En septiembre de 2019, el director francés Martin Boudot realizaba Los Campos envenenados de Paraguay, un documental coincidente con el estudio liderado por la investigadora Stela Benitez Leite, que fuera publicado, en ese mismo año, en la revista científica Indian Journal of Medical Research con el título “DNA damage induced by exposure to pesticides in children of rural areas in Paraguay” o “Daño al ADN inducido por exposición a plaguicidas en niños de zonas rurales de Paraguay” en nuestra lengua.
Dos años después, por estos días y hasta el 31 de mayo, se está realizando el XII Ciclo de Cine Europeo en Paraguay y Los Campos envenenados de Paraguay tiene su exhibición. Sin embargo, los empresarios ganaderos no quieren que la información se propague. Así es que la Asociación Paraguaya de Productores y Exportadores de Carne presentó una nota de queja a la delegación de la Unión Europea en Paraguay. La intención es que el documental sea retirado del Ciclo. Ante esta situación, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Paraguay emitió este lunes 24 de mayo un comunicado donde manifiesta su apoyo al documental, que puede verse de forma gratuita en la página del ciclo.
El estudio de Benítez Leite
Su investigación en el Departamento de Medicina Comunitaria de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica de Asunción demostró que la exposición crónica a pesticidas utilizados en los cultivos industriales de soja produce daños en el ADN y puede llevar a desarrollar cáncer, diabetes, enfermedades respiratorias y desórdenes neurodegenerativos.
Sobre dos grupos de niños y niñas de entre 5 y 10 años, se realizó la comparación de muestras de ADN, extraídas de la saliva y sangre, además sobre el estado hepático y renal, y sobre el nivel de colinesterasa plasmática. El hemograma de la sangre fue analizado en un laboratorio de genética toxicológica mediante la implementación del uso del test de micronúcleo y test de cometa, que verifica rupturas sistemáticas en las hebras de ADN.
El primer grupo (A) corresponde a 43 niños nacidos y criados en comunidades dedicadas a la agricultura familiar rodeados de cultivos de soja, mientras que el segundo (B) eran 41 niños criados también en comunidades dedicadas a la agricultura familiar, pero en zonas sin sojales y donde se utiliza el control biológico de plagas.
Los resultados mostraron significativas diferencias en una larga serie de marcadores genéticos estudiados, demostrando una clara causalidad entre la exposición constante a lo largo del tiempo a pesticidas y el deterioro sostenido de la salud de quienes se ven obligados a convivir día a día con estas prácticas que priorizan la ganancia empresarial por sobre la salud de la población.
De empresarios y gobiernos de la soja
Al igual que Argentina, Paraguay constituye una “república de la soja”, en la cual Estados y gobiernos impulsan y avalan el agronegocio como parte fundamental de su matriz extractivista. Esto incluye dar vía libre a la fumigación de pueblos y territorios enteros con las consecuencias que ya se pueden ver en las luchas ambientales, en las denuncias de científicos, y en documentales como este que ahora se busca censurar.
Permanentemente personajes del sector privado, ligados al agronegocio, recorren los pasillos de los gobiernos y hasta ocupan cargos en organismos públicos en ambos países. En Paraguay, el caso del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y su presidente, Eduardo Felippo, están en el centro de esta polémica unidad. Eduardo Felippo pertenece a la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y también es el Ministro-Presidente del Conacyt (nombrado por Mario Abdo).
También contra la investigadora Benítez Leite, los representantes del agronegocio paraguayo realizaron en su momento una campaña por redes. El fin: deslegitimar su trabajo. Fue la Unión de Gremios de la Producción (UGP) quien estuvo a la cabeza, junto con figuras de los partidos políticos de derecha y ultra-derecha, como la Asociación Nacional Republicana (ANR), y por sectores ligados a la Iglesia Católica y a grupos evangélicos, y representantes del sector financiero. Todos ellos ejercieron tal presión en el Conacyt que la misma comenzó a analizar los proyectos de investigación que se evalúan en consejos.
Hay que terminar con el agronegocio
Paraguay es el cuarto exportador de soja del mundo, con cerca de 30.000 kilómetros cuadrados dedicados al cultivo de esa planta. La mayor parte de las plantaciones de soja del país son cultivos modificados genéticamente para que no les afecte el uso de agroquímicos que destruyen el resto de la vegetación, pero las poblaciones humanas no se salvan de las mismas consecuencias, que es lo que muestra el documental que se busca censurar: alteraciones en el ADN de quienes conviven con estas sustancias; alteraciones que pueden llevar al cáncer entre otros trastornos mortales en la salud.
Si buscamos avanzar en un proyecto integral que ponga en el centro de la discusión la salud de las personas y no la ganancia de unos pocos terratenientes y empresarios, es esencial terminar con el agronegocio e ir hacia una matriz agroecológica, bajo control de los trabajadores, lo cual implica expropiar a los grandes terratenientes y nacionalizar el comercio exterior, entre otras medidas, tanto en el hermano Paraguay como en Argentina |