Primero... ¿qué es el VPH?
Los virus de papiloma humano (VPH), son grupos de virus relacionados entre sí; existen más de 200 tipos de los cuales 40 son clasificados como enfermedad de transmisión sexual -la más común, en realidad-. Hay dos categorías: de bajo riesgo, que causa verrugas en diferentes zonas del cuerpo, o de alto riesgo (sólo 15 tipos) y pueden causar distintos tipos de cáncer como de cuello uterino, boca, garganta, vulva, vagina, etc.
Al ser tan contagioso, la mayoría de las personas sexualmente activas se infectan con VPH; se estima que 9 de cada 10 personas van a contraerlo alguna vez en la vida. La mayoría de las infecciones desaparecen por sí solas y no causan ningún problema, pero pueden complicarse. Normalmente los síntomas son las verrugas, pero puede no mostrar ninguno y durar muchos años sin ser perceptible. Si esto pasa, puede haber cambios celulares que se convierten en cáncer.
A pesar de ser un virus que afecta a hombres y a mujeres, las principales consecuencias las sufrimos nosotras por los tipos de cáncer que pueden desarrollarse. Según la Secretaría de Salud, el cáncer cérvico uterino es la segunda causa de muerte por cáncer en la mujer en América Latina.
Vacuna
En junio del 2006 se aprobó la primera vacuna contra el virus, lo que permitió por primera vez prevenir las lesiones causadas por el papiloma. En 2008, la OMS aprobó la vacuna y desde entonces varios países implementaron programas de vacunación en las escuelas para niñas de 12-13 años. En México se incluyó contra el papiloma en el calendario nacional de vacunación para niñas de 9 a 11 hasta el 2012.
Pero de desataron muchos prejuicios, afirmaban que tenía efectos adversos y consecuencias en la vida sexual de las niñas como que “aumentaba la promiscuidad de las niñas”, por lo que a muchas no se les vacunó. Pero, además de los prejuicios y erróneas sospechas, hay otra razón que ha imposibilitado la vacunación a millones: los servicios públicos ya no cuentan con ellas y en el sistema privado el costo está por los cielos.
Es un tratamiento efectivo, pero realmente caro: su costo por aplicación puede variar entre los $2,300 y $3,800, siendo tres aplicaciones, o sea entre 6 y 12 mil pesos en total. Son muy pocas personas que tienen acceso a la vacuna. Antes se implementaba en las escuelas, pero el Sistema de Salud ya no cuenta con ella desde hace algún tiempo.
La investigadora del Instituto Politécnico Nacional, Eva Ramón Gallegos, logró erradicar al 100% el virus del papiloma humano en 29 pacientes de la Ciudad de México junto con otros colaboradores en 2019 mediante una técnica no invasiva, pero no ha habido más información al respecto.
Desabasto:
En una entrevista realizada por Luciana Wainer a mujeres que han buscado la vacuna para sus hijas durante más de un año sin éxito, se habló sobre la gran problemática del desabasto en el sector público y cómo no hay recursos para hacerlo en el sector privado por el alto costo. La mayoría de las familias no se pueden costear una vacuna de 3 inyecciones que ronda los 12 mil pesos, es imposible.
El Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia afirmó que “para el ejercicio 2021, no hay abasto para la vacuna en todas las instituciones del sector, debido a que el INSABI no ha logrado consolidar la demanda por falta de proveeduría y no se ha provisto de la vacuna en las entidades federativas”.
El gobierno ha hablado del tema, de hecho, el secretario Jorge Alcocer ha afirmado que hay desabasto de medicamentos principalmente oncológicos, pero no mencionó nada sobre las vacunas del VPH a pesar de ser interpelado directamente. Aún así, junto con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell, han minimizado el problema e incluso han acusado a quienes protestan de ser “golpistas”.
