Hace poco más de dos semanas Cecilia Nicolini enviaba una nota a la mano derecha del CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), con quien se hizo el acuerdo por las vacunas Sputnik V, donde le manifestó su “desilusión” por la demora en la entrega de las dosis en medio de una “situación crítica” de Argentina en relación al plan de vacunación y sobre todo a la aplicación de las segundas dosis.
En la carta enviada por Nicolini, que fue subida al sistema de información pública y reconocida como verídica por la asesora presidencial este jueves, advierte que “podemos pensar en algún momento recibir más componente 1 que 2 o pensar en nuevas estrategias, pero necesitamos urgentemente algo del segundo componente. En este punto, todo el contrato corre el riesgo de ser cancelado públicamente”. Y agrega “nosotros teníamos la esperanza de que, después de la conversación que tuvimos, las cosas iban a mejorar. Pero han empeorado.”
Seguidamente, en la nota que fue enviada con copia a la ministra Carla Vizzotti y a su secretario Mauricio Monsalvo, les “recuerda” a los empresarios rusos que en el último tiempo el gobierno emitió un decreto que habilita al país a comprar la vacuna de Pfizer y recibir donaciones de EE.UU. Dice en este sentido textualmente la carta “recientemente emitimos un decreto presidencial que nos permite firmar contratos con empresas americanas y recibir donaciones de los Estados Unidos. Las propuestas y entregas son para este año y también incluyen vacunas pediátricas, lo que es otra ventaja”.
Nicolini también reprochó a los responsables de vacunas Sputnik, la demora en la aprobación por parte de su autoridad sanitaria de las dosis producidas por el laboratorio Richmond de Marcelo Figueiras. Según señala en la nota, se había acordado que los resultados de esos estudios fueran antes del 9 de Julio, feriado por el Día de la Independencia, ya que desde el oficialismo se tenía la intención de mostrar esa aprobación rusa como una especie de “logro soberano”. Esos resultados llegaron finalmente el 15 de julio y fue anunciado por una videoconferencia entre Alberto Fernández y el dueño del laboratorio Richmond.
A pesar de la importancia para la población del país la información acerca de la llegada de las vacunas, el Gobierno reconoce públicamente la existencia de la carta dos semanas después de haberla enviado, y solamente luego de que un sector de la coalición gobernante la haya hecho pública; un secretismo en un tema relevante para millones como es la inmunización ante el covid.
El retraso en la entrega de vacunas Sputnik V recuerda al que se produjo en relación a las vacunas de AstraZeneca acordadas con el magnate Hugo Sigman. Se trata de 22 millones de dosis, de las cuales se pagó la mitad en noviembre de 2020, pero comenzaron a llegar en junio de este año a cuentagotas.
Al día de hoy Argentina solo tiene un poco más de 5 millones de personas con el esquema de vacunación completa, según los datos del Monitor Público de Vacunación y a 2,7 millones de personas se les venció el plazo de los 84 días recomendados para recibir la segunda dosis de la vacuna Sputnik-V. Una escasez en la aplicación de vacunas que contrasta con por ejemplo los 100 millones de dosis producidas por AstraZeneca en el país, o con la capacidad instalada que tiene el país, como el laboratorio mAbxience de Hugo Sigman y el de Richmond de Marcelo Figueras. Sin dudad, la puesta a disposición de las necesidades sanitarias de la población, a través de la declaración de utilidad pública, de ambas instalaciones hubiera dejado como resultado un escenario distinto al actual de una importante escasez de dosis.
Esta situación en Argentina es parte de una irracionalidad a nivel global producto del sistema de patentes de las vacunas que tiene como fin garantizar las grandes ganancias de las farmacéuticas antes que la salud de la población. |