Nuevamente Toyota es noticia y la punta de lanza de las patronales multinacionales, para liquidar las conquistas obreras. Si hace poco, nos enterábamos que la patronal japonesa se quejaba de que no había pibes con el secundario terminado (puras mentiras. Todos sabemos que salís del colegio y no conseguís laburo piola, con derechos), ahora, la patronal, con menos chamuyo y pidiendo más ganancias, quiere que trabajemos los sábados para aumentar sus ganancias.
Si, leyó bien. En la Argentina donde la mano de obra desocupada abunda, donde crecen día a día los desocupados/as que necesitan llevar un pedazo de pan a sus familias, la patronal japonesa quiere exprimirnos más de lo que ocurre hoy, y después descartarnos, llenos de hernias de discos, con tendones y cinturas reventadas, y el cerebro frito, por turnos rotativos semanales.
Un contracordobazo
Hablar del Cordobazo es nostalgia, o recuerdos de viejos. No. Los trabajadores de Renault Córdoba, hace 52 años, acompañados por otros mecánicos y lucifuercistas, y encabezados por Agustín Tosco, tomaron la ciudad, en huelga general de obreros y estudiantes, defendiendo el sábado inglés. Defendiendo el descanso de todo el fin de semana. Ese levantamiento popular, le costó la cabeza al dictador militar Ongania. Hoy, el mismo SMATA, hace punta para entregar esa conquista, que nos costó sangre, sudor y lágrimas. Ni los milicos pudieron tanto.
Don Pignanelli, burócrata sindical muy amigo de Alberto y Cristina, es el que la impulsa. Hasta su propio hijo tuvo que ir para “convencer” a los dudosos, que eran muchos. “Se votó en asamblea”, nos dicen los dirigentes pro empresa, especialistas en marcar, cagar a trompadas y hacer despedir, al que se oponga. “Efectivizan 1100 compañeros”, nos repiten, cual si fuera una conquista, lo que tenía que pasar, después de tres meses de prueba, y nunca hicieron cumplir.
¿La tecnología al servicio de mejorar nuestras condiciones de trabajo o de aumentar los ritmos de producción y sus ganancias?
Los avances tecnológicos, la aplicación de la computación y la robótica, han sustituido una gran masa de trabajadores. Por un lado facilitan nuestra tarea, pero ¡ojo! no se equivoquen. Porque desaparecen puestos de trabajo, y cada operario/a, termina haciéndose cargo de más máquinas más puestos de trabajo para solo una persona. Donde trabajaban 3, antes de la “robotización”, ahora solo uno.
Cuantos años esperamos, que la tecnología nos diera la posibilidad de “apretar un botón, manipular un teclado”, para sustituir el esfuerzo físico. Y ahora que eso ocurre, es para correr de acá para allá, moviendo los brazos a mil, con las tendinitis insoportables correspondientes.
Qué fácil seria, donde trabajan uno, seamos 2, y que poco cambiaría en el costo salarial de las empresas, que no supera el 5% del valor del producto. Pero quieren ganar cada vez más, sumergiendo al pueblo en la pobreza, para llevarse cada vez más ganancias a sus casas matrices. Y si no alcanza la salud que nos roban también viene el gobierno peronista. Quien, además de todo lo que les permite, les da una rebaja impositiva. Cero % en los impuestos a la exportación. El estado (que cuando hay que pagar, somos todos) financia las “promesas de inversiones” de las multinacionales.
Debemos trabajar 6 horas 5 días, para que trabajemos todos, sin rompernos.
Cuando en el mundo se habla de disminuir la jornada de trabajo, SMATA, gobierno y oposición, se pelean para ver quién nos hace trabajar más. La derecha “republicana” del pro, los radicales y Milei, quieren reformar las leyes laborales, con la excusa de que los precarios dejarán de serlo. El gobierno peronista dice que no esta de acuerdo con la reforma laboral, pero el mismo Ministerio de Trabajo, rechaza la reducción de la jornada laboral y acepta "modernizar los convenios" que piden las patronales. Sus sindicatos, como vemos en el SMATA, entregan nuestro tiempo libre, nuestro fin de semana de descanso.
Solo el Frente de Izquierda , con Nicolás del Caño y Myriam Bregman, como principales referentes, plantea en estas elecciones, la lucha por una semana laboral de 30 horas, de lunes a viernes, sin disminución salarial, y la efectivizacion de todos los contratados, para terminar con la herencia neoliberal, de las leyes antiobreras de los milicos y de Menem.
Hace cien años, las patronales nos amenazaban de que, si se imponía la jornada de 8 horas, se fundían, se iban del país y muchas mentiras más. Grandes huelgas generales internacionales, nos permitieron lograrlo. Y las empresas, acá siguen. Ellos quieren que volvamos a la explotación del siglo 19, para aumentar sus ganancias. La clase trabajadora, necesitamos trabajar 6 horas, 5 días, para que en el siglo 21, la tecnología nos permita el derecho al descanso, a la recreación, en síntesis: una vida que den ganas de vivirla |