Con carpas, gazebos y bombos se instalaron el martes pasado laburantes de EMA y ArgenCobra, empresas tercerizadas del gigante de la luz Edesur, en las puertas del Ministerio de Trabajo de Nación reclamando su reincorporación. A pesar de las temperaturas de un dígito los trabajadores sostuvieron el acampe durante 4 días y siguen organizándose. Siguen organizados porque son 60 los que fueron despedidos en plena pandemia y hoy no le pueden llevar un plato de comida a sus hijes. El DNU que prohíbe los despidos durante la pandemia no es más que papel mojado y el ministro les rechazó la audiencia.
Durante estos días estudiantes de Psicología (UBA) fuimos a acompañarlos, y el día viernes, en un ida y vuelta de preguntas, surgió este intercambio.
Las condiciones de vida han empeorado notoriamente en los últimos meses, y les estudiantes de psicología, muches monotributistas, sabemos que llegar a fin de mes se hace cada vez más difícil. Los laburantes que acampan afuera del ministerio hoy ya no tienen para darle de comer a sus hijes, ya no pueden esperar ni quedarse en casa.
Pero, ¿cómo era antes?
"Antes cuando trabajábamos era otra cosa, teníamos otro ritmo de vida" dice Gabriel, y Martin complementa "Las condiciones no eran las ideales, eran muchas horas, teníamos la mitad del sábado y el domingo de descanso nada más. Trabajábamos entre 12 o 13 horas, hasta las 8 o 9 de la noche. Hoy sin laburo tenes que pensar muchas cosas, la cabeza te da vueltas, hay que pagar un montón de cosas, un montón de gastos."
A más de un año y medio de pandemia la pobreza alcanzó al 45% de la población y el desempleo a un 11%. Millones de trabajadores se encuentran sin ningún tipo de salida laboral en medio de una crisis económica. Otros varios millones se encuentran completamente precarizados, trabajadores a quienes el Gobierno les había otorgado un IFE, que ya era insuficiente, pero este año fue eliminado. Todo en complicidad con los sindicatos.
Millones de trabajadores desocupados y otros en la informalidad, y sin embargo trabajadores como Gabriel, Martín y Maxi tienen que hacer jornadas de 12 o 13 horas para llegar a fin de mes. Irracionalidad capitalista por donde se la mire, donde muchos trabajan en exceso y otros no tienen trabajo ¿Por qué no repartir las horas de trabajo entre las manos disponibles?
Hoy en día, según el INDEC, una familia necesita $64.445 para no ser pobre, es equivalente a tres veces el salario mínimo. Esto lleva a que el 30% de los hogares no esté conectado a la red de gas y un 22,9% no pueda pagar la luz. En un año el costo de vida aumentó un 49,6%... todo aumenta menos nuestros salarios.
Mientras tanto, las grandes empresas como Edenor y Edesur siguen ganando. Tan solo en el 2019, si sumamos las ganancias de estas dos empresas, y se considera un tipo de cambio promedio de ese año ($48,3) se podría decir que ganaron por día 1,4 millones de dólares. Para graficar este número, un trabajador precarizado de EMA tendría que trabajar 270 años para juntar lo que gana la patronal en sólo 1 día.
Que un pequeño puñado de empresarios gane tanto y millones no lleguen a fin de mes es una decisión política del Gobierno del Frente de Todos. Porque dinero hay. Este año hubo récord de ingreso de divisas, en su mayoría por el agro negocio, lo cual implica que la Argentina es capaz de producir en grandes cantidades. ¿A dónde va ese dinero?
Hasta abril de este año se pagaron más de U$S6.000 millones en diferentes deudas. El Gobierno ya eligió a quien priorizar, y los números muestran que no es a los laburantes. Si hablamos de salud mental, solo se le destina un 1,42% del presupuesto en salud del 2021. Estos datos repercuten directamente en la vida diaria y salud mental de los trabajadores.
Hoy le preguntaste a tu compañero qué pensaba de los jefes, ¿Vos qué pensás de ellos?
Maxi: “Que sólo se preocupan de sus beneficios, de que cada vez haya más plata en sus bolsillos. No les preocupan nuestras condiciones laborales ni si llegamos a fin de mes. Todo eso se ve ahora, despidiéndonos a todos. Ahí está comprobado que no les importa nada.”
Los trabajadores saben bien quién es quién. “Ellos están calentitos en su cama, nosotros seguimos peleando en el frío." “Somos un número para ellos, mira las camperas que nos daban para trabajar” dice Maxi que tiene una campera que le queda demasiado grande, porque son todas iguales, no importa que los trabajadores sean diferentes.
CON FAMILIAS EN LA CALLE NO HAY SALUD MENTAL
Los efectos del desempleo sobre la salud mental están a la vista, se escuchan entre las palabras de Gabriel. Malestar, ansiedad, insomnio, la incertidumbre de vivir el día a día y enfrentarse a un futuro incierto en plena crisis económica y social son solo algunos de ellos.
En nuestra Universidad muchas veces se habla de la subjetividad, de las problemáticas de salud, y de la salud pública. Pero sin embargo es una tarea pendiente poder cuestionar cómo nuestras condiciones de vida nos interpelan. La sobrecarga laboral, la pérdida de la fuente de trabajo y la precarización, son algunas de las problemáticas que se encuentran ausentes.
