La enfermera auxiliar de Neumología COVID de la Caja Nacional de Salud (CNS) María Eugenia Guerrero Miranda recibió un memorándum de despido, por supuestamente haber abandonado su puesto de trabajo durante seis meses en 2014, cuando ejercía el cargo de Secretaria de Prensa y Propaganda de la Central Obrera Departamental (COD) de Cochabamba.
La destitución llega en plena emergencia por COVID, cuando ella acaba de superar la infección y cuando el personal de salud tiene que redoblar esfuerzos para cubrir las bajas médicas, puesto que no hay otros empleados que cubran las vacancias por enfermedad.
El memorándum de despido fue impulsado, paradójicamente, por el Secretario General del Sindicato de la Caja Nacional de Salud (Casegural) y secretario de Transportes de la COD, Carlos Sánchez Medrano, como resultado de un sumario plagado de irregularidades que demoró siete años y que retoma un tema zanjado en 2014.
La exdirigenta anuncia medidas de presión. “No pienso perder mi trabajo por una injusticia”, afirma, munida de un grueso legajo de documentos que respaldan su posición.
Revanchismo
María Eugenia atribuye su destitución a una especie de “revancha personal” del dirigente Sánchez Medrano, a quien le reclamó, desde 2012, “que mantenga su independencia política como única garantía de defensa de los derechos de los trabajadores de base”.
Ese año, Guerrero fue elegida en asamblea de la CNS delegada ante la COD y luego Secretaria de Prensa en el congreso de la entidad matriz. Su personalidad, su buen criterio y honestidad chocaron con la tradicional forma machista de conducir las organizaciones sindicales.
Por esas diferencias, el directorio de la COD comenzó a aislar a la Secretaria de Prensa. Los dirigentes llegaron al extremo de echarse llave para que ella no pueda ingresar a las reuniones. Si había ampliados en otros sectores, ponían vigilancia en la puerta para evitar su participación. “No toleraban que yo, como mujer dirigente, esté para dar mi opinión y me prohibieron publicar una revista con información sobre las resoluciones y acuerdos en la COD”, recuerda Guerrero.
Carlos Sánchez Medrano, que entonces también era secretario ejecutivo de Casegural, retiró los libros de asistencia de la COD para que la dirigente no registre su asistencia. Los ataques eran directos: ” ¿Qué estas opinando? Tu función es lavar el baño y preparar el café y el k’allu para nosotros”, le ordenó.
Guerrero recuerda que en ese directorio de la COD solo había dos mujeres: la profesora Norma Barrón y ella. Fueron las únicas que no se afiliaron a un partido político ni salieron a la Plaza Principal a registrar a nuevos militantes.
Ocultamiento
A pesar del acoso y las dificultades, María Eugenia siguió trabajando en la COD. En 2014 tuvo a su bebé y el Directorio de la COD aprovechó su baja pre y post natal para quitar su nombre de la lista de Ampliación de Declaratoria en Comisión Sindical.
La COD encomendó la notificación de la exclusión a Carlos Sánchez Medrano, como ejecutivo de Casegural, y él decidió guardar esa notificación durante seis meses. El 22 de diciembre de 2014 recién presentó el documento y la Caja despidió a Guerrero por “abandono de trabajo”. La demora “no fue casual, fue un ocultamiento calculado”, para demostrar que durante seis meses la enfermera abandonó el trabajo.
La exdirigenta inició una huelga de hambre con su bebé de ocho meses y la Caja Nacional verificó que las partes no fueron oportunamente notificadas, por lo que ordenó la reincorporación de Guerrero al trabajo.
Ese asunto ya resuelto vuelve a ser tratado por las autoridades de la Caja Nacional de Salud y acaba con la destitución de una excelente trabajadora imprescindible en pandemia. “Nuestro compromiso es muy grande con los pacientes. Estamos viendo de cerca sus necesidades, sus temores. Muchas veces se deprimen y, como enfermeras, no podemos fallarles”, señala Guerrero.
Más ataques
Tras la reincorporación laboral de la enfermera, Sánchez Medrano la consideró como “una piedra en su camino” y ejecutó acciones perversas para que ella no pueda ejercer libremente su derecho a la sindicalización.
El secretario ejecutivo de Casegural usó las firmas de una marcha del sector para desafiliar a Guerrero, porque no toleraba que una mujer trate de organizar y defender los derechos de los trabajadores.
Sánchez Medrano nunca cejó en su plan de destitución de Guerrero. Por ello, la defensa legal de Guerrero presentó los documentos del caso al entonces ministro de Trabajo Gonzalo Trigoso, quien incluyó el nombre de María Eugenia a la ampliación de declaratoria en comisión sindical. A los pocos días, tuvo que anular su resolución por presión de la COD.
Para frenar los ataques, Guerrero presentó un amparo constitucional y la jueza, horrorizada por las irregularidades y atropellos, ordenó que la Caja Nacional saque otra resolución jerárquica respetando los derechos de la trabajadora. “Han pasado tres años y nunca han hecho esa resolución y, en lugar de ello, emiten la destitución”, añade la exdirigente.
Asegura que no es la única trabajadora hostigada por malos dirigentes sindicales. Hay casos en La Paz y en Santa Cruz un empleado tuvo que hacer huelga de hambre para que no lo destituyan.
María Eugenia convoca a la clase trabajadora a “cortar esta cadena en la que el dirigente varón siempre tiene la razón y al que no se debe cuestionar. Estamos en un estado de derecho y debe haber tolerancia de opiniones, debatir y no llegar a extremos de hacernos perder el trabajo por defender la independencia sindical”. |