“Ya he hablado públicamente sobre ello y lo repetiré una vez más: mientras yo sea presidente, esto no va a ocurrir. Seguirá habiendo ’papá’ y ’mamá’” afirmaba el presidente de la República Federal de Rusia a principios del 2020.
Desde el año pasado Vladímir Putin, lanzó una reforma constitucional que buscó avanzar nuevamente contra la comunidad LGBTIQ+. En esta ocasión definió con claridad los límites del matrimonio: solo puede ser “entre un hombre y una mujer”, algo que no formaba parte de la Constitución rusa hasta ahora.
Las modificaciones fueron votadas a favor en un referendum realizado a mitad del 2020 que sacó un 78% de votos a favor, y que en marzo de este año fue aprobado por el parlamento. La semana pasada el presidente firmó la nueva Constitución con las modificaciones que él mismo propuso.
La reforma generó eco internacional tras un spot homoodiante que salió a la luz durante el 2020 y fue ampliamente repudiado. En el video, realizado por un grupo de medios pro-Putin llamado Patriot, se podía ver como un niño se ponía triste al ser adoptado por una pareja gay, y las caras de repulsión de una cuidadora y otra espectadora. El spot termina con la frase: “¿Qué Rusia eliges? Decide el futuro del país, vota por las enmiendas a la Constitución”.
De esta manera, busca reafirmar los valores de la familia tradicional fomentando su discurso de odio a la diversidad sexual y cancela de plano la posibilidad de legalizar el matrimonio igualitario (salvo reforma constitucional mediante).
La reforma también postula a la “fe en Dios” como uno de los valores centrales, lo que supone un guiño hacia la Iglesia Ortodoxa, una de las aliadas del gobierno. A su vez, habilita a Putin a ser reelecto en dos ocasiones más, y le otorga a los expresidentes de Rusia inmunidad judicial para siempre.
La política de odio sistemática hacia las personas LGBTIQ+ por parte del gobierno de Putin tiene larga data. En 2013 aprobó una ley anti propaganda homosexual donde se pena cualquier posible expresión pública sobre "relaciones sexuales no tradicionales" con el objetivo de garantizar la crianza de niñes lejos de cualquier idea o expresión ligada a la diversidad sexual.
A partir de la misma el Estado ruso persiguió y condenó a activistas y artistas en todo tipo de ocasiones. El gobierno incluso llegó a censurar películas como la de Elthon John. La organización de las personas LGBTIQ+ para defender sus derechos elementales se volvió mucho más dificultosa debido a que cualquier expresión pública de algún tipo es motivo de persecución estatal. |