Argentina superó los 85.000 fallecidos por coronavirus. En la última semana, las muertes aumentaron un 13%.
En este contexto, la vicepresidenta aprovechó la ocasión de la reinauguración del tradicional Hospital de Niños "Sor María Ludovica" de La Plata, para polarizar con la derecha de Juntos por el Cambio, que muchas veces ha tenido posiciones filonegacionistas, en particular con la imputación de Lilita Carrió sobre que la Sputnik V era veneno.
"Les pido en nombre de tanta gente que no se vacunó, por ahí por miedo, y hoy ya no están y sus familiares los lloran" -dijo Cristina Kirchner- "que dejemos la vacuna y la pandemia afuera de la disputa política y contribuyamos a que no haya tantos contagios, contribuyamos a que la gente quiera vacunarse".
A pesar de la apelación de la vicepresidenta, la realidad es que el Frente de Todos aprovecha cada ocasión para amplificar, como pantalla electoral, los magros resultados de la campaña de vacunación que, hasta la fecha, solo ha inoculado a 13.043.304 de personas con una dosis y otras 3.338.739, con las dos. De hecho, en este mismo acto, festejaron que Argentina recibió en total 20 millones de dosis y, al simultáneo, Alberto Fernández fue en persona a recibir el cargamento que llegó con 934.200 dosis de AstraZeneca. Hacen de cada pequeño avance, una tribuna electoral.
A su vez, buscan disimular, por todos los medios discursivos, el antipopular y duro ajuste que en los hechos vienen aplicando, en sintonía con las negociaciones con el FMI y que también ha afectado a la salud con recortes del presupuesto.
"Conozco gente en la provincia de Buenos Aires que hoy no está porque no se inscribió o no se quiso vacunar, porque pensó que podía pasarle algo malo, que la vacuna era algo malo" -insistió por segunda vez la vicepresidenta, buscando responsabilizar a la oposición de derecha, en el marco de un fuerte crecimiento en los casos de muerte por covid-19.
Es cierto que, desde el primer día, Juntos por el Cambio se embanderó como lobbista de los negocios estadounidenses y tomó partido por la marca Pfizer, en medio de la guerra de vacunas. Esta disputa entre los grandes laboratorios y su negativa a liberar las patentes, no solo impide que pueda quintuplicarse la producción de vacunas a nivel mundial, si no que va acompañada de toda clase de campañas sucias para desalentar la confianza en unas u otras, contando con los grandes medios de comunicación para su puja de intereses comerciales.
Pero, aunque puedan existir casos de personas que, en medio de la incertidumbre y el tiroteo informático, hayan decidido no aplicarse ninguna vacuna o que desconfíen de una patente en particular; y a pesar de la política nefasta de Juntos por el Cambio, que ha participado de los "banderazos" con sectores antivacunas, colaborando en parte con un discurso anti-científico: en la Argentina, el problema para alcanzar la inmunidad, no está en el rechazo de la población a la vacunación -como sí en países como EE. UU. donde abundan las vacunas- si no la escasez de dosis. De hecho, lo que más se escucha, es el reclamo de cientos de trabajadores esenciales que exigen vacunas para todos.
El Gobierno firmó acuerdos por casi 60 millones de dosis hasta el mes de abril -según datos de acceso a información pública que recogió elDiarioAR-, por un importe de US$478 millones. Si sumamos el último acuerdo por 10 millones de Sputnik V, que en parte se producirían en el laboratorio Richmond, del empresario Marcelo Figueiras: solo hemos recibido al rededor del 30% de lo acordado con las distintas patentes. Mientras tanto, desde el laboratorio mAbxiencie de Hugo Sigman, se han exportado 100 millones de dosis de la AstraZeneca, producidas en provincia de Buenos Aires; de las que solo hemos recibido poco menos de 4 millones de dosis, contando el cargamento que este lunes fue a recibir el presidente.
"Hay países que han acaparado millones de vacunas, al punto tal de que tienen ocho vacunas por cada habitante. ¿No sería mejor que todos los argentinos unidos les pidiéramos a esos países, que sean solidarios y por favor envíen las vacunas al resto del mundo que todavía le faltan?", dijo Cristina Kirchner, queriendo mostrarse abierta a buscar acuerdos con la oposición de derecha, pero siguiendo con la polarización.
¿No sería mejor que tanto el Frente de Todos, como Juntos por el Cambio, dejaran de negarse a tratar el proyecto del Frente de Izquierda Unidad para declarar de utilidad pública el laboratorio mAbxience? De ahí se podría avanzar en una producción de vacunas a escala, para inmunizar a la población; en vez de avalar esta estafa, donde solo gana la empresa de Hugo Sigman, junto con la británica AstraZeneca a la que ya se pagó el 60% de las vacunas pactadas.
Más allá de la apelación demagógica de Cristina Kirchner a no "politizar" la pandemia, en los hechos, el Gobierno con sus internas, toma decisiones políticas cuando no quiere tocar el negocio de las patentes, ni el negocio de los laboratorios privados argentinos -al que hoy se suma el de Marcelo Figueiras- poniendo por delante estos intereses económicos, antes que avanzar en la rápida inoculación de la población para terminar con tantas muertes evitables. También es una decisión política dejar que se propaguen los contagios sin tomar otras medidas de fondo, como la unificación del sistema de salud, al que también hizo mención como proyecto para ¡pandemias futuras!. Y es también, una decisión bien política negarse a otorgar un IFE de $50.000 como el que exigieron los trabajadores desocupados e informales que fueron reprimidos junto a otros sectores en lucha, hace pocos días en el puente Pueyrredón. |