Que arda el capitalismo, no el planeta
Sin duda uno de los fenómenos políticos de los últimos años es el crecimiento del movimiento ambiental a lo largo y ancho de todo el globo. Es que por más intentos que hagan los negacionistas del cambio climático, los efectos del modo de producción capitalista sobre la naturaleza y nuestras vidas son innegables.
El 85% de la población mundial ya se ve afectada por los aumentos de temperaturas, las sequías, inundaciones e incendios forestales. En este momento, no hay un solo continente que no haya sufrido estas alteraciones que, según un nuevo Reporte del Estado del Clima en América Latina y El Caribe 2020 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se cobraron más de 312.000 vidas y afectaron a más de 277 millones de personas entre 1998 y 2020.
En nuestra región, avanzan los planes extractivistas del imperialismo y dentro de Argentina, la pelea contra el saqueo y la contaminación toma distintas formas.
Córdoba y Santa Fe arden hace meses por el avance de la frontera agro-ganadera y el negocio inmobiliario que queman a su paso cientos de especies y enferman con el humo a la población, mientras los gobiernos nacional y provinciales desfinanciaron los programas contra los incendios. Los y las jóvenes inundamos las calles con un reclamo: necesitamos ley de humedales. El tiempo pasa y si este proyecto está por perder estado parlamentario, es porque diputados del Frente de Todos y Cambiemos lo tienen cajoneado. Y otros, como Milei, dicen que no es necesaria “porque no existe el cambio climático”.
Ya perdimos un 20% del Paraná y no hay enjuiciado ni un solo responsable
Similar es la situación en Chaco, la región más afectada por la deforestación del agronegocio después del Amazonas. Y sin embargo, a su gobernador, el señor Jorge Capitanich quien es integrante del PJ, le pareció una buena idea instalar megagranjas porcinas, que sabemos que son una fábrica de nuevas pandemias.
Esta semana, la Corte Suprema declaró inconstitucional parte de la Ley 7722, habilitando químicos contaminantes en la provincia de Mendoza. El lobby minero y petrolero actúa también en la provincia de Catamarca con el apoyo del gobernador Raul Jalil del PJ, en Chubut con su aliado Mariano Arcioni de Chubut Para Todos, en Jujuy con Gerardo Morales de Juntos y en Neuquén, la provincia de Omar Gutierrez y el MPN, se abren paso con el fracking y Vaca Muerta. Larreta y Cambiemos no se quieren quedar afuera desde la Ciudad de Buenos Aires y aplican “extractivismo urbano”: la costanera y el río están en la mira de los negocios inmobiliarios de un Jefe de Gobierno que todo lo verde lo quiere privatizar.
Pero por más intentos que hagan los distintos partidos tradicionales, siempre encuentran respuesta de nuestro lado. Las movilizaciones masivas y cortes de ruta tienen el protagonismo de jóvenes, trabajadores, comunidades originarias, ambientalistas y la izquierda.
Las y los jóvenes, lejos de entendernos como la “generación sin futuro” y caer en discursos colapsistas, nos propusimos en todo el mundo abrir nuevos caminos. La desesperación no puede bloquearnos a imaginar otros horizontes posibles. Hay que enfrentar a todos los partidos políticos del régimen que ven en nuestros bienes naturales una “fábrica de dólares” para pagarle al FMI y le abren la puerta a las mineras y petroleras imperialistas que nos saquean y se fugan la plata, sabiendo que acá nos queda la contaminación. Solo el Frente de Izquierda Unidad se enfrenta a este modelo extractivista.
Traemos propuestas, porque no hay planeta B
En las PASO, el Frente de Izquierda Unidad se consolidó como tercera fuerza nacional.
Los altos porcentajes que obtuvimos en las provincias donde se dieron las principales peleas contra el extractivismo, como Mendoza, Neuquén, Chubut y la región del AMBA, no son casualidad. Es un reconocimiento porque ser parte de esas luchas e impulsar movilizaciones y asambleas en todo el país. Asi se vio en los debates electorales, la izquierda fue la única fuerza que llevó a ese espacio, la agenda que venimos peleando en las calles.
El Frente de Izquierda Unidad tiene un programa y propuestas para terminar con la destrucción ambiental en nuestro país. Decimos abiertamente que hay que prohibir el fracking, la megaminería contaminante y las fumigaciones aéreas con agrotóxicosporque la salud de la población no puede seguir esperando. Por esto mismo, planteamos que hay que impedir la instalación de las megagranjas porcinas, no queremos nuevas pandemias.
