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28 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

¿Qué es Kast?
Roberto "Zonyko" Acuña |

Sichel se derrumba, Kast emerge y aparece como viable contendor de Boric en las presidenciales, se desata toda una discusión en la izquierda sobre qué representa el ascenso del derechista republicano ¿Es Kast un caudillo fascista? ¿Representa Kast y los republicanos el ascenso del Fascismo en Chile?

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Camila Vallejo lo denomina un neo-fascista, MEO advierte el peligro en las ideas de Kast y hace analogía con los nazis, los medios de izquierda propagan el concepto de fascismo ligado al candidato Republicano. No se le tilda de "facho" en sentido general nada más, como se le diría a cualquier reaccionario o ultraconservador en Chile, sino que se le dice específicamente "fascista".

Actualmente la clasificación de Kast como fascista no es neutral ni desinteresada, intenta desatar el terror en sectores de centro-izquierda y en buena parte de la izquierda, para activar el sentido común mal menorista, tan necesario en la batalla electoral. Buscan poner a franjas de masas ante el trance del fascismo para luego preguntarles ¿Acaso permitirán que un fascista triunfe en estas elecciones? Pero a pesar de la evidente maniobra, cabe preguntarse qué tipo de fenómeno político es Kast. Sin duda es un derechista reaccionario, que no dudaría un segundo en usar toda la brutalidad estatal contra la movilización popular y la izquierda, un conservador que busca restringir y bloquear todo derecho de las mujeres y la diversidad ¿Pero es un fascista? Veamos:

Hitler, Mussolini y Kast

El fascismo tiene dos figuras referentes de talla histórica, primero Mussolini en Italia con el Partido Nacional Fascista, y mas tarde Hitler en Alemania con el partido Nazi. Ambos dirigentes forjados desde abajo, como outsiders al régimen, aprovecharon la crisis del mismo para ganar en la calle y en base a una agresiva agitación reaccionaria, a amplios sectores de la pequeña burguesía empobrecida e incluso de la propia clase trabajadora. Hitler y Mussolini eran foráneos a la elites dominantes de la derecha y la reacción, Mussolini partió incluso como socialista, y ambos terminaron por imponerse a sus aliados de la derecha tradicional, con los votos y el terror organizado. Lo primero que salta a la vista (aunque no es lo esencial) comparando a Kast con las figuras clásicas del fascismo es este punto. Detengámonos aquí un poco.

Kast es un político burgués clásico, de la élite del régimen. Defensor del SI en el plebiscito del 89, militante del gremialismo pinochetista que coronará en la presidencia de la UDI, con quienes quebró más tarde para mantener el timón a la derecha. Defensor del legado del Gobierno Militar y simpatizante de Krassnoff. Diputado durante 16 años y exitoso empresario, con negocios turbios en paraísos fiscales. Kast es cualquier cosa, menos un outsider. Es el candidato del orden, un conservador ligado por el cordón umbilical al Pinochetismo y su régimen.

Mussolini y Hitler, están opuestos por el vértice a Kast, se forjaron en el choque directo de la lucha clases y en la creación de los volúmenes de fuerza de la contrarrevolución, chocando en ocasiones contra el propio Estado burgués1. Existe un interesante debate de Trotsky, el revolucionario ruso, con el estalinismo en los 30s, respecto de la naturaleza de la dictadura de Primo de Rivera en España. Para la Comitern se trataba de una dictadura fascista, basados en su carácter autoritario, conservador y reaccionario, Trotsky contestaba:

"Primo de Rivera era un aristócrata. Ocupaba un alto cargo militar y burocrático y fue gobernador en jefe de Cataluña. Llevó a cabo el golpe con la colaboración de fuerzas estatales y militares. Las dictaduras de Es­paña e Italia son dos formas totalmente distintas de dictadura. Hay que diferenciarlas bien. Mussolini tuvo dificultades para reconciliar a muchas viejas instituciones militares con las milicias fascistas. Este problema no existió para Primo de Rivera. El movimiento alemán se parece fundamentalmente al italiano. Es un movimiento de masas, cuyos dirigen­tes emplean una buena cantidad de demagogia socia­lista.”

Es evidente que Kast no es un caudillo fascista, no en el sentido clásico por lo menos, sino más bien un político de la élite del régimen, que juega en ocasiones a ser un outsider pero que no lo es.

