Concluía así la segunda escuela de este 2021, después de la realizada en la sierra de Madrid a finales de junio en la que participaron más de 70 personas. Dos actos que cierran un curso político signado por la pandemia y las restricciones, y que renuevan energías para la lucha contra el capitalismo y por construir una izquierda revolucionaria que ofrezca una alternativa a la bancarrota de Unidas Podemos y el procesismo.
El aumento de los contagios y las nuevas restricciones obligaron a cambiar el lugar y formato de esta segunda escuela de verano de la CRT. De Palamós a Barcelona, y concentrando la actividad en dos actos políticos y una ruta histórica por la ciudad para recorrer las huellas de la revolución española.
En el Casal de Barri Pou de la Figuera, comenzó la escuela el viernes a las 18h. Verónica Landa dió la bienvenida a los y las asistentes “después de un año y medio de pandemia, en el que muchos nos hemos visto poco o nada la cara, muchas de las presentes se han sumado a la pelea por construir una organización revolucionaria, son parte de la CRT o militan con nosotros en las agrupaciones Pan y Rosas o Contracorriente... veíamos necesario encontrarnos igualmente, tomando las precauciones sanitarias pertinentes, pero no dejar pasar la oportunidad de debatir sobre los retos y las tareas en el Estado español y a nivel internacional de la izquierda que aspiramos a terminar con un sistema que está dando muestras suficientes de que no tiene absolutamente nada que ofrecer a la humanidad”.
Estrategia y Revolución: Qué izquierda frente a la crisis y el fracaso del procesismo y Unidas Podemos
El primer acto contó en la mesa con la misma Verónica Landa, dirigente de Pan y Rosas y miembro del comité de redacción de Esquerra Diari, Jaime Castán, del SEI-Conracorriente de Zaragoza y Pablo Castilla, de Contracorrent de Barcelona.
Verónica Landa, arrancó señalando como la pandemia ha desnudado “la barbarie capitalista, pero también ha quitado la careta a gobierno, como el del PSOE y Unidas Podemos, que han aplicado un nuevo gran rescate a los capitalistas”. Repasó las medidas tomadas por el gobierno “progresista” en favor de las grandes empresas, aún a costa de agravar la crisis sanitaria, las “migajas” dadas a la clase trabajadora y los sectores populares y los ataques que se preparan a cambio de los fondos europeos. También abordó los intentos de restauración del régimen político, empezando por enterrar las aspiraciones democráticas catalanas con la ayuda del procesismo. Por último defendió la necesidad urgente de recuperar un programa transicional que no renuncie a tocar directamente los intereses de los capitalistas, como hace gran parte de la izquierda hegemónica, y que plantee medidas como el reparto de horas de trabajo, la nacionalización sin indemnización y bajo control obrero de los sectores estratégicos o impuestos a las grandes fortunas y beneficios empresariales, para que esta crisis la paguen los capitalistas.
Jaime Castán, abordó la situación del movimiento obrero, las resistencias de otros sectores populares y los fenómenos que comienzan a darse en la juventud. Partiendo de un marco internacional signado por una nueva ola de lucha de clases, denunció la responsabilidad de las burocracias sindicales y de los movimientos sociales, comprometida en la “defensa” del gobierno, en que la respuesta a la enorme crisis social no esté siendo mucho mayor y con una intervención más fuerte de la clase trabajadora. Defendió la necesidad de la pelea por la autoorganización y la coordinación, en la perspectiva de recuperar los sindicatos de las manos de esta casta burocrática. Por otro lado abordó la emergencia de fenómenos juveniles en todo el mundo, y también de una rabia y malestar en la juventud del Estado español, que se siente no representada por el régimen y su izquierda y ha dado algunas muestras de ello en fenómenos como las protestas de Hasel o recientemente por el asesinato de Samuel. El rol de la juventud como “caja de resonancia” de los malestares sociales, hace que esto debamos interpretarlo como un anticipo de próximos estallidos para los que hay que prepararse.
Pablo Castilla, entró a debatir con las principales estrategias de la izquierda que han operado desde la crisis del 15M hasta nuestros días. Con el neorreformismo de Unidas Podemos, que pasó de las plazas a Moncloa, y de cuestionar el régimen y los ajustes, a apuntalarlo y ser parte de quienes gestionan el actual rescate a los capitalistas. Con el procesismo y la política de la CUP hacia éste, subordinada a una dirección que ni está dispuesta a pelar hasta el final por el derecho a decidir, y a la vez mantiene toda una agenda neoliberal. También con la ilusión de lo social del movimiento de la juventud indignada, al retorno a una especie de ilusión de la revuelta actualmente, que coinciden en unilateralizar la vuelta a las calles sin problematizar como incorporar a la clase trabajadora en el centro de la escena ni en como construir a su vez una alternativa política revolucionaria a los proyectos reformistas y de conciliación de clases. Hablando desde la generación Z de la que es parte, Castilla apeló a que la juventud, junto a la clase trabajadora, tenía que proponerse construir una izquierda diferente, que se preparara conscientemente para ganar, recuperara una estrategia revolucionaria, la única salida realista a un mundo que no es capaz de ofrecer para el futuro ni un planeta donde vivir.
