El pasado 17 de julio volvimos a ver una situación que seguirá vigente para las próximas peleas donde el “show-business” será quien defina el fallo de una pelea por encima del deporte, una vez más… y van.
El argentino, de Isidro Casanova, Brian Castaño (17-0-2, 12 KO) enfrentó al norteamericano, de Texas, Jermell Charlo ( 34-1-1, 18 KO) en la unificación de títulos de las principales organizaciones de boxeo mundial en la categoría Superwelter brindando un peleón, en donde como argentinos volvimos a sentir esa adrenalina como hace rato no sentíamos y mucho menos en un contexto mundialista.
El argentino exponía su cinturón de la Organización Mundial de Boxeo (World Boxing Organisation/WBO), mientras que el norteamericano lo hacía con el del Consejo Mundial de Boxeo (World Boxing Council/WBC), la Asociación Mundial de Boxeo (World Boxing Association/WBA ) y por la Federación Mundial de Boxeo (World Boxing Federation/WBF). Es decir, los cuatro cinturones sobre la mesa unificando al campeón de esa categoría para quien gane la pelea. El “a todo o nada”. Una oportunidad única para ambos deportistas.
Párrafo aparte merece la cantidad de cinturones, organizaciones, confederaciones y sus respectivos campeones (supercampeones), que a veces marea. Tantos títulos cuando la categoría es la misma. ¿Será también parte del “negocio”? ¡Obviamente que sí!
Doce campanazos
Hecha la presentación sobre el nivel de la pelea, para poder ubicarnos en contexto, sonaron doce campanazos. En la primera etapa se vio a Castaño enfocado en su estrategia de pelea, logrando anular el plan de Charlo y donde la distancia era el mejor terreno donde desarrollarse, pero aún así le fue imposible imponerse. Brian cortando el ring, siempre a la corta distancia, al “palo por palo”, el no dar respiro ni oportunidad de ataque era la premisa. Se notó y se implementó de forma extraordinaria. Una preparación física que va de mejor en mejor en cada pelea, y eso no es magia (Matías Erbin, preparador de campeones).
Algunos rounds cerrados pero con ventaja del argentino, hasta que en el décimo un contraataque en cross le impacta en la cabeza que hizo sentir a todos los argentinos, preocupándonos por el tambalear de sus piernas, pero que gracias a la excelente preparación física logró evitar la lona y pudo recomponerse. Los últimos tres fueron para el norteamericano que, sabiendo del desarrollo de su pelea, fue a todo o nada con un Castaño que parecía seguir aturdido por aquel golpe certero.
La mayoría de los rounds fueron para el argentino. Para ser más exactos 8 de los 12. ¿Qué vieron los jueces?
Charlo-Castaño: 113-114, 114-114, 117-111.
Fallo de la pelea: Empate (ya que se cumple una de las condiciones de éste tipo de decisión al tener las tres tarjetas con resultados distintos)
No fue empate, y fue clarísima victoria de Castaño. No es aceptable el 117-111 a favor del norteamericano. ¿Miró otra pelea el juez? En lo personal no lo creo…
Tan delgado es el fallo del empate que si en tan solo un round diera un fallo distinto al correcto, al real, le daba ganada la pelea a Charlo ya que habría mayoría de las tarjetas a uno de los dos.
¿Qué pudo haber pasado?
a - ¿Vieron otra pelea?
b - ¿Fallo localista?
c - ¿El favorito debía ganar sí o sí?
d - ¿Hubo robo?
Elijo la última, que además integra las anteriores.
Inmediatamente vino a mi retina la primer pelea entre Saúl “Canelo” Alvarez (56-1-2, 38 KO) vs Gennady “GGG” Golovkin (41-1-1, 36 KO) donde una de las tarjetas 113-115, 118-110 y 114-114 también tuvo el mismo patrón, el del robo. Un empate en aquel momento era previsible por la gran expectativa de esa pelea, la cual generó en forma inmediata una revancha. Negocios son negocios. Y esa revancha estaba firmada previo al primer campanazo, sabiendo de este “empate”.
Volviendo a la pelea del argentino no creo que tenga la misma suerte. No creo que se realice una revancha. Mucho riesgo para el favorito (no quita reconocer que es un EXCELENTE deportista) frente a un boxeador que está tomando vuelo propio, que no es la primera vez que le “meten la mano en el bolsillo” y, para evitar una segunda vez, cedió el cinturón mundial años atrás. Esta vez nadie lo pudo evitar, solo aquellos que digitalizan el negocio por medio de los que deben ser imparciales.
Me pongo de pie por Brian Castaño. Y no solo por lo que viene haciendo desde hace años. Al finalizar esta última pelea, con la adrenalina a flor de piel, luego de 12 rounds intensos, el periodista le preguntó qué le pareció el fallo… a lo cual respondió con agradecimientos a todos por esta oportunidad. En otro mortal tal vez la reacción hubiese sido distinta, más sentimental.
Pudo haber sido peor, a pesar del robo retuvo su cinturón. Lo trajo de vuelta a La Matanza. Sumó respeto. Acumuló aplausos del público presente, de colegas, deportistas y de muchos campeones que de este negocio saben. Y Brian también. |