El 24 de marzo fue la fecha elegida por el camporismo para drenar sobre el pavimento las tensiones que atraviesan al Frente de Todos. La Izquierda Diario estuvo recorriendo las dos convocatorias oficiales, la que partió de la ex- ESMA y tuvo como protagonista a La Cámpora y a Máximo Kirchner, y la que fue convocada por los movimientos sociales “albertistas”.
La liturgia de la movilización se armó desde temprano en la zona y los tradicionales micros naranjas escolares ya mostraban un esfuerzo de convocatoria de la organización que responde a Máximo Kirchner que hacía mucho tiempo no se veía. Una apuesta fuerte. Toda la carne al asador para lo que algunos desde la propia movilización repetían. “Esto es una demostración de fuerzas”. Todo lo que hoy en día La Cámpora y algunas organizaciones afines son capaces de movilizar, estuvo ayer desfilando hacia la Plaza de Mayo. De allí que haya circulado la lectura que pone el énfasis en intención negociadora de la movilización hacia dentro del propio Frente de Todos.
Unas semanas antes, mientras la cámara de Diputados trataba el acuerdo con el FMI, Máximo Kirchner había optado por un perfil contrastante con la imagen que dió este 24M. Taciturno y en las sombras, en aquella oportunidad solo bajó al recinto en el momento en que había que poner el voto para el contador. La organización que ayer encabezó la columna desde la Ex- Esma para buscar pujar mejor (¿para preservarse?) dentro del armado del Frente de Todos, aquel día estuvo guardada, oculta. Los cánticos de La Cámpora contra el FMI los escucharon los vecinos de los barrios del norte de la Ciudad de Buenos Aires, pero estuvieron ausentes el día que el pacto con el FMI conseguía el visto bueno tanto en Diputados como en el Senado.
Antes de que comience la larga caminata, mientras las columnas se ordenaban y comenzaban a moverse, los noteros de la Izquierda Diario Lucho Lucero y Javier Brat, preguntaban sobre la convocatoria, sus motivos, y sobre las valoraciones del acuerdo con el FMI.
Algunos de esos testimonios están reflejados en el video que acompaña esta nota. El lector podrá poner distintos acentos en lo que percibe de esos testimonios. Aquí nos limitaremos a señalar que, de manera bastante fiel, las respuestas expresan el intento de reubicación que está operando el llamado camporismo. Ese intento de reubicación incluye una crítica, no sistemática, insuficiente, por momentos superficial, al llamado “albertismo”. Definición de una quizás nueva tribu peronista (lo dirá el tiempo) constituida como nombre más producto de lo actuado por sus adversarios que por mérito propio.
“Uno esperaba otro tipo de cosas durante estos dos años” ó “volver al fondo es una de las batallas perdidas dentro del campo popular”. Las opiniones vertidas al micrófono contienen un elemento de desencanto en lo actuado por un gobierno que aún consideran propio. De ahí también el malestar que se percibe en algunas respuestas, o las preguntas que quedan sin contestar. No podemos definir precisamente de donde viene dicho malestar, pero podemos encontrar pistas en una serie de medidas, y de opciones políticas que ha tomado el Frente de Todos, ya sea el pago a los fondos buitres, el retroceso ante Vicentin, la falta de medidas para ponerle freno a una inflación galopante o la respuesta mucho más dura cuando sectores populares y de trabajadores salieron a pelear por lo suyo como en Guernica.
La evaluación que se traduce de algunos testimonios sobre la situación actual genera cierta desazón, pero a la vez ofrece una explicación que busca sanar esa herida y fundamentalmente pretende exculpar de este resultado a quienes estaban al frente de esa misma movilización. Los argumentos buscan dar un camino de salida y pueden transformarse en vehículo de una expectativa de que las cosas está vez (una vez más) serán distintas quedándose dentro del proyecto de Gobierno.
Claro que ese mismo intento de separación relativa, gestual, por parte del camporismo hacia la gestión de Alberto Fernández como responsable de los resultados alcanzados por el Frente de Todos, acarrea el problema de la autoinculpación. No puede dejar de percibirse esa problemática. La Cámpora, incluyendo los funcionarios y cuadros medios en numerosas oficinas del estado que constituyen la columna vertebral de la organización, están ahí ocupando esas instancias de gobierno, aportando fuerza política al Gobierno de un “moderado” que es débil con los poderosos.
Ausentes con aviso
“Si abrimos la brecha y hacemos una coalición con un compañero radical” dice una joven un tanto desencantada con las decisiones de Alberto Fernández a quién define equivocadamente como “compañero radical”. Alguien podría pensar que se lo confundió con el referente de CABA del Frente de Todos, el inagotable polemista de estudio de TV, Leandro Santoro, o que tanta pose opositora hace confundir respecto del partido de origen del Presidente.
Las pibas que responden en este momento de la jornada a las preguntas de LID, expresan uno de los sectores sociales que mostró la marcha camporista. Jóvenes, algunos trabajadores sueltos, profesionales también. Marginalmente, algunas organizaciones de la economía popular se hicieron presentes, ínfimas respecto a las que se movilizan con “los albertistas”. Pero los grandes ausentes de la convocatoria fueron los sindicatos. No es una novedad, pero vale reafirmarlo. El armado K por decisión o por debilidad dejó expuesto ese casillero vacío a cielo abierto.
Memoria para recordar todo
Con la lluvia desorganizando un poco las columnas ya entrada la tarde, avanza otra cabecera, de otra convocatoria.
¿Qué calle es está? pregunta Fernando "chino" Navarro a un militante del Evita para indicarle a alguien que acaba de llamarlo su teléfono. Al lado de él están Daniel Menendez, Juan Manuel Abal Medina y otros referentes del espacio de los movimientos sociales albertistas. El bloque se presenta nutrido en número pero se percibe un tono distinto. Respecto del pago al fondo lo que prima es “no nos quedaba otra”. Un “es lo que hay “ extendido.
Parte del desafío hoy es ejercitar la memoria, no solo la histórica, sino también la reciente. Recordar que los que hoy agitan contra Alberto Fernández y su tibieza han acompañado como alfiles efectivos todas y cada una de las medidas que este Gobierno viene implementando. Su rol fue aún mayor al de partícipes necesarios del pacto acuerdo con el FMI que deberemos enfrentar en las calles. Y no es gente que no entienda de política como para argumentar que se dieron cuenta tarde del desastre del que estaban siendo partícipes.
El otro gran desafío es ir debatiendo con quienes tienen la ilusión de que hay que "recuperar" el Frente de Todos del comando del moderado, cuando de lo que se trata es de construir una alternativa propia de los y las trabajadores/as, los jóvenes, las mujeres y todos los que estamos sufriendo este ajuste del FMI, para enfrentarlo con armas nuevas.