El endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande anunció este lunes que ha suspendido la negociación de sus títulos cotizados en la Bolsa de Hong Kong. La suspensión llegó junto con el rumor de una posible venta del 51% de su división inmobiliaria a la empresa china Hopson Development, que podría adquirir el control de la empresa por unos 5.140 millones de dólares.
El movimiento de este lunes es parte de las maniobras que ha comenzado a ejecutar el Gobierno chino de Xi Jinping para evitar que el gigante Evergrande caiga en desgracia. Sin embargo, las operaciones recientes que buscan llevar algo de tranquilidad a los mercados y a los acreedores implican solo una pequeña parte de la enorme deuda del conglomerado inmobiliario, que supera los 300.000 millones de dólares.
El grupo informó de esta suspensión, que afecta a también "todos los productos estructurados relacionados con la empresa", en un comunicado emitido a través del parqué hongkonés, que regresó hoy a la actividad tras un parón de tres días.
La empresa escaló el pasado miércoles un 15 % en bolsa tras anunciar la venta de buena parte de sus acciones en un banco a una compañía estatal y después de que la agencia de calificación de deuda Fitch rebajase la calificación de la deuda a largo plazo del grupo por la incertidumbre sobre sus bonos ’offshore’.
La matriz del grupo ha perdido un 78,3 % desde principios de año y los expertos creen que su futuro podría pasar por una reestructuración con la que se pasarían proyectos a otras promotoras para garantizar su finalización antes de que una compañía estatal actuase como "inversor estratégico" para resolver los problemas de financiación del grupo.
Ese tipo de movimientos ya han comenzado y son parte de las distintas maniobras financieras con las que el régimen chino busca salvar una de las empresas capitalistas más importantes del país, y la más endeudada del mundo. Como parte de estas maniobras, varias empresas gubernamentales y desarrolladoras inmobiliarias respaldadas por el Estado han sido "invitadas" a comprar activos de Evergrande para reforzar la captación de fondos de la empresa.
Si bien lo que ocurra en el futuro con Evergrande todavía se mantiene en el terreno de la especulación, la calificadora Fitch rebajó la semana pasada la calificación del riesgo emisor a largo plazo del endeudado gigante inmobiliario chino Evergrande de ’CC’ a ’C’, el tercer nivel más bajo de su escalafón.
En su lugar, las autoridades esperan que las compras de activos eviten o al menos mitiguen cualquier malestar social que pudiera generarse si Evergrande sufre un colapso desordenado para una empresa que representa el 2% del PBI del país.
Aunque aún está por verse si el Gobierno podrá navegar sin sobresaltos las aguas turbulentas de una quiebra estrepitosa, aún lo esperan más problemas al llegar a la siguiente costa. Evergrande es solo un ejemplo de la forma en la que China desarrolló una burbuja crediticia que le permitió crecimiento sin precedentes explotando áreas especulativas. Ese "circulo virtuoso" llegó a su fin. Lo que queda ahora expuesto son las dificultades de Pekín para avanzar hacia un nuevo modelo de crecimiento más equilibrado y sustentable. ¿Podrá hacerlo?
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