De esta manera en el mes de octubre un ayudante simple, que son la mayoría en todas las universidades, llegará a cobrar $ 35.526,79, teniendo en cuenta diez años de antigüedad, y sin antigüedad apenas la suma de $ 30.451,54. No llega a un cuarto de la canasta básica calculada por ATE-INDEC para una familia trabajadora, que en febrero se ubicó en $ 128.832. Es decir, ni con cinco cargos se alcanza a una canasta de consumos básicos.
Las conducciones sindicales afirman que es el mejor ofrecimiento que han conseguido en años, pero queda demostrado que es un acuerdo de pobreza, que hoy tuvo otro golpe con el anuncio del 4,7 % de inflación de febrero.
Además, esta paritaria elimina el bono de conectividad y no dice nada de la bimodalidad, que ya se está viendo cómo un proceso de flexibilidad laboral.
Las y los docentes universitarios acumulan una pérdida de 32% en el poder de compra del salario desde el 2015, cuestión que tampoco se plantea por parte de las conducciones sindicales afines al gobierno.
La oferta salarial del Ministro de Educación, Jaime Perczyk , consistió en un incremento del 41 % escalonado en 4 tramos no acumulativos: 13% en marzo, 12% en junio, 6% en agosto y 10% en septiembre, con revisión en el mismo mes de septiembre a la que eufemísticamente denominan “cláusula de monitoreo permanente” (no implica ajuste automático por inflación ni reapertura paritaria). Para muchos esto significa una burla en este contexto, cuando el verdadero “monitoreo permanente” es el del FMI sobre la política económica interna en pos de los pagos de deuda.
Por todo ello, este acuerdo no es recuperación salarial. Es claramente un ajuste la baja y en cuotas no acumulativas, lo que hace que al prorratearlas se licue aún más con la inflación.
En el caso de la Conadu, el Plenario de Secretarias y Secretarios Generales de la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU) realizado el martes aceptó la propuesta del gobierno por mayoría, a pesar de que algunos congresales desoyeron el mandato de las bases de rechazar el ajuste del gobierno y el FMI, mientras que ocho asociaciones de base la rechazaron, entre ellas Rosario.
“Los compañeros y las compañeras entendieron que esta oferta, en el contexto de grave crisis que atraviesa el país, es razonable y aceptable y permite mantener el poder adquisitivo de los salarios avanzando por encima de la inflación”, fue lo que afirmó el Secretario General de CONADU, Carlos De Feo, en la página oficial del sindicato, mientras por abajo crece el malestar de la docencia ante el deterioro de las condiciones de vida.
En cuanto a la Conadu Histórica, el Congreso del día lunes 14 de marzo había resuelto por mayoría rechazar la oferta salarial formulada por el Ministerio de Educación, concluyendo que incluso en su primer tramo es inferior a lo acordado con los otros niveles educativos en la Paritaria Nacional Docente. Esta votación en base a mandatos de base de las distintas asociaciones se conquistó gracias a una importante pelea de los docentes y agrupaciones combativas, quienes conforman el espacio Multicoloren cada universidad, por defender el salario docente.
A fin de mes, la garantía salarial va a ser de $ 50.000, por debajo incluso de la canasta de pobreza que calcula el Indec en torno a $ 80.000.
La oferta del Gobierno claramente busca comenzar a limitar desde el propio Gobierno al resto de las negociaciones paritarias, especialmente las del sector privado, en torno a un techo del 40 %, mientras la mayoría de los pronósticos inflacionarios para este año indican que el costo de vida superará el aumento del 50 % anual.
De hecho, el relevamiento de expectativas de inflación que realiza el Banco Central indica una proyección del 55 % de los precios hacia fin de año, en tanto que este mismo martes el Indec publicó el dato de inflación de febrero de 4,7% mensual y un acumulado de 52,3% en el último año, con los alimentos al ritmo del 55,8 %. Se trata de un verdadero espiral inflacionario para el cual las recetas del ajuste fondomonetarista no harán que tirar más nafta al fuego: con tarizafos, devaluación pautada del dólar y aumento del precio de los combustibles.
Esta nueva firma de la paritaria a la baja por parte de la mayoría de las Federaciones se suma a un derrotero de deterioro salarial en los últimos años. Durante 2021 la paritaria en cómodas 8 cuotas, sumando la revisión de 3% de marzo de 2022 (a cobrar en abril, sobre los salarios de marzo 2021), acumuló un 53%, apenas igualando con la inflación en el mismo período, pero muy lejos de compensar la pérdida arrastrada desde 2015 que fue del 32% entre diciembre de 2015 y enero de 2022.
Los números no sorprenden, si se tiene en cuenta el ajuste del presupuesto universitario que año a año los gobiernos se encargaron de realizar, licuando las partidas frente a la inflación, en su mayor parte con presupuestos votados “de ambos lados de la grieta”. La misma receta que continuará por los próximos 12 años de avanzar el pacto entre el Gobierno y el FMI para orientar toda la economía en función de los pagos de deuda.
Frente a esta nueva entrega de la condiciones salariales y de sumisión de las burocracias sindicales a los dictados del Fondo Monetario, a la par que en las universidades se está retornando al calendario lectivo con presencialidad en las aulas, está planteada la necesidad de organizarnos en asambleas por facultad, junto con los estudiantes, para discutir un plan de lucha en defensa del salario y por tirar abajo el ajuste del Gobierno y el FMI. |