El fascismo y el Partido Republicano

Pero el fascismo no se resume solo a outsiders de ultraderecha forjados en el choque directo de las masas. Este es solo un aspecto, que -como vimos- no cumple Kast. El fascismo es, ante todo, un movimiento de masas contrarrevolucionario con base en la pequeña burguesía empobrecida y desesperada. Hablamos de un movimiento esencialmente plebeyo, o con un alta composición de capas medias, dispuestas al combate contra la clase trabajadora y sus organizaciones. Pero si Kast no es un caudillo fascista, quizá encabeza un movimiento fascista o un partido con una clara estrategia en ese sentido. Veamos pues bajo qué condiciones puede desarrollarse el fascismo como movimiento de masas. En Alemania el crack del 29 fue el “milagro” que permitió a los nazis dar el salto, pues la crisis pulverizó la economía Alemana. El terror a la revolución bolchevique se apoderó de amplios sectores, lo que dejó el campo abierto a Hitler. O la crisis en Italia, en el marco de enormes convulsiones sociales, como el Bienio Rosso. Hablamos entonces de enormes crisis políticas, sociales y económicas. Crisis donde la pequeña burguesía, las capas medias, lanzadas a la pobreza comienzan a desesperarse. Pero primordialmente, como respuesta a la revolución o su posibilidad cierta. El fascismo es la contrarrevolución en toda línea.

Pero no es necesario ir tan lejos en la historia, podemos tomar otro ejemplo, uno más actual. Amanecer Dorado, partido fascista griego. Este partido conquistó tribunas parlamentarias a partir del 2013 y un peso electoral relativo que lo convirtió en una de las fuerzas políticas en Grecia. Tras el colapso financiero del 2010 que remeció a Grecia hasta sus cimientos (con protestas, huelgas generales, enfrentamientos) y a la par que se desarrollaron fenómenos por izquierda (neo-reformista) como Syriza, emergieron también fenómenos reaccionarios por derecha, como el Partido Amanecer Dorado, bajo la dirección del carismático Nikolao Michaloliakos3, que forjó esta organización a base de bandas que golpeaban inmigrantes, refugiados y activistas de izquierda. Con un discurso que apunta primordialmente a los sectores medios empobrecidos y que exaltaba el nacionalismo en una Grecia amenazada por la quiebra absoluta. Sus diputados golpeaban a otros parlamentarios en programas de televisión en vivo, llegando incluso a asesinar al destacado rapero y activista de izquierda, Pavlos Fyssas. Aunque Amanecer Dorado no logró la masividad e influencia de los nazis de antaño, si llegó a constituirse como una organización con cierto impacto de masas y una estrategia claramente fascista. Responsables de la desaparición de cientos de inmigrantes, de asesinatos y golpizas, el 2020 fueron puestos fuera de la ley y declarados organización criminal. Se volvieron innecesarios y peligrosos, ya que el propio Syriza se encargó de probar su servilismo al imperialismo y el FMI, no se hace necesario entonces aventuras más peligrosas para el capital. La propia dinámica de la lucha de clases en la crisis Griega no se encaminó en el sentido de la revolución proletaria (Syriza jugó un rol para eso) lo cual impidió un desarrolló del binomio revolución vs contrarrevolución. Y esto es importante, pues la burguesía sólo da el paso con toda seguridad al fascismo, cuando se encuentra aterrada frente a la posibilidad de la revolución proletaria.

Si bien Chile atraviesa hoy una crisis de régimen innegable, y la economía tiende a ponerse a tono con la situación internacional con una inflación y carestía de la vida que empeoran progresivamente, golpeando cada vez más a sectores obreros y populares, aún no estamos en las condiciones que engendraron y catapultaron al fascismo en Europa en el periodo entreguerras, o del colapso Griego del 2010. Es cierto que la revuelta en Chile puso en guardia a sectores reaccionarios, incluso protofascistas (como la Vanguardia o ATP o el fenómeno de los chalecos amarillos), también existen fenomenos como lo ocurrido en Iquique tras la marcha contra la migración, claramente xenofoba, no obstante aún no existe en Chile algo que podamos definir como un movimiento fascista de masas, o un partido con peso relativo que desarrolle una clara estrategia fascistizante ¿Es el Partido Republicano esa "semilla"?

