrito un nuevo terremoto sanitario puede desatarse sobre el país. Que el sistema de salud ya es un colapso total por la catástrofe económica y social ya antes de la pandemia no es un secreto para nadie, se ve en todos los niveles que llegan a situaciones extremas. Ahora con la pandemia llega a situaciones extenuantes, de verdadera calamidad. Un nuevo salto de los contagios por el Covid-19 llevaría a una catástrofe generalizada en cuestiones sanitarias.

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Al momento que escribimos este artículo no hay claridad sobre el plan de vacunación que ha anunciado el Gobierno de Maduro, que habla de una fase masiva de vacunaciones para el mes de abril. Los ministros han declarado que esperan tener al 70% de la población vacunada a finales de 2021, meta que muchos expertos ponen en duda.

Pero mientras estamos en medio de esta trágica situación, de repente surgen los más diversos juegos políticos tanto del Gobierno como del opositor Juan Guaidó, luego que saliera a la luz pública un acuerdo entre ambos sectores para el acceso a un grueso de vacunas vía el sistema Covax. Y que luego pareciera no llevarse adelante. Un pacto que ha sido revelador del juego político que está detrás del mismo por muy diversas cuestiones a expensas de la salud del pueblo.

Por un lado, revelando lo que todo mundo ya sabe pero que la oposición, en toda esta tragedia, lo oculta. Que además de las sanciones económicas que no han hecho más que agudizar las calamidades del pueblo sobre una catástrofe que ya se arrastra por más de siete años, están las grandes confiscaciones de activos extraterritoriales del país además de las cuentas líquidas. Estas confiscaciones van desde la apropiación de la empresa Citgo en Estados Unidos hasta la retención del oro en bancos, como en el Banco de Inglaterra, además de las cuentas ya mencionadas. Inmensurables recursos que podrían estar disponibles para el pueblo en medio de la tragedia que vivimos, que se ha aumentado con la pandemia poniendo al pueblo a un verdadero desamparo sanitario y social.

De repente nos enteramos que el sector liderado por Guaidó ha solicitado a Estados Unidos, sí, al propio imperialismo, que libere alrededor de 30 millones de dólares para la adquisición de vacunas vía el mecanismo Covax. La solicitud se ha hace expresamente a la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Ofac) de Estados Unidos, poniendo de relieve toda la falsedad de que el supuesto “gobierno interino” de Guaidó controla los recursos, cuando en verdad, está en el control absoluto de Washington.

Pero por qué recién ahora, luego de más de un año en plena pandemia y con los casos de contagio como de fallecidos aumentando, aparecen ofreciendo parte de estos fondos, cuando no fueron solicitados su completa liberación para la mejora de infraestructura, planes masivos de pruebas PCR, equipamientos de hospitales, compra de todos los equipos e insumos de protección de todo el personal que trabaja en salud y para la población en general. Para el 28 de marzo, por ejemplo, la organización Médicos Unidos de Venezuela reporta 15 nuevos fallecimientos de personal de la salud con criterios para Covid-19, para llegar a 408, siendo que también oficialmente se reportan 1565 fallecidos totales en el país.

¿Por qué, si realmente la oposición que lidera Guaidó dice declarar la emergencia sanitaria del país, ha estado impávido en proponer desde el primer momento el levantamiento de las sanciones y la suspensión automática de todas las confiscaciones? ¿Por qué mientras se sufren los mayores padecimientos el oro del Estado venezolano continúa confiscado en Inglaterra, y peor aún, sometido a disputas jurídicas tanto entre Guaidó como Maduro? ¿Por qué ahora sueltan 30 millones de dólares, pequeña parte de todo lo confiscado, bajo condiciones que nadie conoce?

Venezuela no ha recibido hasta el momento vacunas de Covax debido a las deudas que el país tiene con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero el viernes 26, la oposición, liderada por Juan Guaidó, anuncia que dedicaría los 30 millones de dólares a pagar esas vacunas de los fondos confiscados.

