El adelanto electoral del actual presidente Alfonso Fernández Mañueco habría fracasado en su objetivo de máximos: recuperar las históricas mayorías absolutas populares en la región. Con el 98% de los votos escrutados, la operación Mañueco pincha, si la comparamos con la operación Ayuso de mayo. Entonces, el PP tampoco consiguió la mayoría absoluta, pero sí una mejora sustantiva de sus resultados y de su hegemonía del campo de la derecha madrileña.
El PP recupera la posición de fuerza más votada, con 31 procuradores. Esto supone 2 más que en 2019, pero su llegada a la primera posición se debe ante todo a la caída del PSOE, que pierde 7 y se queda en 28. Queda muy alejado de poder aspirar a gobernar en solitario o sin compromisos con otras fuerzas. Nada menos que a 10 procuradores de la mayoría absoluta.
Sus hasta ahora socios de gobierno, Ciudadanos, han sido los grandes perdedores de la noche. De los 13 representantes que contaban, solo han conservado uno. Se confirma así la tendencia a la práctica desaparición del que fuera el partido promovido por el IBEX35.
Si Mañueco quiere seguir en el Colegio de la Asunción, sede del gobierno autonómico, tendrá que contar con los ganadores de la noche. La ultraderecha de Vox, pasa del único procurador que obtuvieron en 2019, a 13.
Una subida que ya está siendo utilizada por los de Abascal para exigir que, esta vez sí, el PP les deje entrar en el gobierno si quieren contar con sus votos en la investidura. En la intervención de Abascal esta noche ha dejado claro que lo pelearán al decir "que cara de vicepresidente se le está poniendo a García Gallardo", su cabeza de lista, y declarando que "Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno".
Los discursos españolistas, misóginos, racistas... de Vox, han sido replicados, casi coma por coma, por Mañueco y Casado en esta campaña. También sus propuestas ultraneoliberales o la defensa de las macrogranjas. Esta será la agenda del próximo gobierno de Castilla y León. Una agenda antiobrera, demagógica y reaccionaria que habrá que enfrentar desde la izquierda, el movimiento obrero y los movimientos sociales.
La suma de PP y Vox es la única que podría reunir los votos necesarios. Ni siquiera reuniendo los votos de Cs y el resto de candidaturas por fuera del PSOE y UP- algo nada fácil, por otra parte-, el PP lograría sumar. Al relato de un PP de Casado, del que Mañueco es fiel representante, más alejado de la extrema derecha, en comparación del de Ayuso, se le acaba la mecha.
El PSOE, lejos de los pronósticos del CIS de Tezanos, ha perdido la posición de primera fuerza que logró por primera vez en 2019. Unidas Podemos, que a diferencia de 2019 se ha presentado como coalición y no como IU y Podemos por separado, baja de 2 a 1 procurador. El bloque del gobierno “progresista” queda, por lo tanto, en una posición de estancamiento a la baja, a pesar del ligero incremento de la participación en las zonas urbanas – en contraste con la bajada de 2 puntos a nivel general-.
La otra novedad de la noche electoral han sido algunas de las candidaturas de la llamada “España Vaciada”. Este movimiento, que viene capitalizando el malestar de las provincias más despobladas y desprovistas de servicios públicos, se presentaba por primera vez en la mayor parte de las provincias. Unión del Pueblo Leonés, repetirá en las Cortes subiendo de 1 a 3 procuradores. Por Ávila mantendría el suyo y, la más exitosa de todas, Soria Ya, obtiene más del 40% de los votos de la provincia y entra con 3 representantes.
La fotografía que dejan los comicios castellanoleoneses muestran la tendencia al alza de la extrema derecha, y las dificultades del PP para mantenerlos a raya. La competencia entre quien es más de derecha promete seguir desarrollándose en el próximo tiempo. Por otro lado, el gobierno “progresista”, lejos de actuar como un dique a estas fuerzas, se muestra totalmente impotente, como ya vimos en las elecciones madrileñas. Sus políticas, cada vez más en clave social-liberal, no solo no ilusionan, sino que abonan un desencanto y cabrero que es capitalizado por la derecha y la extrema derecha.
Reformas laborales que avalan las de la derecha, rescates bancario como el de la SAREB que concluyen el de Rajoy, guerrerismo de la OTAN como el de Aznar, políticas migratorias como las de Ceuta que nada tienen que envidiar a las propuestas de Vox... es todo menos pararle los pies a la derecha. El marco y el relato reaccionario de esta derecha es avalado con la práctica del enésimo gobierno de “izquierda” reformista, que aplica las políticas de la derecha.
Vox avanza, en una competencia virtuosa con el PP, y capitalizando el malestar y decepción generado por el gobierno PSOE-UP. Prepararse para hacer frente a la extrema derecha, la derecha y las políticas de derecha, las aplique quien las aplique, es una tarea de primer orden para el movimiento obrero, los movimientos sociales y la izquierda que no comulga con el “gobernismo” de Unidas Podemos.
Reforzar el músculo social, romper la paz social impuesta por la burocracia sindical y reactivar la organización y movilización en curros, centros de estudio y barrios, y a la vez, construir una izquierda independiente de Moncloa, que ponga en el centro desarrollar esta movilización social y la defensa de un programa anticapitalista que de respuesta a los grandes problemas sociales y demandas democráticas que el gobierno "progresista" no solo no resuelve, sino que sigue agravando. Este es el único dique capaz de enfrentar la amenaza que viene. |