Con discusiones de varios colores y especialistas hablando por diversos medios, la licitación de materiales para trabajar sobre salud sexual integral y reproductiva que incluyen 10 mil penes de madera, ha llevado a debates en el más amplio espectro.
Entre sus detractores, como dijo este lunes el actual diputado por Córdoba Luis Juez, se encuentran quienes argumentando el momento de pandemia y la situación de quienes trabajan en primera línea se cuestiona el desembolso de 13 millones de pesos en materiales de prevención, cuando la crisis de salud lejos podría resolverse con ese irrisorio monto de dinero que le significa al Estado.
Para el gobierno, la respuesta estuvo en boca (o tweet) de la ministra de Salud, Carla Vizzoti que rápidamente lo relacionó con la necesidad de Educación Sexual Integral en la sociedad.
La crisis de salud, vs la compra de penes de madera
Querer poner en cuestión la compra de materiales de prevención, como detrimento de la atención de la salud en la pandemia, es querer pasar un elefante por un ojal.
La crisis de salud lleva años de desinversión y presupuestos magros ajustados a los pedidos del FMI, y el pago de la deuda, que no solo afectan a los salarios de quienes están en la primera línea, sino que también repercute en la infraestructura de los hospitales, la falta de personal en todas las áreas para atender la demanda de las poblaciones, los medicamentos, la falta de insumos, y las necesidades de avanzar también en la prevención de salud, que requiere de inversión en recursos materiales y humanos para poder efectivizarlo.
Profesionales de la salud que trabajan en el área de sexualidades, advierten que en los últimos cinco años aumentaron los contagios de sífilis, gonorrea y HIV. Según el ministerio de Salud y Desarrollo Social las cifras reportadas de sífilis entre los años 2013 y 2017 se triplicó; siendo que la sífilis y gonorrea son las infecciones más frecuentes en personas de 30 años.
El acceso a la salud en general lejos podría ser resuelto con el presupuesto de 13 millones de pesos. Ahora bien, poner un problema enorme y candente en la mesa te tapa lo que no se quiere discutir en profundidad que tiene que ver hablar sobre la sexualidad y las formas de cuidado y prevención.
La necesidad de implementar la ESI en la sociedad
La respuesta de la ministra, si bien muestra una realidad muy concreta, como es la necesidad de la implementación de las ESI en la sociedad (tal como ella lo dijo), queda con una generalidad que evita el debate que de fondo de cómo lograr que realmente se haga.
En primer lugar, cuando se habla de prevención en salud y el correcto uso de los preservativos (para ello sería la compra de los materiales), son relevante los datos obtenidos en una reciente investigación realizada por el equipo de sexología del Hospital de Clínicas, donde se evidencia que en el país sólo el 14,5 % de la población utiliza preservativo en todas sus relaciones sexuales, el 65 % admitió usarlo solo a veces y el 20,5% reconoció no usarlo nunca, cuando se conoce que el 98 % de las enfermedades de transmisión sexual se producen por relaciones sexuales sin protección.
A la discusión, se hace necesario incluir además del uso de preservativos cómo y cuáles son las formas de relacionarse en todas sus diversidades, las elecciones de pareja y las prácticas sexuales, o las formas de negociación y consenso en las parejas, solo para enunciar otros temas necesarios para la prevención. En ellos, también se hace necesario conocer las formas de protección que pueden darse en cada relación sexual. Al mismo tiempo se incluye la necesidad de conocer el propio cuerpo humano y ello nos lleva a otros objetos de adquisición que no son solo penes de madera o de cualquier otro material. En muchas conversaciones con adolescentes y en la propia especialización sobre Educación Sexual Integral surge de forma recurrente la ausencia de materiales para hablar sobre las vulvas (además de la ausencia cada vez más señalada de preservativos diseñados para vulvas, sobre la que trabajan hace tiempo científicas, científicos y especialistas para producirlos en nuestro país).
Pero el otro punto por demás importante y que tampoco resuelven, es que se garantice la aplicación de la ESI no solo en las escuelas, o centros de salud, sino también en todos los ámbitos donde pueda implementarse.
Lo cierto es que mucho se ha investigado sobre la implementación de la ESI centralmente en las escuelas. Luego de 15 años de la aprobación de la ley de “Educación Sexual Integral” y que ha sido un gran avance, quedó en manos de las docentes y los docentes la implementación de la ESI en las escuelas. En al encuesta realizada en el 2020 por la red de docentes por el aborto legal, señalaba que el 79% de las docentes y los docentes, no habían recibido formación sobre ESI en sus carreras y que el mayor obstáculo es que la propia ley habilita a cada establecimiento a la aplicación "en el marco del respeto a su ideario institucional y a las convicciones de sus miembros", además de los debates ideológicos atravesados por las iglesias. Siendo muy desigual en los distintos lugares del País.
A ello se suma que los datos en general son anteriores a la pandemia, y son conocidas las dificultades que se sucedieron para el acceso a la conectividad y la continuidad pedagógica por ejemplo en la provincia de Buenos Aires, siendo que la ESI ha quedada relegada al último lugar dentro de las prioridades.
Por el momento, la empresa que había ganado la licitación decidió no producirlo, y el ministerio de salud aún no ha anunciado una nueva licitación
Hoy el debate parece ir mucho más allá de la compra de penes de madera, y deja en evidencia que se sigue sin dar respuestas a problemas y necesidades que tienen que ver con la atención de la salud pública por un lado, pero por el otro a lograr la implementación de la ESI en todas las escuelas, universidades, centros de salud o espacios recreativos. |