En su contracara vemos al Gobierno de Maduro en otro juego político, anunciando que no usará las dosis de AstraZeneca en el plan de vacunación que son las disponibles por el mecanismo Covax, argumentando las distintas situaciones y complicaciones que se han presentado en otros países al hacer uso de ella, cuando ya se habían llegado a acuerdos previos, incluso cuando esta noticia ya estaba circulando en Europa de los problemas que se argumentaban que adolecía. No somos especialistas para argumentar sobre las complicaciones de las diversas vacunas, que solo le puede caber a un comité de científicos en el ramo, idóneos y con capacidad comprobada, y de los trabajadores de la salud, pero sí podemos señalar los usos políticos que hay detrás de todos estos movimientos.

Todo parece indicar que la negativa obedece a razones de la pugna política. El Gobierno habría planteado tener el acceso soberano a los recursos confiscados, y no que le llegasen como gracia del “gobierno interino” de Guaidó, al no haber evidentemente acuerdo con eso, decidió echarse para atrás en el asunto. Salió entonces con dos nuevas propuestas. La primera, la probable adquisición de Cuba de la vacuna Soberana 02 que aún, de acuerdo con las propias autoridades cubanas, está en fase III de los ensayos clínicos, suministrándose de forma masiva a personal de salud en La Habana como parte de esta fase. La segunda ha sido el anuncio Maduro en el que propone un acuerdo de "petróleo por vacunas", sin ofrecer detalles sobre cómo funcionaría el esquema, justamente cuando la producción petrolera se ha desplomado a niveles de la década de los años 30 del siglo pasado. Y por medios no oficiales, ha trascendido vía el medio Bloomberg, que el Gobierno de Maduro estaría proponiendo la compra de la vacuna de dosis única de Johnson & Johnsona través también del mecanismo global Covax,que es respaldado por la OMS.

Vilezas y miserias de Maduro y Guaidó

La oposición de derecha acusa al Gobierno de Maduro de vileza por anteponer el control de los recursos al hecho de que puedan llegar las vacunas. Se estarían usando los argumentos contra la AstraZeneca en base a lo acontecido en algunos países de Europa, pero no sería el fondo de la cuestión, puesto que la propia OMS le dio visto bueno luego de las dudas y muchos países la están usando (aunque no hay que perder de vista que esto también tiene como marco de fondo la crisis desatada de las vacunas a escala mundial, donde unos pocos países acumulan cerca del 80 % de las vacunas producidas mientras la inmensa mayoría de las naciones y población mundial siguen con un acceso completamente limitado). Las razones parecen apuntar en otro sentido: la propia Vicepresidenta, Delcy Rodríguez, al tiempo que argumentaba las razones científicas, denunciaba la propuesta de Guaidó como “robo, extorsión y secuestro” de los recursos que serían destinados a la atención de la crisis por la pandemia, al negarse a liberar los recursos del país retenidos por las potencias occidentales, en especial EE.UU.

“La propuesta del Gobierno de Venezuela es liberar los recursos para la provisión de las vacunas al pueblo venezolano”, señaló Rodríguez. Por supuesto, la liberación implica que retorne al control del Gobierno Nacional, es decir, el gobierno de Maduro. EE.UU. y Guaidó niegan esta posibilidad, y la Vicepresidenta responde que el país “no está pidiendo limosna”, sino los importantes recursos que tiene confiscados, y remató: “No necesitamos limosnas, Venezuela tiene su patrimonio para atender esta emergencia”.

He allí las verdaderas razones para rechazar esta vacuna y ese esquema planteado. Debemos decir los siguiente: el Gobierno venezolano, incluso el de Maduro, un gobierno rechazado ampliamente por la población y que se mantiene con mecanismos cuasi-dictatoriales, tiene el derecho soberano de exigir el acceso a los recursos del Estado confiscados por potencias imperialistas, es una cuestión elemental: ¿con base a qué estas potencias se abrogan el “derecho” de bandidos a retener y apropiarse de bienes de otra nación soberana?