El Partido Republicano es un fraccionamiento de la derecha tradicional, del Gremialismo UDI específicamente y los sectores más reaccionarios de RN. De composición esencialmente burguesa. Son aquellos sectores que consideraron, por ejemplo, que quitar el golpe de Estado de la declaración de principios de la UDI fue un error, aquellos sectores más crudamente conservadores, pro-vida y homofóbicos, ligados a la iglesia y a las FFAA, espacio político donde Rojo Edwars (que partió como fundador de Un Techo para Chile, luego a RN y despues Republicano) o Camila Flores (RN, histórica pinochetista y pro Kast) se sienten cómodos, y se mimetizan, porque es el espacio clásico del viejo Pinochetismo “civil”. Observemos el recorrido del republicanismo.

El 2016 Kast rompe con la UDI, esencialmente por diferencias con la vieja dirección y en especial con “cedidas” que venía teniendo la UDI, por ejemplo con Lavín y el Bacheletismo-aliancista o Piñera con los “Cómplices Pasivos”, todas cosas con las que Kast luchó duramente en el pasado. El 2017 se presenta a elecciones presidenciales, logrando un 7,93% de los votos escrutados, utiliza la campaña presidencial para agrupar a ese sector de la derecha que ya venía descontento con Piñera, para fundar en 2018 el movimiento Acción Republicana. En un principio este movimiento actuó como cuña propia de Kast en la derecha, y presionó sobre Chile Vamos, donde se ubicaron desde la exigencia a Piñera. Con este movimiento Kast logró agrupar molecularmente, sin grandes fraccionamientos, todo lo que caía del cesto del oficialismo por derecha. Rojo Edwar es eso.

En el intertanto, forman un Centro de Estudios, y lanzan el libro “Ruta Republicana” donde participan académicos como Beatriz Maturana, la actual encargada de vivienda del comando de Kast que declaró reciententemente que la vivienda no debería ser un derecho, para por fin arribar a la forma de Partido Político el 2019. Con un discurso agresivamente conservador, xenófobo y criminalizador, son los auténticos y mas consecuentes herederos de la derecha pinochetista. Nada de milicias de choque que enfrenten a los encapuchados, o caudillos carismáticos agitando a sectores plebeyos. Es la vieja derecha de la dictadura, su lenguaje y su política. Las acciones del partido republicano distan mucho de las un partido fascista; desde sus incios -como movimiento- vienen realizando mitines provida ABC1, que empalman con sectores evangélicos de extraccion popular que son base de maniobra electoral del propio Kast; actividades de distinto tipo con ONGs como CitizenGo, junto a ultraconservadores como Marcela Araneda y su “Bus de la Libertad”, o mas recientemente las marchas del rechazo, pero separándose de los sectores como Vanguardia o Capitalismo Revolucionario, o sea separandose de los sectores mas claramente definidos como fascistas o con una estrategia fascista ¿Significa esto que no puedan desarrollarse a su alero o a raíz de su política, sectores proto-fascistas o rasgos fascistizantes? Para nada. El caso de Bolsonaro es una muestra clara de ello.

Kast, Trump y Bolsonaro

Si tuviéramos que hacer alguna comparación es preferible Bolsonaro o Trump, antes que Hitler o Mussolini, para entender mejor a Kast como fenómeno político.

En Brasil, el descontento de las movilizaciones masivas del 2013, por el problema del transporte y toda la crisis abierta a partir de aquellas jornadas (una ola ascendente de luchas económicas sin precedente y el despliegue de la juventud en las calles), fueron en última instancia capitalizados por sectores de derecha. La CUT brasileña (dirigida por el PT) llegó a caracterizar a las movilizaciones como reaccionarias por ser contra su Gobierno. La derecha logró dirigir todo eso contra el PT: el Golpe Institucional contra Dilma y el discurso anticorrupción fueron los hitos que abrieron paso a Bolsonaro. El propio PT de Lula se entregó sin combatir. En Chile el 2019 no fue capitalizado por la derecha, y ha tenido un desvío controlado gracias a la Convención Constitucional, todo en los marcos del régimen. Kast no posee la delantera que poseía Bolsonaro en Brasil, aún existe un clima reformista y expectativas ligadas al mismo. En este sentido, la fortaleza de Kast es más coyuntural de lo que parece. No obstante el fenómeno Bolsonaro se asemeja bastante al de Kast, y su dinámica podría desarrollarse de forma similar.

