A últimas horas de la noche el Senado argentino dio el visto bueno al acuerdo entre el Gobierno nacional y el FMI que entre otras cláusulas estipula la revisión económica cada 3 meses.
Con 56 votos positivos, 13 negativos y 3 abstenciones el Senado convalidó la estafa de Macri y aprobó el acuerdo de ajuste con el FMI. Afuera del Congreso hubo una nueva movilización para rechazarlo. Se repitió el pacto entre el oficialista Frente de Todos y la oposición de Juntos por el Cambio. La expresidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández no estuvo al momento de la votación, aunque fue quien convocó la sesión exprés para que se apruebe.
El texto había sido votado favorablemente por la Cámara de Diputados días atrás y ahora con el voto del Senado resulta definitivamente aprobado por el Congreso. El ministro de economía, Martín Guzmán, celebró un acuerdo que, como lo señalan analistas, organizaciones sociales y hasta sectores del propio oficialismo, traerá ajuste sobre las condiciones de vida de las grandes mayorías. Esto es lo que motivó el rechazo demagógico de legisladores y legisladoras del Frente de Todos. Un rechazo que no implicó enfrentar y denunciar seriamente el acuerdo, lo que facilitó su aprobación.
Es falso lo que dice Guzmán cuando señala que con el acuerdo "No hay quita de derechos ni a trabajadores ni a jubilados". El acuerdo, tal como lo estipula la letra de los Memorándums firmados, incluye de forma encubierta importantes ataques al hablar de "parámetros de referencia estructural", "extensión voluntaria de la edad jubilatoria" y un "estudio de los regímenes especiales". Es decir, abrir la discusión sobre la suba de la edad jubilatoria y la sustentabilidad del sistema previsional. Lo que en criollo implica discutir un ajuste aún mayor sobre los ingresos de millones de jubilaciones, actuales y futuras.
En otro tuit parte del hilo, Guzmán dice que "nunca un acuerdo con el FMI tuvo apoyo social y político federal de tal magnitud. Sin embargo, lo que Guzmán llama “apoyo social y político” de magnitud no es tal. La aprobación se logró esencialmente sobre la base de un consenso parlamentario entre la derecha de Juntos por el Cambio y un sector del Frente de Todos. Rosca en el Congreso de espaldas a las mayorías. El apoyo de los sindicatos es, en realidad, el apoyo de la dirigencia sindical burocrática que no enfrentó el ajuste macrista y no enfrenta el ajuste del Gobierno peronista.
El resultado era esperable gracias al pacto entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio que se repitió luego de la votación en Diputados. La agrupación kirchnerista La Cámpora siguió en silencio: no habló en la sesión y dieron su voto negativo. Senadores y senadoras ligados a la vicepresidenta se repartieron entre los votos a favor del acuerdo (Carlos Linares y María Teresa González), los negativos y abstenciones. El Frente de Izquierda, la única oposición consecuente al acuerdo, se prepara para una gran movilización el 24 de marzo (día en que se repudia el Golpe de Estado ocurrido en 1976) contra la impunidad de ayer y de hoy, y para enfrentar este pacto con el FMI que prepara nuevos ataques al pueblo trabajador y más sometimiento del país.
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