En una nueva declaración pública, el presidente volvió a referirse a la interna que atraviesa al oficialismo aunque intentó bajar un cambio y volver a insistir con la importancia de mantener la unidad del Frente de Todos.
Sus declaraciones llegaron durante la inauguración de la escuela de Educación Técnica N° 100, en Paraná. Allí afirmó: "Es la hora de terminar con las divisiones. Ya discutimos mucho, ya nos diferenciamos mucho, ya nos peleamos mucho y la verdad es que tanta pelea no le hace más fácil la vida a la gente". Entre el público lo escuchaba Gustavo Bordet, el gobernador de Entre Ríos.
La frase de Alberto, sin aludir directamente al sector del gobierno alineado con la vicepresidenta, tiene un destinatario claro y una idea fundamental. Es que más allá de las fricciones en los últimos días, los intercambios de cartas y los debates sobre la moderación, por ahora nadie está dispuesto a sacar los pies del plato y ambos sectores se esfuerzan por mantener la unidad del Gobierno.
Una idea que ya había repetido durante la entrevista que mantuvo con Roberto Navarro en El Destape Radio, cuando dijo: "No todos pensamos igual. Lo que creo que no podemos hacer es darnos el lujo, por la causa que sea, narcisismos, egoísmo, política, de desunirnos".
La interna del oficialismo, que ya nadie se empeña en ocultar, alcanzó su semana más agitada en los últimos días luego de la aprobación del nuevo acuerdo con el Fondo Monetario. Pero más allá de las declaraciones del sector que responde a Cristina Kirchner, está a la vista la colaboración que ha prestado para lograr su aprobación, intentando no poner palos en la rueda y a lo sumo levantar quejas ante el hecho consumado.
En medio de versiones cruzadas sobre una posible ruptura, tanto la postura del kirchnerismo (de criticar "desde adentro" y no plantear alternativas frente al ajuste que reconocen), como las declaraciones del presidente apelando a la "unidad" y a "terminar con las divisiones" muestran que es una posibilidad lejana, al menos por ahora. De lo contrario, solo sirve para desmarcarse del rumbo de ajuste y entrega que se impone como sello del Frente de Todos, algo que lejos de ser una sorpresa no es más que la marca originaria de la coalición que llevó a Fernández a la Casa Rosada.
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