Kast y Trump tienen una política similar con la migración, zanjas, muros y deportaciones. Por otro lado, Kast y Bolsonaro comparten su política ultraliberal de completa subordinación a los capitales imperialistas, eso los diferencia de Trump por cierto, que se construyó sobre un discurso más proteccionista. Otro aspecto, no menor, que une a Kast y Bolsonaro es su admiración por el sistema de AFPs, el propio Bolsonaro se muestra partidario de un sistema similar, y al igual que lo hizo Temer antes que él, ha buscado desmantelar el sistema brasilero de pensiones. Kast mismo es un "faro" en este punto, plantea sin tapujos querer continuar con las AFPs e incluso, aumentar la edad de jubilación, para explotar a destajo a las y los trabajadores hasta sus últimos días de vida.

Kast es estatista en la medida en que el Estado es el brazo armado de la burguesía y es anti-estado en la medida en que es un aparato público o de elección popular. Está por reducir el parlamento, los ministerios, recortar los funcionarios públicos, pero fortalecer y dar más atribuciones al Presidente, a las FFAA y Carabineros. Kast mismo lo dijo “si Pinochet estuviera vivo, votaría por mí” y tiene razón, porque él y su proyecto representan eso, la más fiel y consecuente copia del Chile de Pinochet y Guzmán, pero en el 2021. Kast, al igual que Bolsonaro y Trump, se enmarcan en los fenómenos que arrojan las democracias degradadas del capitalismo actual.

El Programa de Kast y los Republicanos

Si se tratara solo de programa político,y no de estrategia, Kast podría pasar por Fascista sin mucha dificultad. Pero programa y estrategia no es lo mismo. Detengámonos en el programa un poco. Existen 2 ejes sobre los cuales Kast se ha fortalecido, el eje represivo, ligado a la militarización del Wallmapu y a la criminalización de la movilización, y el problema de la migración, donde sus propuesta resaltan por lo brutalmente xenófobas. Pero estos ejes son insuficientes para entender el proyecto republicano en su profundidad.

Ya dijimos que es un Pinochetista, por ende busca fortalecer todas las herramientas represivas y bonapartistas del aparato estatal; la propuesta de habilitar al Presidente para actuar como monarca durante 5 días, pudiendo mandar a las FFAA a retener, investigar o apresar a quien le plazca, sin tribunales ni control alguno. Muestra de cuerpo entero el proyecto de Estado de los republicanos de Kast, con el broche de oro de perseguir internacionalmente a los activistas de izquierda.

Un falso nacionalismo que adorna con rimbonbancias como salirse de la comisión de DDHH de la ONU, una supuesta “supremacía soberana” o votar a favor del rodeo como deporte, para posar de ultra patriota, pero que al igual que en Pinochet, no se expresa en política proteccionista alguna y solo esconde el más completo entreguismo a los capitales financieros e imperialistas; incluso su pragmático anticomunismo se derrumba ante la necesidad de postrarse a los intereses internacionales, en la entrevista con Tomás Mosciatti interrogado por China quedó en clara evidencia que su patriotismo y firmeza ideológica, encuentra el límite en el bolsillo de los intereses imperialistas.

Como el mejor representante de la derecha clásica chilena, su programa es una vergonzosa oda al neoliberalismo noventero acoplado al orden que garantizaba la dictadura, la más honesta nostalgia de la derecha. Hasta Sichel se espanta cuando escucha a Kast proponer el rebaje en 20% de los impuestos, incluso los expertos economistas de la derecha se avergiuenza de su engendro ultraneoliberal. Pero Kast no está aqui por sus aptitudes en las ciencias economicas, sino por su condición de gendarme, de capataz del orden y la moral. En contra de los derechos de la diversidad y las mujeres, para perseguir y castigar la movilización popular y para deshacer todo lo que Octubre desencadenó, por inviable que parezca, para eso está Kast aquí.

