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La Izquierda Diario
9 de agosto de 2021 Twitter Faceboock

Jujuy/cultura
Añawita le canta a sus ancestras y mujeres de su vida
Nadia Ruge | Columnista Pateando el Tablero

Añawita es una joven cantora jujeña de 29 años. También es psicóloga, militante del movimiento de mujeres y las causas de quienes luchan. Conversamos con ella para conocer un poco sobre lo que significa la presentación de su primer disco solista “Mis ancestras cantan”.

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Paola Palacios, nació en La Quiaca, dice que desde muy pequeña la música es parte de su vida. Su padre es músico y siempre estuvieron presentes los ensayos, las presentaciones en casa, además recuerda: “en la noche, en vez de cuentos o junto a eso, él me cantaba coplas infantiles que teníamos en un libro, yo aprendí las letras y formas de cantarlas. Eran coplas de carnaval me acuerdo.”

La primera vez que cantó en un escenario era muy chiquita: “En un festival infantil en el que mi padre acompañaba a tres niñas, yo asisto a verlo y como siempre fui muy traviesa, dije: ¡Yo también quiero cantar y subir al escenario! Ahí me buscaron un ponchito, un sombrero de lana de oveja y subí. A partir de ahí me di cuenta que podía cantar y mi familia también.”

La escuela primaria la hizo en Abrapampa, en las escuelas Normal y en la N°222. Fue su papá quien la “bautizó” con el nombre artístico de Añawita, unos años después que comenzó a cantar, en su infancia:

“Revolviendo papeles y cosas archivadas encuentra este bailecito, de don máximo Gregorio puma y entonces me cambia el “Imillita,” porque Imillita de la Puna fue mi primer nombre artístico, ahí me pone “Añawita de la Puna”.

Añawita tiene la mirada profunda y transparente, los ojos negros y el pelo también, a veces trenzado y a veces suelto, cuando sonríe invita a conocerla más, y cuando canta conmueve, emociona, nos hace bailar y también denuncia o dice lo que haya que decir sin callarse ante ninguna injusticia. Por eso asegura que se identifica con “la imagen de la flor silvestre que crece en la aridez, que es colorida y a la vez tiene espinas, por eso quise conservar este nombre también por el cariño con que me fue puesto y actualmente decidí quedarme solo con Añawita, hacerlo un poco más corto pero siempre volviendo a esta historia y a este significado.”

La caja coplera que la acompaña tiene tullmas de colores y el pañuelo verde atado, con un nudo fuerte como sus convicciones, color que también tiene canción en el nuevo disco. Le pregunté entonces ¿Cómo irrumpió el feminismo en tu vida y en tu arte?

  •  No podría marcar un punto exacto donde entra el feminismo en mi vida y en el arte, pero si una serie de hechos que me ayudaron a cambiar la cabeza y el corazón, y ver la vida con otra mirada mucho más amorosa y más humana. Mi crianza sobre todo en la adolescencia se afincó en cuestiones muy doctrinarias, muy tradicionales, religiosas, desde ahí miraba yo la vida y juzgaba. Como futura psicóloga me empecé a preguntar otras formas de concebir la vida, otras posturas también validas que yo no podía excluir porque mi profesión me lo pedía. Y así me fui dando cuenta que mi verdad no era la única, fui desnaturalizando distintos tipos de violencia, también propias de mis pares, de mis hermanas, amigas, familiares. Fui viendo que en la misma carrera artística vivíamos muchas situaciones de acoso, de burla, de menoscabo en las capacidades entre otras. Ahí me fui refugiando en el feminismo con varias experiencias y cuando me di cuenta estaba vestida violeta, cuando me di cuenta me embanderaba de verde, y así, fueron como etapas y me fui sumando a esta marea verde, poderosa y amorosa que hoy me abriga. Ser mujer en el ambiente folclore es un desafío, dice. Y ve con alegría que cada vez haya más mujeres pisando escenarios, animándose a decir, a hacer distintos tipos de música y salir de las normas del mercantilismo que quiere imponer las condiciones para ser recibidas, aplaudidas o contratadas. Contra la cosificación, la reducción de oportunidades y las presiones de “demostrar” talento o capacidades para acceder a un contrato, hoy hay resistencia. Paola rescata el compañerismo que crece y dice que “ser feminista le da otro tinte a la vida porque por un lado me hace sentir más empoderada ante otras cosas que antes permitía o naturalizaba por más que me incomodaban, y hoy me anima a no callarme, a reclamar, a poner límites cuando es necesario, por otro lado también marca una brecha importante. Muchas veces he recibido burlas, explicitas o implícitas por mi feminismo, manoseando ese término y burlándose de las realidades que vivimos día a día. Marca una brecha importante porque de alguna forma saben que tratan o van a tratar con una persona que no va a aceptar todo. Creo que ser feminista fundamentalmente te empodera.”