Proponemos presupuestos en serio para la conservación de la biodiversidad, empezando por los lugares que están en mayor riesgo por la quema de humedales y el desmonte. Tenemos que regenerar las áreas degradadas (como mares, ríos, lagos, bosques y campos) en base a impuestos progresivos al gran capital. Y conquistar de manera urgente la Ley de Humedales para proteger estas zonas del avance del agro-negocio y el negocio inmobiliario.
Proponemos la creación de programas de obras públicas, bajo el control de los trabajadores y la comunidad del territorio, para construir rápidamente infraestructura para avanzar hacia una transción energética de producción de energía renovable, con parques solares y eólicos; hogares resistentes al clima y energéticamente eficientes; queremos desarrollar un transporte público limpio, rápido y gratuito; y modernizar las redes de energía creando decenas de millones de puestos de trabajo con un salario igual a la canasta básica familiar.
Decimos que hay que expropiar a todas las multinacionales imperialistas que saquean nuestros bienes naturales (como lo son la Barrick, Chevron, Yamana Gold y Panamerican Silver) sin indemnización y obligándolas a que reparen los daños causados en el país. Lo mismo planteamos frente a la oligarquía terrateniente y los monopolios cerealeros, aceiteros, lecheros y frigoríficos. La tierra en nuestro país está en manos de 4 mil grandes propietarios, que expulsan de sus tierras a campesinos y pueblos originarios y tienen de forma no registrada a los trabajadores rurales. Hay que terminar con este puñado de terratenientes para avanzar hacia un modelo de producción de alimentos agroecológico.
Decimos basta de falsas soluciones. Vamos a ser cada vez más pobres y estar más contaminados si avanzan los planes extractivistas del gobierno, que para conseguir dólares para pagar la deuda, saquean los territorios. Necesitamos la anulación del proyecto de explotación petrolera en el Mar Argentino y la Ley de Hidrocarburos..
Ahora que si nos ven...
Estos días vimos desfilar gobiernos y empresarios por la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que fue puro “bla bla”. Se nos rien en la cara los responsables de arrastrarnos hasta esta situación.
Ni el “greenwashing” o, como le diríamos en el cono sur, “el chamuyo verde” de los Estados capitalistas e imperialistas, ni las acciones individuales, nos van a sacar de esta crisis que es climática pero tiene un origen social. El capitalismo y su sed de ganancia se relacionan de forma irracional con la naturaleza. La explotan, la rompen y no respetan sus ciclos. Al final del día, lo único que les importa, es si tienen más plata en sus bolsillos.
No podemos confundirnos. La estrategia de agrupaciones ambientales y ONGs de hacer lobby con el poder político o sectores empresariales para obtener algunas leyes sin denunciar a los gobiernos, no nos está llevando a ningún lado.
Lo que decíamos las feministas, también lo decimos desde el movimiento ambiental: ahora que si nos ven, ahora que somos miles en las calles, es tiempo de ponerle un freno de mano a este sistema y construir un cambio revolucionario. Tenemos que seguir construyendo este enorme movimiento de lucha incluyendo a los pueblos originarios, la juventud precarizada, a los territorios, a los pueblos a quienes afectan más directamente la contaminación, las sequías, inundaciones, fumigaciones e incendios. Pero especialmente a las trabajadoras y trabajadores, quienes realmente tienen el poder para paralizar este sistema de destrucción que es el capitalismo. Y construir uno diametralmente opuesto.
Son ellxs quienes trabajan en las petroleras y mineras y pueden parar su producción. Son ellos y ellas quienes tienen la fuerza y el conocimiento para construir la infraestructura necesaria para avanzar hacia una transición energética. Son quienes trabajan la tierra. Quienes hacen funcionar al mundo. Con esta fuerza, organizada en las fábricas, empresas, refinerías, en todos los lugares de trabajo, en alianza con las comunidades originarias, los sectores más empobrecidos de los barrios populares junto al movimiento estudiantil en las universidades, terciarios y secundarios podemos imponer todas las demandas urgentes que tenemos planteadas como movimiento ambiental y que venimos levantando en esta campaña electoral desde la izquierda.
Nuestra relación como sociedad con la naturaleza, está mediada por una producción que hoy está organizada en función de las ganancias de los capitalistas. La única forma que tenemos de pasar de una relación irracional a una de armonía, es revolucionando esa forma de producción hacia una planificación racional de la economía. El partido que queremos construir apuesta a ser una fuerza política que acelere y potencie la emergencia de esa fuerza social capaz de poner ese freno de mano a la destrucción que llevan adelante los capitalistas y, sobre sus ruinas, levantar los cimientos de una sociedad sin explotación, opresión y depredación del planeta. No hay tiempo que perder. |