Historia pura en Tokio, con el agregado del tie-break, fue 3-2 ante en N°1 del ranking mundial. Como en Seúl 1988, la selección se llevó el bronce ante Brasil en un partido con una emotividad difícil de olvidar en la historia de nuestro deporte.
El primer set arrancó parejo, punto a punto, con mucha agresividad e intensidad de ambas partes, donde pudimos sacar ventaja a través de un gran trabajo en la relación entre el bloqueo y la defensa, y un gran ataque de un Facundo Conte que estuvo intratable, siendo finalmente el goleador del partido. Supimos sacar ventaja de 4 puntos, que se achicó a uno tras buenos saques de Lucas, pero nos llevamos el primer set 25-23.
En el comienzo del segundo, Brasil supo sacar una pequeña ventaja desde el comienzo. El central Lucas, el más efectivo de los “cariocas” fue uno de los más destacados con sus ataques frontales y potentes, se lo llevó Brasil 25-20, con grandes ataques además de Lucarelli y Wallace, sumado a los bloqueos del equipo, ya que nos ganaron en ese rubro por 4 a 1.
El tercero, el que suele ser el del quiebre, arrancó bien para el conjunto Marcelo Méndez, sacamos 3 puntos desde el comienzo, conseguimos el primer ‘Ace’ de parte de Bruno Lima, pero con el protagonismo de Wallace, Brasil supo empatar el juego, y luego de tener una ventaja de 16 a 13, tras 5 errores en el servicio, se lo volvieron a llevar los “verdeamarhellos” por 25-20.
En el 4to era ganar o ganar, y la Argentina se hizo cargo de eso, el central Agustín Loser -un preludio del final-, realizó 3 bloqueos seguidos para sacar ventaja de 7 en la mitad del set, luego de eso fue punto a punto, pero con esa amplia ventaja, nos lo llevamos 25-17.
Y llegó el 5to y último, los últimos puntos que íbamos a ver de la Argentina en estos juegos, y los chicos no lo iban a dejar pasar. Empezaron con mucha violencia, Loser clavó 3 saques seguidos, mantuvimos esa ventaja hasta el final del período, cuándo los brasileros se pusieron 12-12, haciendo que el final sea emocionante. Con el 14-13 de la selección, fue al saque Sebastián Solé, con la recepción del seleccionado brasilero, Douglas atacó nuestro campo y fue Agustín Loser, sí, aquel de los bloqueos en el cuarto set, quién puso las manos firmes, y se arrodilló en llanto cuando la pelota picó en el campo brasilero, estampando el 15-13, para el 3 a 2 final.
“Vale mucho más que una medalla de oro”, firmó Seba Solé al finalizar el juego, destacando la importancia de éste tercer puesto en un deporte donde la Argentina siempre fue detrás de las 5 o 6 potencias mundiales. Y tuvimos que vencerlas, a Estados Unidos, a Italia, a Francia, y ahora a Brasil, el n°1. Además del premio para el deporte nacional, es un premio a una generación que hizo crecer al vóley argentino.
Historia del vóley argentino en Tokio: Facu Conte fue el goleador del juego, la figura de Agus Loser fue sobresaliente, y De Cecco tuvo la magia de siempre. Pero aquí, y siempre, hay que agradecer a todo el plantel: además de Facu y Agus tenemos que nombrar a Sebastián Solé, Luciano de Cecco, Cristian Poglajen, el líbero de siempre Santi Danani, Fede Pereyra, Mati Sánchez, Martín Ramos, Ezequiel Palacios, Nico Méndez, y el goleador del torneo, el opuesto Bruno Lima. Muchas gracias muchachos.
Como remarcamos anteriormente, la selección de vóley sólo se había subido al podio en los juegos de Seúl ’88, también la de bronce, también ante Brasil, y también teniendo a Conte como figura del equipo. Era Hugo, el papá de Facu, que 33 años después, realizó la hazaña del padre, y le dieron otra alegría a los argentinos.