El fortalecimiento de Kast

En términos marxistas, es más correcto caracterizar a Kast como un pre-bonapartista o un proto-bonapartista; bonapartista4 en el sentido de apoyarse en el aparato del Estado para buscar elevarse por sobre los conflictos de clase y traer orden, en una sociedad que se precipita a la lucha de clases5, tiende a enmarcarse en situaciones pre revolucionarias y puede anticipar el desarrollo del fascismo. Pero ojo, no decimos aquí que Kast sea un bonapartista puro. Su bonapartismo es débil, no es la eliminación del parlamento, pero si su reducción y control, no es el Gobierno de bonaparte pero si la exaltación de la figura del Presidente y el fortalecimiento de sus atribuciones, tanto militares como políticas. Más específicamente hablamos de un (pre/proto) bonapartismo-imperial como Daniel Matos define el razgo caracterisco de Bolsonaro -centrado especificamente en la figura del ejecutivo y las FFAA- aunque en el caso de Kast bastante más debil que su par Brasilero. A diferencia de Bolsonaro que gozó del desplome del PT, y la capitalización por derecha de las movilizaciones del 2013 y el problema de la corrupción, Kast se encuentra en un Chile que conduce su proceso constituyente totalmente subordinado al régimen, la CC es en sí misma una garantía de orden y con un clima reformista que está lejos de retroceder.

No obstante Kast y los republicanos, aun siendo los representantes de un pinochetismo trasnochado, se han fortalecido como reacción a la revuelta de octubre y a sus consecuencias políticas. Pero la revuelta de octubre no fue una revolución obrera, ni se desarrolló en ese sentido, por ende no se enmarca en la contradicción revolución/contrarrevolución más propio del fascismo, sino en el eje Orden/Desorden(revuelta) , más propio al bonapartismo que busca siempre elevarse sobre los conflictos de clase y traer ”la seguridad” de la violencia estatal.

Kast podría quizá imponerse en la votación pero está lejos de poder hacer viable su proyecto, que no es otra cosa más que volver a la constitución del 80, de hecho, a la sociedad de los 80s. De triunfar Kast sobre Boric, algo poco probable, pero posible, estaríamos frente a un gobierno muy débil y -al mismo tiempo- muy radical. Una tijera aún más infranqueable que la actual se abriría entre el principal organismo del desvío de la rebelión, la Convención Constituyente, y el gendarme del orden, Ejecutivo. Un Gobierno de Kast sería cualquier cosa, menos las aguas calmas que necesita la burguesía para recomponer el régimen, y sería el augurio de nuevos embates de la lucha de clases.

Pero el fortalecimiento de Kast es un hecho, coyuntural o no, su figura comienza a levantarse por sobre los otros candidatos. La propia izquierda y centroizquierda le ha abierto el camino, mientras lo acusan de fascista, bailan con la música de la criminalización de la movilización y se unen al coro que condena a la violencia. Tanto el PC como el FA han cedido en este punto: el punto del orden, y esa cedida no solo abrió paso a la capitalización de Kast sino que terminó por liquidar la discusión de la liberación de los presos políticos y afirmar la militarización en el Wallmapu. La maniobra del Gobierno de culpar a Boric y Provoste de la violencia del aniversario del 18O, orilló a toda la izquierda y centroizquierda al desmarque y una ubicación defensiva en ese punto, un punto donde Kast no ha titubeado nada. Desde Atria que separaba la “violencia” de octubre con la de hoy, que sería solo delincuencia y vandalismo, hasta la derecha de Kast, todos condenaron los eventos del aniversario del 18O. Y la militarización del Wallmapu empuja en la misma dirección, algo que el propio parlamento ha permitido. En este sentido Kast ha aprovechado inteligentemente todos los espacios que la propia oposición, claudicante y subordinada, le ha abierto.

La oposición le ha salvado la vida a Piñera en más de una ocasión, y con el mismo entusiasmo y fervor, ahora le cede la cancha a Kast mientras agita los brazos gritando ¡Fascismo! Retomar la lucha de octubre con la clase obrera al frente junto a los sectores populares, es la única forma de enfrentar, tanto a Piñera como a Kast. Para eso es necesario construir una alternativa política diferenciada del FA/PC y la centro izquierda concertacionista que han demostrado de forma indiscutible, que incluso con una rebelión a cuesta, son incapaces de enfrentar a la derecha con la determinación necesaria.

 
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