Los resultados de WANO indican que la Central obtuvo calificaciones muy bajas. Sin embargo, al poco tiempo de que salió la nota de “El País”, Rocío Nahle, la secretaria de energía, dijo por medio de Twitter que el periódico estaba mal en su informe.
Mientras la nota decía que la Central Nuclear Laguna Verde tenía un 70 de calificación, Rocío Nahle dijo que las condiciones de la Central permitían un perfecto funcionamiento de esta. Ella misma afirma que, contradiciendo a “El País”, en la planta no hay problemas en el control de desechos radioactivos, además de que es muy segura y está supervisada por la OIEA, Organización Internacional de Energía Atómica.
Más allá del golpeteo mediático del diario ibérico, el cual tiene fricciones con el gobierno obradorista, pues son defensores de las inversiones leoninas de los “demócratas” españoles en México que tienen importantes intereses financieros en el sector energético, es parte de un plan más general, que apunta hacer real la apertura del sector a la inversión privada, que no deja de esperar sacar jugosos dividendos de ese negocio que se les ha negado
Es una realidad que la Central, en manos de CFE, se encuentra en condiciones lamentables si la comparamos con las plantas nucleares privadas, pero esto es por una política sistemática de todos los gobiernos que han hecho lo posible por desmantelar y vender las paraestatales. No olvidemos los golpes y represiones que hizo Vicente Fox dando concesiones a las mineras canadienses; Felipe Calderón, despidiendo y desarticulando el SME y Luz y Fuerza; Peña Nieto, su reforma energética y su intento por privatizar la educación pública y los servicios de salud.
Es necesario para la derecha capitalista tirar toda competencia en el mercado de la energía, ya sea el petróleo con las refinerías o la electricidad con centrales nucleares. Derrumbar una paraestatal es un primer paso para la conquista de mercados. Aunque las paraestatales tienen una estructura burocrática, son eficientes en cuanto al bienestar de los trabajadores de estas centrales. Una paraestatal resulta más benéfica para la clase trabajadora que una empresa capitalista.
El negocio de la energía es el premio gordo en disputa. Los empresarios luchan por ganarse los megaproyectos y sistemas energéticos de un país mientras todas las familias trabajadoras sufren las consecuencias. Las ganancias que producen son inmensas, de ahí la necesidad de desvirtuar la eficiencia de estas centrales. Es por eso que las grandes industrias deben estar al servicio de los trabajadores, pues son muchas las ganancias y estas pueden repartirse en todos los sectores que implica la energía de calidad: producción, distribución, gestión.
Que las paraestatales y las empresas capitalistas estén bajo el control obrero y de los usuarios para su mejor distribución, gestión, y también para que no haya burgueses ni funcionarios lucrando con las ganancias de las centrales.
La mala calidad de una central paraestatal depende de los gobiernos neoliberales y el capitalismo voraz que busca conquistar los mercados.
Luchemos por recuperar las empresas y paraestatales para que estén dirigidas por quienes las trabajan, y los usuarios. |