Es claro que hay intereses que entran en juego a la gota del tratamiento o diagnóstico del virus. El IMSS ha responsabilizado a los proveedores de no tener la “disponibilidad para cubrir la totalidad de las dosis que se necesitaban”. El Strategic Adversory Group of Experts (SAGE), uno de los principales comités asesores de la OMS, publicó un informe en el que se mostraba muy preocupado por las dificultades de los fabricantes autorizados de las vacunas (MSD: Gardasil y Gardasil 9; GSK: Cervarix) para mantener el suministro de las mismas en un contexto de demanda creciente, pero no se ha movido un dedo para revertirlo.
No sólo faltan vacunas de VPH
En el informe de Transparencia en Salud 2019-2020 se concluyó que, a pesar de que el Sistema Nacional de Salud ofreció menos atenciones médicas y recetas, el desabasto de medicamentos aumentó considerablemente, dejando a pacientes y familias sin tratamientos muchas veces de vida o muerte.
Es un problema que ha crecido en el último período. Por ejemplo, en el IMSS, en 2019 se emitieron poco más de un millón de vales para medicamentos del programa “Tu Receta es tu Vale del IMSS”; en 2020 fueron .9 millones -casi el triple-, pero de éstos sólo se canjeó el 24%.
En la misma institución, el número de recetas no surtidas se triplicó entre 2019 y 2020 pasando de 5 millones a 15.9 millones, mientras que en unidades de atención primaria del Sistema Nacional de Salud una de cada cinco recetas no se surtió. Es sumamente grave.
El derecho a la salud se sigue poniendo en duda bajo el gobierno de la 4T, pues ha demostrado repetidas veces que no es su prioridad más allá de su discurso. Es sólo “dientes para afuera”, porque desde antes de la pandemia, el sector salud se ha manifestado por recortes presupuestales, falta de personal, desabasto de medicamentos. Esta situación empeoró con la pandemia, dejando a miles de enfermerxs y doctorxs, sin las medidas necesarias para protegerse del contagio y el gobierno no “toma cartas sobre el asunto”.
Las ETS han tenido poca prioridad para el sector salud, pero también para el educativo.
Hoy la educación está al servicio del mercado, no de los y las trabajadoras, ni de la diversidad sexual, migrantes o niñes; por tanto, la educación sexual es muchas veces inalcanzable para estos sectores. La estrecha relación que tiene la Iglesia con el Estado ha permitido que los planes de estudio no contengan herramientas sobre salud sexual y reproductiva sin la moral conservadora que ésta impulsa y los y las estudiantes no pueden disfrutar su sexualidad con la información necesaria para cuidarse.
No es la primer vez que decimos que “para que puedan conocer su cuerpo, aprender a cuidarlo, valorar la afectividad, reconozcan su identidad de género, respeten la diversidad y ejerzan sus derechos plenamente” es urgente pelear por una educación sexual integral que atienda las necesidades de la comunidad escolar.
Es vital priorizar la vida y la salud
Para erradicar, controlar y prevenir las ETS como el virus del papiloma humano, para que las niñas y los niños tengan las herramientas necesarias para vivir plenamente su sexualidad, para que el Sistema de Salud gratuito garantice medicamentos a toda la población, es necesario que las y los trabajadores de la salud, que las maestras y maestros controlen planes de educación, el suministro de medicamentos pues son quienes lo trabajan y saben qué se necesita. Es esencial que se garantice la educación sexual para toda la población.
Exigimos el aumento presupuestal al sector educativo y al sector salud que permita no sólo garantizar la medicación a quien lo necesite, también para más proyectos de investigación que busquen otras alternativas o curas para diferentes enfermedades, dejando de pagar la fraudulenta deuda externa, así como la Guardia Nacional, la cual ha recibido cada vez más recursos para violentar, separar y deportar a las familias migrantes, para criminalizar a la juventud, para “proteger” los megaproyectos ecocidas, para terminar con la vida de miles de defensores de la tierra. |