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La Izquierda Diario
28 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

Entrevista
“Quienes están del lado rock de la vida nada tienen que agradecerle a esta Asamblea Nacional por ese dizque honor”
David Rivas | Sociología UCV / @DavidRivasLTS

Hace unos días la Asamblea Nacional discutía decretar el “Día Nacional del Rock”. A propósito, en esta edición entrevistamos a Humberto Zavala, quien además de docente y columnista de La Izquierda Diario Venezuela, fue vocalista de la banda de metal sinfónico Hémera, y es actualmente vocalista de la banda de rock Cosas Veredes, de reciente constitución y en proceso de producción discográfica. Un recorrido por la escena del rock nacional, su situación actual y, ¿quién estaba pidiendo un “Día nacional” para el rock?, en esta breve pero sustanciosa entrevista.

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A Jorge Luis Pineda (Los Callejeros), In Memorian (*)

¿Qué podrías decirnos sobre la relación entre los orígenes de la música rock con la contracultura?

Habría que señalar que los orígenes de la música rock fueron muy diversos, su popularidad cobró vida con la invención de la guitarra eléctrica y del disco de vinilo, el long play, el mercado del rock a nivel internacional se conformó en el auge del boom financiero de posguerra, por un lado impulsando miles de agrupaciones -especialmente en los países sede de esos grandes monopolios de la industria musical- y movilizando a millones de seguidores alrededor del mundo, cobrándose así ingentes dividendos de todo esto.

Por otro lado, a este proceso se fue sumando la absorción por parte de muchas bandas en el mainstream de la escena Rock de la ideología del mercado en el marco de la Guerra Fría y auge del neoliberalismo. Hubo sin duda bandas que fluctuaron siempre o casi siempre en la escena del Underground marcando una impronta más independiente y contracultural.

¿Cuándo se convierte el Rock hecho en Venezuela en Rock Nacional?

En el sentido que señalaba lo anterior, teníamos una Latinoamérica plagada de dictaduras militares que fueron fundamentales para el proceso de conformación del neoliberalismo a nivel global, hubo cantidades de bandas de rock, punk, metal, ska, reggae, etc., que en sus inicios irrumpieron de forma contestataria frente a la bota militar criolla o de ocupación, así como a políticos vendidos y corruptos. En el caso del rock nacional cito dos ejemplos soundtrack de este momento: Resistencia con “Pared de concreto” y la canción del mismo Paul Silvestre Gillman, a quien veíamos el jueves rodeado de diputados de todas las tendencias del régimen, Ladrolítico, que "misteriosamente" ha dejado de formar parte de sus presentaciones o dejado de aplicarlas al actual contexto.

En los años de la ley contra "vagos y maleantes", de 1939 y que se mantuvo vigente hasta 1997, y “la recluta”, o sea, la ley que imponía reclutamiento forzoso al servicio militar a jóvenes menores de 18 años encontrados en las calles de noche, o “sin documentos en regla”, o que no demostrarán estar estudiando, o simplemente que no tuvieran el suficiente estatus económico o influencias como para evadir ese reclutamiento, ley vigente de 1978 a 2009, el rock fue un motivo de rebeldía contra ese autoritarismo. Por ese motivo, Gillman se escudó en el “hito” de la eliminación del servicio militar forzoso para justificar el embellecimiento de la nueva doctrina militar bajo Chávez, cosa que está en las antípodas del espíritu rebelde de resistencia que antes encarnó. Pero si eso hizo entonces, hoy menos que nunca tendría sentido, debido a que son las mismas fuerzas de choque del Estado que continuamente vemos reprimiendo la protesta, la juventud, la clase obrera y los sectores populares.

Las banderas del Rock Nacional que ya estaban desplegadas en el espíritu de la banda que lo dio a conocer, Arkangel en su canción “Inmortal”, respondía a esa rebeldía contra las imposiciones de la moda del mercado mundial y de la industria musical. Pero en la persona de Gillman de los últimos años fue el correlato de un giro “nacionalista” y estatista hacia una institucionalización del Rock Nacional que poco a poco se fue viendo evolucionar a la franquicia personal por él fundada: Gillmanfest y su programa televisado Kultura Rock.

¿Cómo aprecias lo que fue en el país la escena rockera bajo los gobiernos de Chávez?

En Venezuela, el mercado musical tradicionalmente vendido a las imposiciones de moda de la industria cultural rara vez dio oportunidades reales para desplegar sus talentos a bandas prometedoras provenientes de familias obreras o de bajos recursos. Recuerdo que la promulgación de la “Ley Resorte” en el año 2005 tenía disposiciones en clave “nacionalista” imponiendo a las emisoras transmitir música hecha en Venezuela o por venezolanos, lo que constituyó una ínfima oportunidad para que algunas agrupaciones que conseguían grabar sus demos o producciones, cosa que se hacía en estudios de grabación y a alto costo, sonaran sin necesidad de pagar payola.

