Las medidas que tomó el gobierno nacional junto a los gobiernos provinciales para afrontar la segunda ola de covid, dejó a muchos trabajadores a la deriva. Sobre todo, los que viven de changas, trabajan en negro o precarizados, para ellos no hay “quédate en casa” porque si no laburan el día a día no comen. A nosotros los que laburamos repartiendo en bicicleta, la restricciones nos viene dejando sin espalda.
Cuando nos preguntan cómo llevamos el laburo en esta cuarentena, algunos piensan que es una buena noticia cuando respondemos que tenemos mucho trabajo, ya que los pedidos por delivery aumentaron con el confinamiento. Pero esta buena noticia deja de ser tan buena cuando contamos lo que hay detrás de ese pedido que llega rápido a la casa del cliente. Es que el aumento del ritmo de laburo en trabajos precarios como en reparto, también aumentan las probabilidades de tener un accidente de tránsito que nos cueste la vida, además de que trabajamos sin ningún derecho laboral.
Yo entre a esta empresa (PedidosYa) después de que me quedé sin trabajo, después de haber estado trabajando en negro tantos años, me echaron como si fuera descartable. Cuando me echan estuve muchísimos meses buscando trabajo, recorriendo todas las empresas para entregar curriculum y no me quedó otra que empezar a trabajar para estas empresas de delivery. Porque, como a la mayoría de la juventud, los trabajos que tienen para ofrecernos son bajo las peores condiciones, informales, con sueldos bajísimos que no nos alcanza para pagar los alquileres y llegar a fin de mes.
PedidosYA nos paga 10 pesos por km mientras factura millones. Los pedidos que cargamos varían, algunos nos exigen más rapidez en el envió para que no se echen a perder, como los alimentos fríos y comidas calientes, otros son pesadísimos y nos rompen la espalda. El problema que todos tienen es que los tenemos que trasladar pedaleando en las calles sin seguro de vida, ART ni obra social.
La empresa amasa fortunas a costilla nuestra y ni siquiera nos garantizan elementos de seguridad para no contagiarnos y lo peor: no nos garantiza un ingreso en caso de contagiarnos. Esto se da en PedidosYa, porque no se renovó el fondo de covid (un seguro que pagaba la empresa a los repartidores contagiados) que venció en febrero, entonces si un laburante se contagia tendrá que estar los 10 días o más, sin cobrar un peso. A eso se suma la incertidumbre de saber si seguiremos con trabajo cuando finalice nuestro contrato (cuando empezamos a trabajar firmamos un “contrato” por un año).
Como si todo esto fuera poco, los trabajadores de reparto no solamente somos maltratados por empresas multinacionales como PedidosYa, sino también por el propio estado, que a través de su régimen fiscal nos aumentó el mono tributo que tenemos que pagar los repartidores (que actualmente ronda los 4mil pesos), en vez de hacer respetar la ley de contrato de trabajo y obligar a la empresa a contratarnos en blanco con acceso a todos los derechos laborales.
En esta pandemia los repartidores jugamos un rol estratégico en el sector gastronómico y en otros rubros que solo van a tener delivery por la noche, convirtiendo nuestra actividad en una actividad esencial para la economía. Esto a su vez plantea mejores condiciones para que nos podamos hacer escuchar y conquistar nuestros derechos. Ya que, si paramos nosotros por nuestros derechos, se para un sector de la economía. Sabemos que la población está de nuestro lado porque somos los que garantizamos productos de primera necesidad para que no salgan de sus casas. Hagamos como hacen en Córdoba, y en otras provincias del país, donde se organizan, junto a repartidores de otras apps, de manera democrática y donde todos discuten y votan las acciones a llevar adelante. |