Este viernes 4 de junio, La Tercera publicó un artículo hablando sobre el aumento de casos positivos en la población más juvenil de entre 20 a 30 años de edad, tomando como referencia los datos del Departamento de Estadísticas e Información en Salud (Deis).
Haciendo una comparación de estos datos, se muestran las diferencias de edades a la hora de contagiarse, mencionando que entre mayo de 2020 y 2021 el porcentaje de casos en las y los jóvenes se duplicó, pasando de un 8,60% a un 17,72%. Por el contrario los casos en adultos de 50 años y más tienden a ir a la baja, aludiendo al “factor vacunación”.
¿A qué se debe esta tendencia?
Según el doctor Gabriel Cavada, las y los jóvenes son más “irresponsables” que los adultos, “están cansados” y son la fuerza trabajadora más activa este último tiempo, las dos últimas afirmaciones suenan más sensatas ya que son miles las y los jóvenes quienes se han tenido que mantener trabajando durante toda la pandemia, con jornadas laborales extensas, precarias condiciones y sueldos basura. Algunos que estudian y trabajan, tienen padecer las clases online, todo esto conlleva a una salud mental deplorable, que afecta a tu sistema inmune, permitiendo mayor susceptibilidad para contraer una enfermedad.
Frente a estos hechos el Estado no se hace responsable y solo se preocupa de volver a su nueva normalidad, levantando la iniciativas como el carnet verde, además de la insistente vuelta a clases presenciales del Ministro Figueroa, medidas que no van en pro de enfrentar realmente la crisis sanitaria, si no que buscan agravarla.
Para poder hacerle frente a esta crisis, es importante que las necesidades de las mayorías se pongan por delante, con medidas concretas que vayan en ayuda a las y los trabajadores, como una renta básica universal, para quienes realizan trabajos no esenciales, tengan que quedarse seguro en sus casas y no exponerse al contagio. Además de una vacunación masiva a los sectores de jóvenes, ya que si bien Piñera ha mostrado su “éxito” con la inoculación sabemos que no ha sido suficiente su plan y que aún falta abarcar a gran parte de la población.
Para enfrentar la crisis sanitaria, es necesario organizarnos y avanzar a conquistar un plan de emergencia para que la crisis no la carguen las y los trabajadores con un impuesto progresivo a las grandes fortunas, que prohíba los despidos y suspensiones, con un ingreso universal sobre los 550 mil pesos y pensiones de 550 mil pesos acorde a los gastos de una canasta básica. Por un sistema de salud universal controlado y gestionado por los trabajadores y usuarios de la salud. |