Sin embargo, sabiendo que esto es parte de la pugna política, y teniendo en cuenta la terrible situación del país, a las puertas de un dramático colapso sanitario por la pandemia, y siendo unos de los países del continente que menos porcentaje de vacunación tiene, es condenable que el gobierno condicione la llegada de las vacunas, a que le devuelvan el acceso inmediato a los recursos nacionales. Bien pudiera permitir el ingreso de las vacunas y seguir su exigencia por retomar el control de los recursos, si realmente su interés supremo fueran las necesidades del pueblo.

Ahora bien, precisamente por ese cuadro, es una hipocresía mayúscula de la derecha que respalda a Guaidó, pretender señalar con el dedo acusador al Gobierno por este motivo, ¡cuando precisamente son parte del mecanismo miserable, ultra reaccionario, de que potencias extranjeras le retengan recursos económicos al país, en medio del drama que se vive, tan solo por el objetivo político de lograr un cambio de gobierno afín a sus intereses! ¿Y pretenden hablar de vileza en el ojo ajeno?

Les parece deplorable que Maduro condicione el ingreso de las vacunas a que le devuelvan el control de los recursos del país, pero no les parece deplorable que esos recursos soberanos los haya confiscado otra nación, al más rancio estilo imperial, solo para lograr sus propios fines políticos. Cuyos funcionarios, con todo el descaro imperialista, han reconocido abiertamente que tales confiscaciones y sanciones afectan la vida del pueblo y que eso es parte del objetivo. ¡Eso no les parece vil y miserable a esta derecha cínica!

Por eso es que decimos que basta de jugar con la salud del pueblo, y peor aún en estos momentos tan dramáticos. Ante el temor del contagio y de riesgo de muerte, la población clama por su derecho a ser vacunado y que su salud no sea carne de cañón de las disputas políticas en las alturas. Es fundamental en estos momentos exigir vacunas para todos de manera urgente, siendo que el Estado debe adquirir las vacunas necesarias para toda la población.

Es fundamental también exigir que se liberen las patentes

Liberar las patentes y los derechos de propiedad que rigen sobre las vacunas, es la única medida de fondo para que las mayorías en el mundo accedan a la (hasta ahora) única vía de mitigar los efectos letales de esta pandemia: la vacunación a gran escala.

Las patentes y la propiedad intelectual no son nada más que la apropiación privada de un bien común: el conocimiento científico y técnico que se ha ido acumulando durante años o décadas, producto de múltiples investigaciones en diferentes países, en gran parte financiado con dinero público, en universidades, hospitales o centros de investigación de todo el planeta, financiado centralmente con millones de dólares con dinero público.

Por eso la cuestión de fondo también está no solo en que se libere el acceso a las vacunas en cuestión. En este drama hay un asunto que ninguno de los sectores reclama, como es la liberación de las patentes de todas las vacunas. Las grandes farmacéuticas y laboratorios se niegan a liberar las patentes, que permitirían una producción y acceso más masivo y extendido, pero en Venezuela es un tabú, tanto en el Gobierno como en la oposición, incluyendo los sectores empresariales, se niegan al reclamo que se liberen las patentes. Nada hacen para sumarse a la campaña mundial por la eliminación de las patentes.

La lucha por vacunas para todos y por la liberación de las patentes está planteada como una necesidad urgente ante la catástrofe de la pandemia. Esto permitiría que los países, incluida Venezuela, no solo tengan acceso sin restricciones de las vacunas, sino que también estarían en condiciones de producir las vacunas masivamente, y más cerca de garantizar vacunas para todos. Todo esto también es parte de las vilezas y miserias que están en juego.

#VacunasParaTodos administradas por comités de especialistas y trabajadores de la salud, con participación de las comunidades

Así como hemos venido sosteniendo desde el inicio de la pandemia, en nuestra declaración de marzo del 2020 (A problemas extraordinarios, medidas extraordinarias: ¡para evitar que esta nueva crisis profundice la catástrofe que ya arrastramos!) que todos los recursos del sector privado asociados a la salud y susceptibles de usarse para responder a la emergencia, deben ser centralizados por el sector público y que sean comités de los propios trabajadores de la salud y especialistas quienes controlen su uso, no los burócratas ni los militares.

