El 26 de 2022, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) envió un nuevo anteproyecto del Reglamento de Becas para el Fortalecimiento de la Comunidad de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, a la Comisión de Mejora Regulatoria (Conamer) para su revisión. En la que destacaron dos cosas que causaron molestias entre la comunidad académica y científica, en la que se mantenían una serie de disposiciones represivas que atentan contra la libertad de expresión y de manifestación, como la suspensión de becas a mexicanos que estudien en el extranjero si son parte de protestas políticas, aplicadas también a estudiantes extranjeros que estén en México si incurren en lo mismo, lo que inevitablemente se presta a algún tipo de arbitrariedad que concierna al becario en cuestión.
Esta disposición fue establecida en 2008 durante el gobierno de Felipe Calderón, como medida represiva contra los disidentes políticos, el artículo 19 fracción VII del Reglamento vigente plantea: “En caso de que el becario realice sus estudios o proyecto fuera del país o el becario extranjero que realice sus estudios en México, deberá respetar la legislación, normatividad, usos y costumbres del país anfitrión, así como abstenerse de participar en cualquier tipo de evento de carácter político o manifestación”. Es decir, los funcionarios de la 4T dieron continuidad a una medida de persecución política instaurada por un gobierno neoliberal, que se caracterizó por criminalizar a sus opositores y a las victimas de su “guerra contra el narcotráfico”.
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Becarias embarazadas
Por otro lado, el anteproyecto contemplaba (algo que, por cierto, ni Calderón se atrevió a colocar) que en el dado caso de que una becaria se encuentre embarazada, en vísperas del parto o en puerperio, la beca le será suspendida durante ese periodo, lo que fue visto (y con justa razón) como una abominable regresión patriarcal. A lo que también se sumó que se suspendía la beca al estudiante que sufra una incapacidad temporal (física o mental) o se presente alguna situación de fuerza mayor “que le impida continuar con el desarrollo de los compromisos asumidos”.
Lo cual contradice por completo el discurso humanista de la 4T en la ciencia y la tecnología, pues lo que refleja esto es que se sigue privilegiando que la producción científica y tecnológica se lleve a cabo desde una lógica de mercado, es decir, de competencia y no para solucionar las problemáticas sociales. Por esa razón, es que se viera a las embarazadas y a los estudiantes incapacitados como objetos que no podían cumplir con las metas y no como personas con necesidades.
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La corrección del “error”
En los últimos días de febrero, la institución dirigida por María Elena Álvarez-Buylla reconoció su “error” retirando las suspensiones contra quienes protesten y contra becarias embarazadas, incluso en el nuevo proyecto de reglamento enviado a la Conamer se añade que habrá beneficios complementarios por maternidad y paternidad. Así, Álvarez-Buylla declaró que se escucharon otras voces, tratando de posar de democrática y progresista cuando no lo es.
En los primeros momentos a partir del 26 de enero, frente a los señalamientos de su nuevo reglamento, la 4T y sus funcionarios del Conacyt lanzaron a los medios un comunicado que declaraba una falsedad: “que era mentira la suspensión de becas por participar en protestas o por embarazo”, algo que fue replicado por cuentas de Facebook y Twitter. Donde se difamaba a los medios que habían dado a conocer el nuevo reglamento, acusándolos de replicar información errónea de forma intencional, con el fin de desinformar.
Por supuesto, esa versión no se pudo sostener, ya que el documento enviado a la Conamer era muy concreto, así, todo esto lo realizó la institución en medio de otras críticas, como eran las que investigadores del postdoctorado le estaban haciendo por el retiro injustificado de estímulos, que representaban importantes ingresos para ellos. Ante el escándalo que llegó a manos del presidente Andrés Manuel López Obrador, tuvo que decir en la mañanera que esa norma tenía que retirarse por retrograda.
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Necesitamos mejores condiciones
El Conacyt mantiene una línea productivista científica que oculta detrás de un discurso humanista, el cual resulta ser una gran simulación. Esto no va a cambiar sino se democratiza la distribución de los recursos mediante el desmantelamiento de las estructuras burocrático-académicas como las que dominan hoy día las universidades. Y es que mientras la distribución de los recursos se decida en las alturas, los resultados serán cosas como el primer anteproyecto de nuevo reglamento, pues esos funcionarios no representan a las mayorías.
Lo que se necesita es que se otorguen más becas y apoyos para la investigación, se requiere invertir más en el presupuesto en educación, ciencia y tecnología, a partir de que las comunidades académicas, integradas por profesores, trabajadores (administrativos y manuales) y estudiantes, decidan cómo fortalecer el quehacer científico y no los altos funcionarios desde un escritorio. Este aumento de presupuesto educativo debe ser con base al no pago de la deuda e impuestos progresivos a las grandes fortunas y las trasnacionales que operan en México, sólo así se pueden garantizar los ingresos para realizar estas tareas. |