Luis Giordano
| Trabajador y congresal del Sindicato de Obreros Jaboneros del Oeste
José Esquivel tiene 56 años. Denuncia que la empresa aprovechó la pandemia para despedir a los de mayor antigüedad y que a él le inventaron una causa. Exige su reincorporación y pide que lo acompañen en la pelea.
“Soy José, me despidieron por un error que no cometí”. Así comienza la carta que José Esquivel escribió a sus compañeros y que hizo llegar a la redacción de La Izquierda Diario. “La empresa (IPESA) me inventa una causa, me impone una suspensión de 5 días y no conforme, me despide. Es algo armado para que me vaya sin nada, luego de mis 18 años de antigüedad y a mis 56 años, siendo sostén de familia numerosa y con un alquiler que pagar todos los meses”.
“El Esqui”, como le dicen sus compañeros, cuenta que durante la pandemia, desde la gerencia de IPESA fueron armando suspensiones y despidos con causa a los trabajadores con más antigüedad y después los obligaban a llegar a “arreglos” por los que terminaban fuera de la fábrica. “Hasta ahora somos ocho los despedidos. Esto no puede seguir pasando, ni a mi ni a mis compañeros”.
IPESA, según su página web, es “líder en la industria nacional”. Por haber sido considerada esencial, la fábrica no paró su producción en ningún momento de la pandemia. Su liderazgo en la industria proviene de la producción de envases flexibles para empresas como La Serenísima, Kimberly Clark, Unilever, Procter & Gamble, entre otras. Pero sobre todo, ha ocupado un lugar importante por su producción de "silobolsas", usadas para el almacenamiento de soja y otros granos. Un suministro necesario para la especulación de las patronales agrarias.
José ingresó a trabajar en el año 2003 a la planta IPESA de Ciudadela, partido de Tres de Febrero. Casi dos décadas después lo despiden con una causa armada, pero prepara la pelea por su reinstalación. "Busco el apoyo de organismos de derechos humanos, trabajadores de la salud y la educación, personalidades políticas y sindicales. Entre todos podemos hacer que estos atropellos no sucedan más". Además lo acompañan en el plano legal los abogados del Ce.Pro.D.H (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos).
Las empresas siguen despidiendo en plena segunda ola de pandemia, mientras aumentan los contagios y las muertes, a pesar de que rige un decreto presidencial que lo “prohíbe”. En algunos lugares los trabajadores se organizan para enfrentarlos. Los tercerizados de Edesur realizaron una acción en el Obelisco el pasado martes 25 contra 60 despidos persecutorios. Los trabajadores de Just siguen ocupando el depósito en Lomas del Mirador y también se preparan para enfrentar despidos y suspensiones. En la unidad y coordinación de las diferentes luchas es donde está la fuerza necesaria para lograr que todas ellas triunfen.
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Reproducimos a continuación la carta escrita por José a sus compañeros:
"Soy José, me despidieron el 12 de abril por un error que no cometí. La empresa IPESA, que fabrica envases flexibles y tiene más de 50 años en el país elaborando productos de primer nivel y ganando millones de dólares en plena pandemia, me inventa una causa, me impone una suspensión de 5 días y no conforme, me despide.
El sindicato y los delegados dicen no poder hacer nada, pero la empresa me despide "con causa", algo armado para que me vaya sin nada luego de mis 18 años de antigüedad y a mis 56 años, sostén de familia numerosa y con un alquiler que pagar todos los meses. ¿Cómo voy a hacer en esta situación de pandemia y a mi edad para conseguir otro trabajo? Esto no puede pasar más y dije: ¡basta de callar mis derechos y los de mis compañeros! ¡Quiero mi puesto de trabajo!
Hay una ley anti despidos en vigencia, estamos en plena segunda ola !Esto no puede seguir pasando así como si nada! Necesito la solidaridad y el apoyo de todos, trabajadores de la educación, de la salud, funcionarios, organismos de derechos humanos, dirigentes políticos, entre todos podemos hacer fuerza y que estos atropellos no sucedan más.
En el laburo todos me conocen como "El Esqui”, muchos de ellos no pueden opinar porque los echan al momento, y otros tienen miedo y es comprensible. Pero esta vez me planto, y sostengo de pelearla hasta el final, quiero nuevamente volver a mi puesto de laburo y que esas injusticias dejen de ser moneda corriente”