El intendente de Ramallo, Gustavo Perié de Juntos por el Cambio, eximió de tasas municipales a Siderar. Su dueño Paolo Rocca, también propietario de Techint, es el hombre más rico de Argentina. El regalo sería una contrapartida por las donaciones que hiciera la multinacional siderúrgica al Hospital Gomendio, las cuales están lejos de poder compararse con la eximición que beneficia a Rocca: 9 millones de pesos solo en el primer trimestre. Este tipo de “beneficios” del empresariado son ni más ni menos que avivadas para seguir evadiendo impuestos.
Las necesidades son cada vez más acuciantes en una zona industrial contradictoriamente castigada por la informalidad y la desocupación, producto de las políticas de precarización laboral que se impulsan desde Siderar y los “Parques industriales” utilizando mano de obra barata y en condiciones precarias. El gobierno Nacional hasta quitó el IFE sobre un amplio sector que aún sigue padeciendo estas políticas, sumado al desempleo y la miseria que se acrecientan.
Paolo Rocca ha logrado un crecimiento sostenido en sus empresas, ganando por encima de otras, ya que las actividades de sus fábricas se encuentran dentro de los servicios considerados esenciales según el decreto otorgado por el gobierno nacional durante la pandemia. Sus exportaciones fueron favorecidas por la parálisis empresarial de sus competidores en otros países. Es en esas condiciones que hoy impone jornadas de hasta 12 horas a sus trabajadores que sostienen un crecimiento constante en su producción. Motivo por el cual el pasado jueves vimos como explotó uno de los convertidores de la planta a causa de la producción constante y falta de mantenimiento adecuado para no arriesgar la vida de los trabajadores. Paradójicamente, Siderar fue eximido de la Tasa por Inspección en Seguridad e Higiene. Esta situación explica bastante el cuadro de un empresario que la sigue juntando en pala mientras parasita el Estado.
La localidad de Pérez Millán, por citar una de las localidades dependientes de la intendencia de Ramallo, fue recientemente golpeada con despidos y salarios de miseria en su principal y única fuente de trabajo, el frigorífico Arre Beef. El pueblo se encuentra en un total abandono, las calles destruidas, sin cloacas ni agua potable en un amplio sector, y los trabajadores que quedaron en la calle no reciben ni un paquete de arroz. Los jóvenes que habitan esa localidad no cuentan con la posibilidad de estudiar, porque no existen terciarios o institutos.
¿Cuántos lugares de estudio podrían construirse para no condenar a los jóvenes a pensar que no existe otro futuro mas que esclavizarse en el frigorífico? También la propia Ramallo, donde se realizó una gran movilización reclamando por el déficit y falta de recursos en el hospital, que tenía que derivar sus pacientes a otras localidades por falta de infraestructura y que, al igual que Pérez Millán, no cuenta con carreras u ofertas para la juventud, que muchas veces no tienen la posibilidad de pagar un pasaje para estudiar en otra ciudad.
Desde el Frente de izquierda Unidad repudiamos esta actitud injusta y arbitraria de seguir bancando a los grandes empresarios. Ellos son los que hoy deberían pagar impuestos a las grandes fortunas, para que esa plata sea destinada a la salud y la educación. |