Este martes se dieron a conocer dos noticias sobre la difícil situación social del país.
La primera, que el 60 % de los trabajadores gana menos de $ 40.000. Esa es la foto. Si se mira la película, nos queda una de terror. La masa total de ingresos de la "población con ingresos" creció 30,9% en relación con igual trimestre de 2020 cuando a marzo la inflación interanual fue del 42,6%. Representa una caída real del 8,4%. También aumentó la desigualdad entre el 20 % más pobre y el 20 % más rico.
En segundo lugar, que en mayo las jubilaciones cayeron un 13 % en términos reales respecto del mismo mes del año pasado. Aún con una disminución de la inflación, en agosto seguirá alrededor de 9 puntos por debajo.
Cada vez más lejanos están el ajuste macrista y la pandemia, quedan cortos como justificativo de este escenario social. ¿Cómo explicar este resultado, mientras se ve que la economía creció 8,2% interanual en los 4 primeros meses del año, y terminaría este año en torno a un crecimiento del 6-7 %? ¿Y el famoso “derrame”?
Para explicar (y combatir) esta crisis social, faltan elementos. Hay que invertir el orden de cosas. La premisa base del Ministro Guzmán desde el primer día que asumió, fue “tranquilizar la economía”. Traducción: renegociar la deuda.
¿Por qué no empezamos a poner el foco en los resultados de esa estrategia, que puso en el centro de los problemas y las preocupaciones la renegociación y el pago de la deuda?
Cinco claves
1- Deuda: Solamente a organismos internacionales y otros Estados,el Gobierno de Fernández pagó más U$S 6.000 millones desde que asumió. Supera en más de un 20% al presupuesto entero en Educación y Cultura. Sin embargo, y a pesar de la renegociación con los Fondos privados, la deuda siguió creciendo. Desde principios del año pasado la deuda externa acumuló un crecimiento de U$S 25.202 millones, acumulando un total en abril de US $ 338.501 millones, según los datos de la Secretaría de Finanzas.
2- Ajuste fiscal (1): El Gobierno hizo alarde de la supuesta inversión social que hizo el año pasado con el gasto asociado a paliar las consecuencias del covid, el “fondo covid”. Pero en realidad, aún en esa inversión, hubo un ajuste. Se hizo la inversión mínima e indispensable, representando uno de los menores gastos covid de la región: 2,4 % PBI, versus un 6% en Brasil o Colombia. La pobreza terminó en el año en 45 % de la población.
3- Ajuste fiscal (2): En agosto del año pasado se cerraba el acuerdo con los Fondos privados. Cuando Guzmán presentó el presupuesto en septiembre dijo que a fin de año esperaba un déficit primario en torno al 8,2 %. Pero a fin de año terminó en 6,5 %. ¿Por qué sucedió eso? Porque ya desde mitad de año había metido el pie en el acelerador del ajuste.
Este año el ajuste continuó a más velocidad. De ese 6,5 % de déficit Guzmán proyectó bajarlo a 4,2 % este año, pero ya en mayo tuvo un superávit de 25 mil millones de pesos, incluyendo ahí los ingresos del “aporte solidario”. Logró así el "déficit cero" con el que sueñan todos los liberales.
4- "Pagadores seriales": La estrategia de “desendeudamiento” de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner significó desembolsar U$S 200.000 millones para volver a los mercados internacionales. No fue solo Macri, ese plan ya estaba inscripto desde el momento en que se realizaron los primeros canjes de deuda en 2005 y 2010. Pagar sólo nos volvió a hundir.
5- Reformas laboral y previsionales: El problema de pagar no es simplemente que se destinan recursos a la deuda que podrían ir a gasto social. El problema es que es un mecanismo de sometimiento permanente, mediante el cual se imponen políticas que quiere el capital financiero para aumentar los grados de explotación laboral. El Frente de Todos ya votó la mitad de una reforma previsional que desindexó las jubilaciones. Ahora, las patronales buscan más reformas, como bajar los costos de la indemnización por despidos.
El espanto del capital financiero
Muchas veces se dice, y se repite hasta el cansancio, que si no pagamos la deuda el país se queda aislado, que sería la peor catástrofe. ¿Pero que pasa si , sí, si pagamos? ¿Por qué nadie acusa recibo de que esta crisis social no es un resultado natural?
Default no es lo mismo que no pago soberano. Un default es una salida catastrófica dentro de los mismos márgenes del régimen. Incluso es un tiempo otorgado por el capital financiero para que el país más temprano que tarde vuelva a pagar.
Mientras que una decisión de no pagar en forma soberana implica patear el tablero: desconocer esa pesada carga ilegítima e ilegal y plantear otras medidas soberanas como el resguardo de los recursos mediante la nacionalización de la banca y el control del comercio exterior en manos de los trabajadores.
Por algo, la embajadora de Francia en Argentina dijo en una reciente entrevista que le hizo Alejandro Rebossio en DiarioAr, que podía entender que haya razones de política interior para que el presidente Fernández use ese tipo de vocabulario como que el préstamo del FMI es ilegítimo, “pero me alegro de ver que hay intención, y la manifestó muy fuertemente el ministro de Economía, de pagar la deuda. Porque la tentación de decir “eso es ilegítimo y no lo pagamos” sería, a mi parecer, desastrosa, ¿no?”
Y si. A su parecer, al parecer del imperialismo, claro que lo es. |