El pasado 22 de marzo, la rapera estadounidense Doja Cat aterrizó en uno de los únicos dos países sin litoral de América Latina: Paraguay. Desde que tocó tierra fue tajante en resaltar que no quería ser retratada por las cámaras e incluso llegó a encapucharse y resguardar su mirada con lentes oscuros y el cubreboca.
Su concierto formaba parte del Asunciónico, un festival en el cual también participaron los Foo Fighters, Miley Cyrus, Airbag y demás grupos y celebridades. Dicho festival es de los más grandes en Paraguay y transcurriría los pasados 22 y 23 de marzo.
Sin embargo, a la cita acudieron cientos de fans para ver a su artista favorita, pero Doja Cat, por su parte, nunca salió. Las fuertes lluvias provocaron daños en la sede del Asunciónico, el cual tuvo que ser suspendido. Sin ninguna aclaración al respecto ni preguntando por sus aficionados, la rapera continuó su estadía ofreciendo un show privado en el club Negroni en el que tajantemente exigió que nadie, ni fans ni empleados, la mirara a los ojos a menos que ella se dirigiera a alguna persona.
Por si fuera poco, al día siguiente la cantante dijo que al retirarse del país nadie estaba afuera del hotel para despedirla, lo cual fue desmentido por sus propios (ex)aficionados, quienes en redes señalaron que se quedaron afuera del hotel a pesar de la tormenta y que ella los había "ninguneado".
Para añadir insulto a la injuria, en sus redes sociales Doja Cat comenzó a hacer desde tergiversaciones de los hechos a dar "fav" a tweets racistas.
Los tweets, ya eliminados (pero capturados por fans indignados) leen: "¿Verdad? Doja, estos paraguayos apenas pueden comprar comida para sus hijos. ¿Qué tienen que ir a un concierto? Te quiero, mami". La misma usuaria, como se ve en las capturas, festejó que Doja Cat le diera "fav" a su tweet xenófobo. La rapera, por su parte, se rehusó a disculparse.
Latinoamérica no es Estados Unidos
Hay que aclarar que las dinámicas sociales del gigante del norte no se reproducen de manera mecánica en América Latina. Una de ellas es el concepto de lo que es "la palabra con ’n’" (nigger), que en inglés es una manera de referirse a un insulto a la comunidad afrodescendiente, pero que en el caso de Doja Cat causó confusión entre fans latinos y estadounidenses por el nombre del club Negroni.
De igual forma, el hecho de que los defensores de la cantante de origen estadounidense comenzaran a señalar supuestas incongruencias hacia sus pares latinoamericanos abrió interesantes discusiones acerca de las imposiciones culturales de ese país hacia el resto del continente.
La realidad es que Doja Cat es un ejemplo más de cómo la industria del entretenimiento estadounidense puede cooptar con facilidad a sectores que provienen de los estratos más bajos de esa sociedad.
Asimismo, la discusión acerca del racismo de los fans latinoamericanos a la cantante, como ya mostraron los tweets antes mencionados, también da mucho de qué hablar acerca de cómo la realidad estadounidense no concibe maneras de entender el mundo por fuera de las categorías identitarias rígidas a las que los políticos de ese país han clasificado a la población y da mucho de qué pensar en cuanto a visiones que surgen de países dependientes y semicoloniales como la totalidad de América Latina, encadenada orgánicamente de diversas formas al imperialismo estadounidense que trata a la región como su patio trasero.
Karl Marx afirmaba en sus escritos que lo material determina la consciencia. En este caso, Doja Cat hace mucho que no pertenece a las comunidades negras de los guetos que son víctimas cotidianas del gatillo fácil, sino una artista cuya realidad se acerca más a la de una persona blanca. Se trata de la asimilación de un reducido número de "líderes" (deportistas, cantantes, artistas y algunos luchadores sociales) negros por el sistema capitalista. Muy parecido a la asimilación de los obreros "blancos" en los centros imperialistas como un sector privilegiado, respecto a los demás negros, morenos latinos, asiáticos, todos ellos teniendo en común su procedencia de migrantes de naciones atrasadas.
No es la única. El rapero Kanye West, por ejemplo, ha sido criticado ampliamente por apoyar a la policía en momentos de protestas antipoliciales y por respaldar al magnate racista y expresidente Donald Trump. Incluso en inglés se originó el concepto de "white nigger" (negro blanqueado) para referirse a negros que reproducen las conductas racistas de los blancos, epíteto que incluso los republicanos llegaron a usar contra el expresidente Obama, pues los más racistas decían que si quería llegar a presidente —es decir gobernar para los fines del supremacismo imperialista estadounidense—, tenía que demostrar que era un buen negro-blanco, y que en cierta medida lo fue, atenazado por la mayoría opositora de los republicanos y a pesar de sus discursos "progres" de campaña.
Son casos puntuales que demuestran que el sistema capitalista, en su interrelación con el racismo como modo de opresión, no puede operar si no es incorporando "agentes internos" que reproduzcan sus actitudes más descompuestas.
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