Abundan los textos que sostienen que el Estado puede jugar un rol de ampliación de derechos. Donde la salud está caracterizada como un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (OMS, 1946). Es decir que la salud implica una vivienda digna, trabajo con derechos, comida, abrigo, y todo lo que una persona necesita para vivir, no sobrevivir.
Pero, ¿qué pasa cuando ese Estado no sólo no da ningún tipo de respuesta ante los padecimientos de los trabajadores, sino es quien ejecuta los despidos en pandemia? ¿Qué pasa cuando el Estado se pone en el lugar de la empresa? “Sabemos que la lucha es difícil porque estamos peleando contra mucho poder, la empresa Edesur tiene tanto que ni el Gobierno quiere meterse, como si la empresa estuviera por arriba... Nosotros necesitamos la ayuda del Gobierno pero hacen como que no existimos, no se meten, no nos ayudan.” dice Gabriel.
No sólo eso, en Mayo de 2019, según la auditoría del ENRE, se firmó un acuerdo con ambas empresas para “sanear” sus deudas acumuladas con el Estado. Política de Macri, pero que no fue ni auditada ni retrotraída por el Gobierno de Alberto Fernandez.
EN LA UNIDAD ESTÁ LA FUERZA
En la búsqueda de unidad con otros sectores en lucha y con organizaciones de la izquierda, contra los despidos, la tercerización y la precarización, los trabajadores encontraron un punto de apoyo importante para fortalecerse en esta pelea. Un espacio para poder pensar entre todos cuáles son las problemáticas que vienen atravesando y donde una de las principales conclusiones es que que la coordinación de todas las luchas es la única forma de enfrentar la política del Gobierno y los empresarios.
Ante tanto individualismo, los trabajadores eligen una salida colectiva. Unir sus reclamos y sus necesidades es una forma de construir nuevos lazos entre las y los trabajadores.
En las palabras de Gabriel “Las organizaciones y demás sectores en lucha nos dan una ayuda enorme desde el minuto cero, por eso estamos acá. Que ahora te respalde tanta gente es un alivio, sabemos que no estamos solos, que ahora tenemos un ejército que nos acompaña.”
Son los trabajadores los que nos muestran el poder de la autoorganización. ”Reconforta ver que tanta gente te apoya y que te quiere ayudar, te da fuerzas y ganas de seguir adelante.” Cuando el enemigo es tan grande y las luchas aun pequeñas, la coordinación cobra un valor de vida o muerte.
Un ejemplo de esta unidad se vio ese mismo viernes a la mañana, cuando el Gobierno Nacional decidió reprimir a trabajadores de la primera línea que reclamaban por mejores salarios. Una delegación de EMA participó de la movilización y Gabriel nos transmitió la bronca que sintió. “La mayoría de los compañeros elegimos este gobierno porque veníamos del gobierno de Macri, un gobierno represor. Pensamos que iba a ser totalmente diferente. Los reprimen como a nosotros. Somos todos gente trabajadora reclamando por nuestros puestos de trabajo, por nuestra familia que necesita comer, por nuestros hijos para educarse ¿Por qué te manda a reprimir? porque es la única respuesta que tienen”
Los trabajadores reconocen como aliados también a los partidos de izquierda que vienen apoyándolos desde el primer minuto contra la patronal y el gobierno ajustador.
“Acá en el acampe tenemos tres banderas apoyándonos, el PTS, el Polo Obrero, y el Nuevo Más. Me gustaría que, como están todas unidos acá en la lucha, se unan también políticamente” eso contestan cuando les preguntamos qué opinan de nuestro llamado a la unidad de todo la izquierda. “Es por ahí” le contestamos.
DE LA FACULTAD A LAS CALLES
Y si de unidad se trata, les contamos que en la facultad de Psicología somos 19 mil estudiantes. “¡¡Uh,que vengan todos. Seríamos una banda!!”. "En Filo somos 5 mil” dice otra estudiante y ellos se ríen, “bueno pero si sumamos y sumamos ¡somos un montón!”
Desde la Juventud del PTS y En Clave Roja ponemos la Secretaría de Género y Diversidad de la Facultad de Psicología a disposición para debatir, organizarnos y sumarnos a su lucha. Le exigimos a su conducción, EDI (Franja Morada - UCR), que se ponga a la cabeza de organizar a les estudiantes.
Hoy los trabajadores están impulsando un fondo de lucha para que el frío y el hambre no quiebre la pelea que están dando. Maxi no los cuenta “estamos hace cuatro meses peleando, estamos acá aguantando todo este frío. Ninguno tiene un peso realmente, nos sostenemos con los aportes”.
Mientras el gobierno apuesta al desgaste y la empresa a dividirlos con retiros voluntarios, los trabajadores buscan la unidad y el apoyo de todes nosotres para seguir peleando por su reincorporación. Que los centros de estudiantes aporten al fondo de lucha, les estudiantes no somos ajenos a la realidad de miles.
VOS TAMBIÉN PODES APORTAR:
“Vamos por todas las tercerizadas, basta de precarización. Porque esto lo vamos a seguir hasta la reincorporación de cada uno, de todos los trabajadores que hoy están precarizados y despedidos.” Y nosotras no solo nos solidarizamos, también peleamos junto a ellos. |