“Fracking sí, becas Progresar no”. Como si fuera una reedición de aquella consigna que marcó la historia nacional y la del peronismo en particular, pero adaptada a los tiempos que corren.
Según se desprende del análisis realizado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) para el mes de septiembre del presente año, el Gobierno nacional no ejecutó el monto destinado a Becas Progresar que estaba pautado en el esquema del Aporte Solidario y Extraordinario.
Por el contrario, sí lo hizo -y en un 100 %- con el que estaba dirigido a programas y proyectos en el área energética. Es decir, el que beneficiaba a sectores del gran empresariado petrolero. Aquellos mismos sectores que empujan la producción hidrocarburífera, aplicando el método de fractura sísmica.
La información de la OPC indica que, en función de lo recaudado, el monto destinado a Becas Progresar debía ser de $ 45.000 millones. De ese total, no hay nada devengando o comprometido. Por el contrario, los $ 56.250 millones destinados a energía se ejecutaron en la totalidad. Las petroleras no fueron el único sector que recibió este “aporte solidario”. De lo presupuestado para MIPyMES se ejecutó el 77.8 %, equivalente a $ 35.000 millones.
El Frente de Todos presentó el Aporte Solidario y Extraordinario -que se hizo más conocido como impuesto a las grandes fortunas- como una medida que atacaba los intereses de los poderosos al tiempo que resarcía a los sectores más golpeados por la pandemia. La realidad es bastante otra. En 9 meses del año, los empresarios ligados al sector de energía son quienes recibieron los montos más altos.
Al relato le sigue faltando realidad. | 