Esta ley tuvo el antecedente del famoso decreto 598 de 1974, llamado popularmente “uno por uno”, que no se cumplió bajo la presidencia Carlos Andrés Pérez, quien la había impulsado, y fue relanzado por Jaime Lusinchi en 1984 para “hacer que fuese respetado”. Por otro lado el mercado de los grandes conciertos y festivales, con capacidad de movilización de decenas de miles de seguidores y de captación de muchísimas divisas, pudo amasar grandes ganancias tanto con bandas internacionales como explotando bandas nacionales, a muchas de las cuales, por cierto, se les imponía costearse por su propia cuenta los viáticos para presentarse.

Humberto Zavala, en el concierto de Hémera + Atlántica en el Centro de Artes PDVSA La Estancia, 27 de julio de 2012. (Foto cortesía Rock Paraguaná).
Humberto Zavala, en el concierto de Hémera + Atlántica en el Centro de Artes PDVSA La Estancia, 27 de julio de 2012. (Foto cortesía Rock Paraguaná).

Recuerdo también las actitudes autodestructivas y en algunos casos destructivas ligadas a conductas estereotipadas del "rockero", representadas por una ínfima minoría de la fanaticada del rock (peleas, destrozos de instalaciones, etc.), que trajo como consecuencia la persecución policial de las tocatas en garages, que se cerraran las puertas para eventos rock en muchos establecimientos privados de varios estados del país, la custodia policial en los conciertos, y la pérdida de espacios y de independencia de los seguidores del rock sobre los rumbos de sus propios eventos. Es el momento en que casi exclusivamente veíamos conciertos de rock en grandes festivales privados, sumamente costosos, o públicos y gratuitos pero bajo la impronta del Gobierno, Suena Caracas, Gillmanfest, ciclo de conciertos Rock de PDVSA La Estancia.

Al caer la bonanza petrolera y al estallar la crisis económica del círculo vicioso del rentismo nacional, continuado y acentuado por Chávez en los años anteriores de bonanza, también vimos con la pérdida del poder adquisitivo para muchas bandas la imposibilidad para adquirir instrumentos, repuestos para instrumentos, dinero para movilizarse, etc., las fugas y cierres de muchos establecimientos y academias de música. Comienza el éxodo de muchos músicos de rock y metal nacionales, la desintegración de muchas de sus bandas. Comienza la lucha por la supervivencia, a atender casi exclusivamente las prioridades del día.

¿Cómo ves la movida rockera actualmente en Venezuela?

Hoy la cultura rock en Venezuela está virtualmente muerta, lo que de ninguna manera significa que no exista un público rockero o talentosos músicos del género. Me refiero a que producir y consumir música rock es un privilegio de pocos, hace años que el país está vetado de la agenda de tours de las bandas extranjeras, y una industria musical o un mercado autóctono del rock es casi inexistente. Las fuerzas de reserva se agotan en cubrirse las prioridades del día, el fracaso estrepitoso de la reincidencia en el rentismo dependiente a que nos condujo el esquema económico del chavismo, y el mercado musical que tanto se cobró los dividendos de los momentos de auge del rock a costa de los sacrificios de bandas emergentes y un multitudinario público, se han ido sin dejar huella.

Para finalizar, ¿cómo sientes que sea para ti el significado del decreto de la AN de un día nacional del rock en el momento actual?

Los verdaderos logros del rock en Venezuela, tanto sus éxitos como sus hitos culturales, son mérito exclusivo tanto de músicos como de sus leales seguidores en el género por varias décadas. Realmente nadie pidió un día del Rock Nacional, salvo Paul Gillman, no era una demanda orgánica de seguidores del rock, tampoco mejora las condiciones en que se produce y se reciben los trabajos, menos en estas condiciones de indefensión ante la carestía de la vida y la pérdida de derechos laborales, ambientales, territoriales, humanos y culturales. Quienes están del lado rock de la vida nada tienen que agradecerle a esta AN por ese dizque honor.

(*) Jorge Luis Pineda Cardozo (1961-2021), trabajador social y sobre todo rockero de la vieja escuela, quien recientemente perdió su última batalla contra un cáncer de próstata, en el amanecer del pasado jueves, 10 de junio.

Los callejeros, disco “Fulano de Tal”

Fuentes que pueden consultarse al respecto de temas o afirmaciones mencionadas en la entrevista:

  •  Harvey, David W. (2005): Breve historia del neoliberalismo. Edición digital (EpubLibre)
  •  Osío, P. & Lengemann, T. (2013): Rock hecho en Venezuela en tiempos de Ley Resorte. UCAB. Caracas, Venezuela.
  •  Sierra i Fabra, Jordi (2016): Historia del Rock. Ediciones Siruela. Madrid
  •  Svenonius, Ían (2014): Estrategias sobrenaturales para montar un grupo de rock. Edición digital, (EpubLibre).
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