Desde el 1 de diciembre de 2021 se instaló la mesa de negociación entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Asociación Autónoma del Personal Académico de la UNAM (AAPAUNAM) para la revisión salarial para el 2022 y hasta el 31 de enero de 2023. La reunión fue presidida por el secretario Administrativo, Luis Agustín Álvarez Icaza Longoria, y la secretaria general de la AAPAUNAM, Bertha Guadalupe Rodríguez Sámano (Boletín UNAM-DGCS-1023).
El acuerdo de aumento salarial es del 3.5%, el cual en voz de la secretaria general de la AAPAUNAM, Bertha Guadalupe, se presentó como “aceptado por unanimidad” y con una votación a favor de 26 mil 240 de 27 mil 330 afiliados de acuerdo al último padrón del mes de diciembre de 2021.
Lo primero que hay que mencionar es que no todos los docentes participaron de la votación por lo que no existe un acuerdo unánime. Actualmente la UNAM tiene 41 mil 452 académicos, por lo que el 34 % no participó de la votación, es decir 14 mil 214 docentes.
Por otro lado, es importante mencionar que miles de docentes no hemos recibido ninguna llamada telefónica ni ingreso al sistema de votación, mecanismos a través de los cuales AAPAUNAM afirma que se realizaron las votaciones que ahora sustentan dicho acuerdo, lo cual violenta nuestro derecho como trabajadores a decidir sobre nuestro salario. A esto habría que añadir que no existió ninguna convocatoria pública sobre dicha elección.
En el fondo esto es expresión de la figura sindical pro patronal que representa la APPAUNAM como organización gremial, siempre actuando en favor de la patronal, la UNAM y no de sus docentes, como se refleja crudamente en la contratación precaria de la mayoría de docentes; no tiene ninguna instancia de participación política y democrática de los docentes; es sólo una reducida burocracia quien toma las decisiones laborales conformada por grupos de poder que controlan las plazas definitivas para su propio beneficio.
Nulo aumento salarial en la pandemia
Sobre el supuesto aumento del 3.5%, ya durante el año anterior participantes del movimiento de docentes en la UNAM visibilizaron las condiciones de precariedad de la docencia y denunciaban que los raquíticos salarios no alcanzan para cubrir las necesidades básicas, producto de la pérdida del poder adquisitivo de los docentes -pérdida acumulada del poder adquisitivo del salario de 47.27% de acuerdo al Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM-.
Los estragos de la pandemia que transformaron múltiples esferas de la vida, en el trabajo aumentó las cargas laborales y de cuidados, la cobertura de los gastos por parte de los docentes para garantizar las clases en línea, cuestión que combinada con la crisis económica implican un retroceso más en las condiciones de vida de las y los docentes, pues no sólo los salarios son insuficientes sino se amplía la jornada laboral y crecen los gastos que la UNAM debería cubrir, a lo que se suma el encarecimiento de la vida con la inflación del 7.3%.
AAPAUNAM ha sido responsable de esto, ahora y en el pasado, negociando un modelo de explotación que se basa en la carrera por competencias, otorgando estímulos económicos sólo a un reducido sector académico -profesores de carrera- y sobre la base de la contracción semestral, sin estabilidad laboral, -profesores de asignatura y ayudantes- que representan el 75% y en quienes recae la mayor carga docente.
Es también importante mencionar que es justamente la casta dorada de la UNAM quienes son los principales privilegiados de esta estructura desigual quienes son los promotores y afiliados del sindicato pro patronal.
De acuerdo a un reportaje de la revista Contralínea un grupúsculo se lleva una tajada de 120 millones de pesos al año de conjunto y unos nada despreciables 90 mil pesos mensuales o 183 mil para los que mejor les va, mientras el 75% de los docentes perciben un salario por una hora clase reciben entre 00.24 pesos por hora y 455.04 pesos. Sueldos a los que ahora se le sumará el 3.5% lo que es claro precariza aún más la labor docente.
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Para romper el tope salarial impuesto del 3.5% para los trabajadores universitarios, es necesaria la organización y movilización en unidad administrativos y académicos, con la demanda de aumento salarial de acuerdo a la canasta básica y a la inflación.
AAPAUNAM: “Orgullo y privilegio”
Las y los docentes que nos organizamos en el Movimiento “UNAM No Paga”, no sólo no olvidamos la declaración de la AAPAUNAM frente a la falta de pagos que sufrieron cientos de docentes en distintas facultades, titulado “orgullo y privilegio”, donde asegura que los docentes que bajo la pandemia han recibido su sueldo son privilegiados, sino que sabemos el carácter antidemocrático y patronal que tiene esta figura sindical, que detenta el contrato colectivo del trabajo académico de la UNAM.
Entonces en dicho comunicado refrendaba así su carácter patronal:
La comunidad académica ha sido privilegiada con el pago oportuno de su salario y prestaciones”. Y llamaba a “los auténticos universitarios” a que “sumemos nuestras voluntades y convicciones” ante las voces de siempre que soslayan la normatividad institucional. En pocas palabras, para la AAPAUNAM es ilegal exigir el pago a tiempo y justo por el trabajo académico que desempeña cada docente.
Así como durante el movimiento de docentes AAPAUNAM invisibilizó las condiciones precarias en que laboran los trabajadores académicos, ahora en esta revisión salarial tampoco hizo ninguna mención sobre las condiciones precarias de la mayoría del gremio y las demandas irresueltas de los docentes. Tan sólo se limito a enunciar en la mesa de trabajo en “aspectos relevantes” algunos contadas poblemáticas de académicos, sin referir a los despidos políticos y hostigamiento laboral por represión, las faltas de pagos que continúan, por mencionar sólo algunos ejemplos de los problemas que aquejan a los trabajadores académicos.
AAPAUNAM actuará como lo ha hecho desde su fundación, como una organización gremial pro patronal, sin incluir a sus docentes en la toma de decisiones, preservando la estructura desigual, antidemóctratica y el modelo de explotación académica.
Es por ello que como Agrupación Desde las Bases pensamos que es fundamental la organización y unidad de los trabajadores universitarios, administrativos y académicos.
Para ello sabemos que es fundamental avanzar no sólo en la solidaridad de los trabajadores administrativos con las demandas del sector docentes, aún más, avanzar en tejer una alianza política que se concentre como fuerza en un sindicato único que agrupe a trabajadores administrativos y académicos; esto es, que el STUNAM incluya y agrupe a los trabajadores académicos.
Esto tiene que ir de la mano necesariamente de la democratización del STUNAM porque la dirección sindical se mantiene desde hace más de 25 años, ante lo cual la participación política de la base trabajadora puede inclinar la balanza para defender los derechos conquistados e ir por mejores condiciones salariales y laborales.
Es por ello que hacemos un llamamos a las y los trabajadores administrativos y a la dirección sindical del STUNAM para que retome las demandas de las y los trabajadores académicos por estabilidad laboral y luchar juntos contra la precarización que afecta a todas y todos lxs trabajadorxs.
En este año o a más tardar en 2023, AAPAUNAM debe realizar elecciones para legitimar el CCT de acuerdo a la Reforma Laboral, lo cual es una oportunidad política crucial para retomar las demandas vigentes del Movimiento UNAM No Paga y llamar a la desafiliación masiva de este sindicato. Esto, en el camino de buscar la alianza con los trabajadores administrativos del STUNAM que representan una fuerza de 30 mil trabajadores para disputar la titularidad del CCT, lo cual requiere como algo imprescindible luchar por la recuperación democrática del STUNAM. |