Este lunes la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, informó que se ha llegado a un "compromiso" con los gobiernos de Honduras, Guatemala y México para aumentar los controles fronterizos por medio del despliegue de más tropas militares en la frontera sur, con el fin de evitar el paso de migrantes hacia Estados Unidos.
Destacó que pese a que México decidió mantener 10 000 tropas en su frontera sur, Guatemala envió 1 500 policías y militares a su frontera, y Honduras desplegó 7 000 policías y militares, el paso de las caravanas migrantes no se ha detenido, pues 172 000 inmigrantes indocumentados fueron detenidos en marzo en la frontera de Estados Unidos con México, un alza de 71% en un mes y el nivel más alto en 15 años.
Según Psaki, el objetivo de este acuerdo "es hacer más difícil el viaje y el cruce de fronteras". El gobierno de Joe Biden viene sorteando una crisis migratoria que se ha agudizado por los efectos de la pandemia, pese a esto, ha implementado políticas de detención y deportaciones masivas, mientras que continúa con la separación de familias y mantiene a por lo menos 5 mil menores en centros de detención.
Esto se debe a que Estados Unidos busca que se frene la migración desde la frontera sur y se contenga a los migrantes deportados en territorio mexicano en la frontera norte. Mientras tanto los gobiernos centroamericanos, como el de la 4T siguen subordinándose a sus políticas anti migratorias de militarización de las fronteras.
Esto ha ocasionado que la mayoría de los migrantes hondureños, guatemaltecos o salvadoreños, entre otros, que cruzan México para llegar a Estados Unidos ahora se enfrentan no solo a las mafias y redes de trata de personas, sino a una verdadera milicia reforzada por López Obrador que "contiene", reprime, encarcela y expulsa a miles los migrantes centroamericanos, a pedido de Estados Unidos.
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