De la revuelta a la revolución: la lucha por una organización revolucionaria para vencer
El sábado por la mañana, por las calles de Barcelona, se realizó la ruta “Guerra y Revolución”. Un paseo por las huellas de la resistencia obrera al golpe de Estado de 1936, la revolución social y los combates de mayo del 37 contra la reacción republicana y estalinista. Un homenaje a 85 años del inicio de una de las mayores revoluciones del siglo XX, en el que se repasaron algunas de sus principales lecciones para pensar también las revoluciones del siglo XXI. Por la tarde tuvo lugar el acto internacionalista, con Santiago Lupe y Cynthia Lub, de la CRT, y Gaetan García, miembro de Révolution Permanente de Francia, bajo el título.
Santiago Lupe hizo un repaso de las principales tendencias del escenario internacional. Una pandemia que sigue siendo el elemento más determinante y la que la barbarie capitalista, con la guerra de las vacunas, le está dando una sobrevida enorme. Una crisis económica para la que las salidas de los diferentes Estados no ofrecen más que mayores desequilibrios económicos y geopolíticos, y una nueva oleada de lucha de clases que reactualizan las características de nuestra época como una época de crisis, guerra y revoluciones.
Defendió como la imposibilidad de dar una salida progresiva para la humanidad sin tocar de lleno los intereses de los capitalistas y enfrentar a sus Estados, hacía urgente construir una izquierda que supere a los proyectos políticos de reforma y humanización imposible del capitalismo, y como esto no solo lo podemos pensar en el terreno nacional sino también internacionalmente. Debatir y pensar sobre los retos para convertir las revueltas en revoluciones triunfantes, para poder actuar, es parte de esa tarea consciente de construir partidos revolucionarios.
Gaetan García, obrero aeronáutico de Airbus y militante de Révolution Permanente, abordó uno de los escenarios donde la corriente internacional de la CRT – la Fracción Trotskista – lleva adelante uno de los combates más importantes por la construcción de este tipo de organizaciones. Explicó cuál había sido el desarrollo de la lucha de clases en Francia desde 2016, signado por fenómenos como los chalecos amarillos o la huelga contra las reformas laborales y de las jubilaciones de Macron, y como frente a una extrema izquierda que seguía buscando atajos electorales y de acuerdos con los reformistas, Révolution Permanente había logrado intervenir, dando valiosos aportes de autoorganización a nuestra clase y fusionándose tanto con obreros referentes de muchos de esos conflictos como con militantes revolucionarios de tradición. Este avance y la pelea contra el curso de la actual dirección del Nuevo Partido Anticapitalista – que se dirige a una política de coaligarse con el neorreformismo francés del ex senador del PSF, Mélenchon – llevó a la expulsión de nuestros compañeros de este partido. A día de hoy, con más de 300 jóvenes y trabajadores, pelean por la emergencia de un nuevo partido revolucionario en Francia y, como primera batalla táctica, están militando para que en las siguientes elecciones presidenciales haya un candidato obrero y revolucionario, Anasse Kazib, un joven dirigente ferroviario de origen inmigrante.
Cynthia Lub abordó el principal escenario de la actual ola de lucha de clases, el continente latinoamericano. Desde antes de la pandemia, se vienen sucediendo una serie de revueltas y rebeliones muy profundas que han hecho tambalearse a los diferentes regímenes y se están agravando con las consecuencias pandémicas. En la mayoría de los casos han dado como resultado el retorno de formaciones de centroizquierda al poder y otros intentos de desvío, como está sucediendo en Chile con la Convención Constituyente. Tomando el ejemplo chileno, Lub explicó como desde nuestra corriente, por medio de nuestro grupo hermano el PTR, intervenimos en estos fenómenos para tratar de desarrollar la autoorganización, la hegemonía obrera y construir un polo político que combata las ilusiones en la autorreforma del régimen y los intentos de desvío de la izquierda reformista. Peleas por transformar estas revueltas en revoluciones, y a la vez avanzar en construir partidos revolucionarios que puedan ofrecer una alternativa de dirección y preparar las condiciones para que esas revoluciones triunfen.
Pilas recargadas para la lucha por construir una organización revolucionaria
Los actos fueron seguidos de interesantes preguntas y debates. Muchas de ellas planteadas por compañeros y compañeras jóvenes, parte de una nueva generación que ance a la vida política que ni ha conocido algo diferente a las crisis capitalistas ni le debe nada a los proyectos neorreformistas y de conciliación de clases que hoy muestran su bancarrota. La idea de “tomar partido”, sumarse a pelear contra un sistema que no tiene nada que ofrecernos, y hacerlo de la manera más consciente posible, sin perderse en la ilusión de lo social, sino preparándose estratégicamente para vencer, permeaba el ambiente.
A pesar de las difíciles condiciones del último año, un proyecto político sobre estas coordenadas, como el que defiende la CRT, viene avanzando, sumando nuevas fuerzas de jóvenes y trabajadores y trabajadoras a las que la pandemia, la crisis del neorreformismo y el procesismo y los grandes hechos internacionales de la lucha de clases, les lleva a sacar las conclusiones de que no hay salida sin revolución, y no hay revolución triunfante sin construir organizaciones revolucionaria. Las dos escuelas de veranos de la CRT y las agrupaciones Pan y Rosas y Contracorriente, que reunieron a más de 150 personas en total, han apuntado precisamente en esta dirección, una recarga de ideas, programa y estrategia, de “energía revolucionaria” para encarar esta tarea entusiasmante. |