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10 de abril de 2023 Twitter Faceboock

Aniversario
Emiliano Zapata: tierra, revolución y libertad
Meke Paradela | @mekepa

En 1919 fue fusilado en una emboscada uno de los mayores exponentes de la Revolución mexicana y de la resistencia campesina. Al día de hoy, continúa siendo un símbolo indiscutido de lucha.

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Imagen | Mariano Mancuso

1888, Morelos, México. Un niño de nueve años presencia, no sabemos si por primera vez, el desalojo de un grupo de campesinos de unas tierras por parte de terratenientes locales. Está junto a su padre, quien ante sus preguntas le responde que ellos no podían hacer nada. “¿No se puede? Pues cuando yo sea grande, haré que se las devuelvan”, respondió.

Este niño no era otro que Emiliano Zapata, quien con el correr de los años será apodado como el Caudillo del sur y que luchará por la expropiación de las tierras campesinas que estaban a manos de grandes hacendados en el marco de la Revolución mexicana.

El rebelde

El año de 1879 se puede ubicar dentro de un contexto bisagra a nivel histórico, con un imperialismo incipiente y con numerosas luchas en un mundo que empezaba a profundizar aún más las desigualdades. Quizás sea una mera coincidencia, pero también fue el año que vio nacer a León Trotsky y a Emiliano Zapata, dos personalidades que luego protagonizarán revoluciones a miles de kilómetros de distancia pero con demandas en común.

Zapata tuvo un fugaz paso por el ejército cerca de sus 20 años, pero el recuerdo de los campesinos sin tierra fue una constante ya desde los albores de su carrera más política, momento en el que empezó a informarse sobre el derecho de propiedad de los pueblos sobre las tierras, negados por las Leyes de Reforma que regían por entonces. En 1910 recuperó las tierras de Villa de Ayala que estaban protegidas por la policía y desde entonces fue considerado como “bandolero”. Fue justamente en este territorio donde luego vio la luz el denominado “Plan de Ayala”, un proyecto de reforma agraria que se proponía la expropiación de los latifundios y cuestionaba las leyes que beneficiaban a los terratenientes. Las palabras del plan que pasaron directamente a la historia fueron “la tierra es de quien la trabaja”.

En 1911 fue elegido como nuevo jefe revolucionario del sur a las órdenes de Francisco Madero, cuya proclamación en contra del gobierno de Porfirio Díaz fue considerada como el inicio de la Revolución Mexicana. Sin embargo, las reivindicaciones agrarias de Zapata eran radicales para los maderistas y comenzaron una serie de enfrentamientos políticos y armados con este sector. Tratado de “rebelde” por el gobierno al mando, por no aceptar el licenciamiento de los soldados si no les entregaban tierras a cambio de dejar los fusiles, Zapata se encontró nuevamente “al margen” de la ley hasta lanzar el Plan de Ayala, desconociendo al reciente gobierno de Madero y con la exigencia de la repartición de tierras expropiadas bajo los años de Porfirio Díaz. La tierra seguía siendo para el Caudillo del sur la prioridad absoluta de la Revolución mexicana.

Los enfrentamientos continuaron entre estos sectores y el Ejército Libertador del Sur comandado por Zapata por la implementación del Plan de Ayala, y cobraban cada vez más fuerza: hacia 1914 lo conformaban más de 27.000 soldados que rodearon y cercenaron la capital de México hasta finalmente ingresar en noviembre de ese año, previo pacto de Zapata con Francisco “Pancho” Villa y su ejército División del Norte. La imagen de ambos dirigentes en el Palacio Nacional constituyó un momento histórico para la posteridad.

Encuentro de Pancho Villa y Emiliano Zapata.

La revolución como "interés supremo"

En 1915 instauró la denominada “Comuna de Morelos” en su ciudad natal, una experiencia de organización en donde se llevarían adelante los postulados zapatistas. La experiencia de Morelos no se extendió y no pudo superar la ofensiva del gobierno, y hacia 1916 y 1917 Zapata ya había sufrido decisivas derrotas.

Al mismo tiempo, entusiasmado por el triunfo de la Revolución rusa, dirigida por León Trotsky y Lenin, Emiliano Zapata escribió una carta, a su Estado Mayor dando cuenta de las luchas y las premisas que los revolucionarios llevaban adelante, de uno y otro lado del planeta: “Mucho ganaríamos, mucho ganaría la humanidad y la justicia si todos los pueblos de América y todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que la causa del México Revolucionario y la causa de Rusia son y representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los pueblos oprimidos…"

Acorralado y desesperado por conseguir nuevas alianzas, Emiliano Zapata fue engañado por Jesús Guajardo, quien asesinó a 50 soldados federales únicamente para convencerlo de su interés por ayudarlo. La traición se materializó cuando concurrió a una cita que tenían programada el 10 de abril de 1919 y fue asesinado a sangre fría con más de 20 balas que impactaron en su cuerpo, quien fuera considerado uno de los grandes líderes de la Revolución mexicana.

[Video] La revolución mexicana: gran gesta de los oprimidos.

 
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