Este sábado, el jefe de los ferrocarriles de Ucrania, Olexander Kamyshin, anunció que los trabajadores de la vecina Bielorrusia, al norte del país, habían cortado las conexiones ferroviarias con las zonas del frente de guerra. “Hoy puedo decir que no hay tráfico ferroviario entre Bielorrusia y Ucrania”, según cita la agencia Deutsche Welle, tomando como fuente a la agencia de noticias ucraniana Unian.
Franak Viačorka, una de las personas de confianza de la líder opositora bielorrusa exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya, también se refirió a la acción en Twitter, "Los trabajadores ferroviarios bielorrusos interrumpieron la conexión ferroviaria con Ucrania para que los trenes con equipos rusos no pudieran transferirlo".
Hasta el momento, la información dada por la agencia de noticias alemana no ha sido confirmada por fuentes independientes. Pero el hecho es una señal de que los trabajadores pueden detener la maquinaria de guerra. Bielorrusia es un aliado clave del régimen ruso y, como zona de preparación y líneas de suministro, es crucial para lanzar el ataque contra Kiev.
En el 2020 y 2021 el país vio meses de protestas y una huelga general contra el gobierno autoritario del presidente Alexander Lukashenko. A pesar de miles de arrestos con denuncias de mal tratos, torturas y varias muertes, la valiente acción de los trabajadores ferroviarios bielorrusos demuestra que la resistencia contra Lukashenko y Putin continúa. También podría ser un modelo para el movimiento contra la guerra en Rusia, que pretende ser intimidado bajo una represión cada vez más dura.
También en Alemania, los trabajadores ferroviarios se oponen a la guerra, las entregas de armas y el rearme del gobierno alemán. Después de todo, el suministro de armas por parte de las potencias europeas solo abre la perspectiva de una confrontación aún mayor entre los países de la OTAN y Rusia. Para luchar por la paz, los trabajadores deben unirse en todo el mundo y detener el belicismo con huelgas y sabotajes, como en Bielorrusia e Italia.
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