Esencia y apariencia, discurso y realidad en la Cuarta Transformación. AMLO presentó un 3er. informe que choca con las imágenes de los migrantes perseguidos por la Guardia Nacional, el regreso forzado a clases y las cifras de la pandemia.
El lunes 30 de agosto reiniciaron las clases presenciales en la educación básica y media. El gobierno de López Obrador y la Secretaría de Educación Pública forzaron el regreso, a pesar de la oposición y las dudas de millones de padres y madres, docentes y estudiantes. Para imponerlo, negaron la posibilidad de continuar recibiendo clases a distancia.
¿El motivo de esta dura política que termina de echar por tierra el discurso oficial de "cuidar las vidas de la población"? Terminar de conquistar una “nueva normalidad”, cuyo objetivo es garantizar el funcionamiento de la economía que favorezca las ganancias empresariales. AMLO llegó a decir que llueva o relampaguee se mantendrán abiertas las escuelas: esto significa, a pesar de los contagios, los fallecimientos y de la tercera ola de Covid-19.
En los primeros 5 días de la reapertura de las escuelas ya se notan peligrosamente los contagios. Aunque las autoridades buscan ocultarlo al mejor estilo del “viejo régimen”, esta realidad se expresa en distintos estados del país, poniendo en peligro la vida y la salud de maestros, padres y alumnos.
El miércoles 1 de septiembre, el presidente presentó su 3er. informe de gobierno. Con un contenido y un tono triunfalista, López Obrador presumió los supuestos logros de la primera mitad de su mandato. Como decíamos aquí, evitó dar un panorama realista del último año, el cual estuvo cruzado por la pandemia, la crisis económica y un manejo gubernamental que privilegió los intereses de los empresarios, en detrimento de los trabajadores y sectores populares.
Nada dijo de la caída abrupta de la economía en 2020, y de los millones de puestos de trabajo perdidos, lo cual no se compensa ni se recupera por los números de este 2021. Algunas de las acciones que mencionó -como los planes sociales- palidecen ante el aumento de la pobreza y la precarización. Y cabe mencionar que esto es también responsabilidad del gobierno, como la reforma del outsourcing, que lo ha legalizado.
El presidente presentó como logros propios los envíos de remesas que hacen los migrantes desde Estados Unidos para ayudar a sus familias. Repitiendo lo que hizo Peña Nieto en 2016, lo cual entonces fue criticado por... él mismo. Al presidente le llovieron críticas por esto, tal como lo registraron El Universal y otros medios el mismo miércoles. Sin embargo, lo que pocos dijeron es que esto es el resultado de las políticas gubernamentales -iniciadas por los neoliberales y que continúa AMLO- que obligan a millones de personas a buscar mejores condiciones de vida y de trabajo en Estados Unidos. Donde reciben salarios inferiores a los trabajadores nativos y enfrentan de igual manera la precarización laboral.
Digamos también que, en su informe, el presidente destacó la campaña de vacunación y la baja de decesos y contagios como uno de sus principales logros. Y dijo que es, en esa mejoría de la situación, que se justifica la reapertura de las escuelas.
Pero sus palabras no coinciden con la realidad. El mismo miércoles, ocurrieron en el país 1177 fallecimientos por Covid-19. Esta fue la cifra más alta durante la tercera ola, un verdadero nuevo récord. Los primeros reportes sobre los contagios en la comunidad escolar podrían indicar que vamos hacia un nuevo pico de la pandemia, un escenario que no puede ser adjudicado a “causas naturales”, ya que el gobierno viene empujando la reapertura.
Otro choque evidente entre el discurso de López Obrador y la cruda realidad fue en el terreno migratorio. El presidente aseguró que no ha habido represión ni violación de derechos humanos contra los migrantes. Pero durante toda la semana, efectivos de la Guardia Nacional y personal del Instituto Nacional de Migración reprimieron con lujo de violencia las distintas caravanas de migrantes centroamericanos, caribeños y sudamericanos en Chiapas, en las cuales se encontraban gran número de mujeres, niñas y niños y bebés. Periodistas que cubrían los sucesos denunciaron las agresiones que sufrieron por parte de las fuerzas de seguridad. Y las organizaciones de defensa de migrantes levantaron la voz denunciando la desaparición de personas.
Las imágenes y testimonios sublevan. En las mismas horas que AMLO daba su informe de gobierno, la Guardia Nacional detenía a 100 integrantes de la segunda caravana, en una operación que fue una verdadera cacería humana. Las fotografías de la represión recorrieron el mundo, como puede verse en las páginas de El País y otros medios internacionales.
La actuación del gobierno de AMLO y su Guardia Nacional no es un exceso más. Tampoco puede ser ocultada por la llegada de refugiados afganos al país ni por el discurso “progresista” que se cae al piso a cada golpe de tolete que sufren los hermanos migrantes. Responde a las exigencias de la administración de Joe Biden, para que Palacio Nacional frene la migración hacia su frontera sur. La acción enérgica de los militares mexicanos busca “disuadir” para que no se formen nuevas caravanas como la del 2018.
Mientras tanto, la imagen de un correcaminos detenido y estático ante el muro fronterizo erigido para impedir el libre transito, se convirtió en una metáfora visual de las políticas migratorias impulsadas por Washington, con la complicidad del gobierno mexicano.
Mientras tanto, la oposición derechista sigue acumulando puntos en contra. El escándalo propiciado por las acusaciones contra Ricardo Anaya, el principal dirigente público del PAN, no ha terminado. El efecto negativo de su huida -al mejor estilo Mauricio Toledo- puede afectar las ya de por sí limitadas posibilidades de la oposición en el 2024, cuyas esperanzas están en capitalizar la desilusión que pueda existir con el gobierno del Morena entre la población.
En los últimos días, tuvo amplia cobertura la reunión entre senadores panistas y Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista español, Vox, en la cual firmaron una “carta contra el comunismo”. No faltaron los medios que presentaron esto como una “buena noticia” para el presidente mexicano: efectivamente, AMLO aprovechó el evento para fustigar a los panistas diciendo “Son lo mismo, casi fascistas”. Desde la cúpula del partido opositor, rápidamente buscaron negar que exista un acuerdo político y que el encuentro fue “a titulo personal de algunos senadores”. Este suceso solo puede debilitar las intenciones panistas de acrecentar su intención de voto. Y es lo que López Obrador leyó rápidamente.
Mientras crece la confrontación del gobierno con el PAN, es una incógnita si algo cambiará en la relación con el PRI. AMLO podría necesitar nuevos acuerdos en el Congreso para avanzar con las iniciativas que adelantó en el informe, en torno a la cuestión energética, aunque no habló de su contenido ni de su carácter. ¿La llegada de Adán Augusto López a la Segob, y la mencionada reunión con Alfonso Romo, estarán indicando por donde irán las prioridades en esta segunda mitad de mandato?
Esta semana mostró -como viene siendo evidente los últimos años- qué intereses defiende AMLO. Las y los trabajadores, junto a la juventud y los sectores populares, necesitamos una política claramente independiente, tanto del Morena, como de la oposición derechista, para defender nuestros derechos ante el gobierno, las instituciones y los capitalistas. Y que diga hoy, antes que nada, alto a la represión a los hermanos migrantes, disolución ya de la Guardia Nacional. Alto a la imposición criminal de un regreso a clases presenciales sin condiciones seguras y que pone en riesgo la vida de millones. Al servicio de todo eso está La Izquierda Diario México.