    Por más mujeres músicas en los escenarios

    Hoy es ley el cupo femenino en los escenarios ¿Notás cambios reales y concretos desde su sanción?

    En un principio hubo un movimiento interesante sobre la ley de cupo, los municipios adhirieron con decretos, teníamos buenas expectativas, eso fue a comienzos del año pasado. Después con la pandemia de por medio obviamente muchos espectáculos se suspendían, y en las actividades no se veía muy reflejada esta ley. Creo que por un lado falta esta “conciencia social” de por qué peleamos por obtener esta ley, por qué queremos que se cumpla y la importancia de la igualdad de género. Ahora que de a poquito se fueron reactivando escenarios, hubieron algunos reclamos por festivales populares donde no se cumplió nada, pero también hubieron una serie de actividades exclusivas para visibilizar a las mujeres, algunas pudieron prosperar y otras no, bastante diverso en este momento ese panorama. Nosotras tomamos conciencia de lo necesario de hacer cumplir este derecho y vamos gestando grupalmente sobre todo, espacios donde trabajar, donde desempeñarnos como trabajadoras del arte.

    El 14 de agosto a las 18hs en el Tantanakuy Bar Cultural Humahuaca, Añawita presenta su primer disco solista “Mis ancestras cantan”. Para ella es un sueño individual pero también colectivo porque son muchas las voluntades y personas que se sumaron a este proyecto.

    “Mis ancestras cantan” representa más un disco, representa sus primeros pasos en la música de la mano de su familia, un proyecto que soñó con ojos de niña hasta ahora. Un camino con huella de amigues, músiques y gente que siempre la acompañó.

    “Este sueño ahora va a quedar plasmado en un primer disco que está pensado como un homenaje y una ofrenda a las mujeres de mi vida, a mis ancestras, a todas esas mujeres de mi pago que no pudieron hablar y a aquellas que si se animaron frente a todo y contra todo a decir, a exigir, a luchar por sus derechos como mi abuela en la marcha de los mineros, como mi bisabuela en la lucha por sus tierras, como mi madre en la lucha por la educación y tantas mujeres que quiero y con las que asumo el compromiso de seguir cantando y contando historias y luchas. Es también es una forma de encuentro con mis compañeras actuales, de lucha en tantas afrentas que vivimos en este último tiempo, en la lucha por la Interrupción Voluntaria del Embarazo.”

    Ya finalizando la conversación, Añawita se enorgullece de la tierra en la que creció, de La Quiaca, Abrapampa y Humahuaca como los primeros lugares en los que empezó a cantar y transitar este camino repleto de sonidos tan particulares, su identidad:

    “Es un disco que tiene un concepto desde la música andina porque es la música con la que yo inicié este camino, con la que me siento muy identificada, si bien después fui diversificando en estilos y conociendo otros que me gustan mucho y también interpreto; la música andina es como mi raíz, estoy orgullosa de pertenecer al ande, orgullosa de mis rasgos coyas y de toda esa impronta.”

    Se despide al grito de ¡Más mujeres e identidades disidentes en los escenarios! Más mujeres en todas las artes para que la sociedad pueda tomar conciencia de que cuando luchamos contra las violencias de género, no pensamos solamente de forma individual, sino que es una cuestión colectiva y necesitamos frenarla entre todas, todos, todes. Hacer nuestra parte es el desafío.

    Añawita florece y su voz no se quiebra ni tiembla, en ella es evidente que sus ancestras cantan, vibran y con esa fuerza dice: “Que podamos cumplir el sueño de vivir del arte y que sea un trabajo digno.” ¡Vamos todes a ver a Añawita!

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