Es fundamental que en la actual pugna política entre el Gobierno y oposición que dice controlar recursos confiscados por potencias imperialistas, el pueblo trabajador tiene que organizarse y no terminar siendo víctima de las indolencias de estos factores de poder, que por sus pugnas retrasan el ingreso de las vacunas. La única manera es desarrollar organismos independientes a nivel de lugares de trabajo y locales, constituyendo en base a los mismos y de manera urgente un Comité a nivel nacional conformado y controlado por los trabajadores de la salud electos democráticamente, que incluya a los sindicatos del sector, gremios de enfermeras y enfermeras, personal científico idóneo y comprobado de las sociedades médicas y de las academias, con la participación de las comunidades, que tenga el control y la capacidad de decisión para la adquisición de los tipos de vacunas necesarias y aplicación masiva de las mismas, utilizando toda la infraestructura estatal y disponiendo de todos los recurso necesarios.

Por eso es que también planteamos que todos los recursos disponibles del sector privado asociados a la salud, el dinero recuperado de todas las confiscaciones por las potencias imperialistas, de los obtenidos de los fuertes a las grandes empresas y fortunas y todos los recursos disponibles para la adquisición de las vacunas deben estar bajo el control y centralizados por estos comités. Tal comité no debe tener compromiso político ni con la oposición vinculada a Guaidó ni con el Gobierno de Maduro, solo con el compromiso del bienestar y la salud del pueblo.

Recurso hay para la adquisición de las vacunas, ya ha quedado al descubierto. ¡Exijamos con fuerza que cese el chantaje de la oposición proimperialista, apadrinada por EE.UU., con la confiscación de los recursos! ¡Exijamos también al Gobierno de Maduro que deje de poner como condición para el ingreso al país de esas vacunas, su acceso inmediato a los recursos confiscados! Es un reclamo que bien puede seguir haciendo, luego del ingreso de las tan necesitadas vacunas, pero ¡ya bastante ha sido sacrificado el pueblo venezolano por las políticas de este mismo Gobierno, y las posteriores sanciones imperialistas, para que se pongan más obstáculos al acceso a una cuestión tan vital como las vacunas, en un país con un sistema de salud desmantelado por la propia gestión gubernamental!

Una cuestión elemental en este camino es exigir la eliminación inmediata de todas las sanciones económicas y de todas las confiscaciones de bienes extraterritoriales de los que ha sido víctima el país. ¡Abajo las sanciones imperialistas! No se puede estar a merced del chantaje político por parte de la oposición. Todos esos recursos deben ser usados para la adquisición de todas las vacunas necesarias para toda la población y el plan de conjunto de emergencia sanitaria.

También consideramos que es imprescindible imponer fuertes impuestos a las grandes empresas nacionales y extranjeras, impuestos progresivos a las ganancias y grandes capitales nacionales y extranjeros, incluyendo la banca, basta de tanta alcahuetería de seguir eximiéndolos de impuestos; repatriación forzada de capitales, conminando a todos los que desangraron al país a traer todos esos recursos que hacen falta con tanta urgencia, o caso contrario, estatizar sus bienes en el país; ningún plan de renegociación ni pago de deuda externa como ya anuncia el Gobierno.

Todo esto como parte de un plan de emergencia que ya hemos desarrollado por extensión recientemente el 18 de marzo y que está disponible en la siguiente declaración: Por un plan de emergencia que garantice los recursos ante la crisis sanitaria y social y #VacunasParaTodos.

Se trata de medidas de un programa propio de los trabajadores y el pueblo pobre para hacer frente a la pandemia, defender el derecho a la salud y a la vida, y posicionarse como un sujeto activo y actor clave en la situación, para evitar que esto venga a significar una profundización de la catástrofe social y sanitaria que ya venimos padeciendo.

 
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