Durante el seminario político del MAS realizado el 27 de agosto en Santa Cruz, el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, al estilo de los héroes de Marvel y del mítico Robin Hood, señaló que “Para nosotros, la política es básicamente el ejercicio del poder para vaciar el bolsillo de los ricos y entregar a los pobres. Esa es la política que debe guiarnos a quienes somos miembros del MAS”.
Ante este realismo mágico al que hace alusión Quintana, que está abismalmente muy lejos del estilo literario de García Márquez, y que por alusión a éste pareciera que Bolivia fuera Macondo, lo que no sabe Quintana es que las y los trabajadores, campesinos, indígenas y el pueblo empobrecido tenemos memoria.
Durante los casi 14 años de Gobierno de Evo Morales lo que ha hecho el MAS, pese a una redistribución parcial de la renta nacional y algunas reformas institucionales y legales de carácter inclusivo, fue mantener las relaciones sociales capitalistas. Es decir, éstas no fueron modificadas en nada, pese a los discursos altisonantes como el del ex ministro Quintana.
El MAS en sus años de Gobierno ha garantizado las condiciones para que los agroindustriales, la gran empresa privada y el capital financiero generen jugosas ganancias. Orgullosamente Morales decía que en su Gobierno el capital financiero, como con ningún otro Gobierno, había logrado grandes ganancias; promulgó una serie de leyes que autorizan, alientan y financian la producción de biocombustibles de la mano de la burguesía agroindustrial del oriente boliviano, la CAINCO. Favoreció la acumulación capitalista de los grandes empresarios privados y profundizó la política de fortalecimiento y colaboración del Estado con los agroindustriales y ganaderos del Oriente. Así es como fortaleció a las clases dominantes que luego darían el golpe de Estado en noviembre del 2019.
Durante el Gobierno actual de Arce Catacora, y en complicidad con los burócratas de la Central Obrera Boliviana (COB), no han hecho nada por dar respuesta a miles de trabajadores y trabajadoras que han perdido sus puestos de trabajo o que se han visto reducidos sus salarios, se ha incrementado el sector informal y la tercerización ha crecido considerablemente. El Gobierno del MAS durante la pandemia, al igual que el Gobierno de facto de Áñez, ha permitido que las clínicas privadas y la industria farmacéutica genere ingresos exorbitantes a costa de la salud y la pobreza de millones de trabajadores y trabajadoras.
Vaciar el bolsillo de los ricos y entregar a los pobres, significa frente a la crisis sanitaria la nacionalización del sistema de salud privado, sin indemnizaciones, y su centralización y funcionamiento bajo dirección de las enfermeras, personal de limpieza y cocina y finalmente los médicos y especialistas para detener la enfermedad. Significa que todo el personal de salud pase de manera urgente al régimen de la Ley General del Trabajo. Vaciar los bolsillos de los ricos significa terminar con la precarización laboral de las y los trabajadores de salud y de todo el pueblo trabajador.
Solamente con la movilización y autoorganización de los y las trabajadoras, los campesinos y el pueblo empobrecido, y con la construcción de un partido revolucionario con hegemonía obrera, en alianza obrera-campesina y popular, con un programa y estrategia para vencer, se podrá vaciar el bolsillo de los ricos y entregar a los pobres. No administrando el Estado burgués y generando grandes ganancias para el gran capital, sino expropiando a los grandes banqueros, empresarios y capitalistas. |