La tradicional murga mendocina, con 20 años de trayectoria, volvió a los escenarios mendocinos este sábado a la noche en el Teatro Mendoza luego de dos años de ausencias para presentar su espectáculo Dementes, la rebelión de las neuronas.
Se trató de una función cargada de musicalidad, colores, mucho movimiento y humor, combinado con ese espíritu crítico y cuestionador de la realidad que nos rodea que ya es característico del conjunto y del estilo murguístico en general. Podría decirse que pudo verse una chispa, un fuego interno que se hizo externo para los más de 500 asistentes que lo presenciamos.
En Dementes se narra la historia de un grupo de neuronas que se declaran en rebeldía y “toman” el cerebro bajo su control, cansadas de su frialdad y sus métodos explotadores. En su recorrido por hacerse del control y descubrir qué hacer con ello, las neuronas van experimentando diferentes situaciones donde se van poniendo en conflicto sus concepciones previas: el lugar del corazón y las emociones, una eterna disputa entre la lógica racional y lo espiritual, el proceso de la maduración humana y el paso de la niñez a la adultez, los roles de género y los mandatos del patriarcado y muchas cosas más.
Todas estas historias están cruzadas, por supuesto, por algunas ideas y mensajes que están presentes en cuanto tablado pisa esta icónica murga: Contra todo acuerdo político, el agua de Mendoza no se negocia. Se llevan una justa mención también el FMI y los fugadores de dólares, entre otros.
Finalmente, las “neuronas” nos despiden con una idea: En un gran medio de producción cerebral, son ellas quienes tienen la fuerza y en la unidad está la fuerza transformadora de la realidad. Y así, nos dejaron con su tradicional bajada para culminar el espectáculo fuera de las paredes del teatro y en en el lugar donde pertenece el arte: la calle. | 
