Ya planteamos en otro artículo algunas consideraciones ante la crisis histórica que atraviesa el PSOL.
En primer lugar, hay que señalar que el gobierno ultraderechista de Bolsonaro y Mourão fue el resultado de una ofensiva de la derecha y de diversas instituciones del régimen para llevar a cabo un plan de ajuste más duro que el que venía realizando el PT en sus gobiernos. Para ello, hicieron uso del juicio político a Dilma Rousseff llevando adelante un golpe institucional (algo que fue objeto de debates dentro de la izquierda). Así, se abrió espacio para la extrema derecha, contando también con la parálisis de las centrales sindicales encabezadas por el PT y el PCdoB que no hicieron absolutamente nada contra esta ofensiva, contra las reformas y privatizaciones. Hoy la clase obrera y el pueblo brasileño sienten aún más la crisis capitalista sobre sus espaldas con la inflación, el hambre y el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles.
Pero fue precisamente este mismo régimen político golpista, con el Supremo Tribunal Federal (STF) y el Congreso Nacional, quien rehabilitó la figura de Lula para ser candidato y poder ser estabilizador y administrador de los ataques actuales y del curso económico.
Por eso, haciendole honor a la políitca conciliardora del PT y su proyecto de país subordinado al agronegocio, las fuerzas armadas, la bancada evangélica y el poder judicial, Lula se encuentra ahora realizando las negociaciones finales para encabezar una fórmula presidencial con el ajustador y reaccionario Geraldo Alckmin como vicepresiente.
Ante esta situación, la mayoría de la dirección del PSOL ya declaró su apoyo irrestricto a Lula en las elecciones presidenciales, incluso desde la primera vuelta. Además, pidió ser parte de la coordinación de la campaña y comienza a prepararse para la posibilidad de tener algún ministerio en un eventual gobierno de Lula, aunque eso aún sea una discusión "entre bastidores".
La lógica del "mal menor" se convirtió en una estrategia para la dirección del PSOL, algo que, como sabemos, no cayó del cielo. Esta política se complementa con el cambio de carácter del PSOL, que a partir de ahora pasará a funcionar como partido único, a través de la Federación [instumento jurídico y político por el que se puden unir dos o más partidos] que acordaron con el partido REDE de Marina Silva -ya que tendrán un estatuto común y tendrán que actual en conjunto en el Parlamento en base de un programa común. REDE es un partido burgués financiado por el Banco Itaú, que votó por el golpe institucional contra Dilma Rousseff, defendió la detención arbitraria de Lula, estuvo a favor de la reforma de las pensiones en São Paulo, dio votos para la reforma de las pensiones a nivel nacional y está en contra del derecho al aborto.
Ante esta dramática situación en la que la dirección mayoritaria del PSOL está utilizando todo tipo de discursos y argumentos para convencer a sus militantes de que lo correcto ahora es estar con Lula-Alckmin, es necesario tener una postura firme. No hay término medio en política en este caso: o te embarcás con el represor Alckmin y te unís al partido REDE o no lo hacés.
Por eso, nos dirigimos especialmente a los militantes del PSOL que firmaron la carta “El PSOL en la encrucijada” con un claro llamado a que rompan con el PSOL y ser parte de la batalla para construir un polo de independencia de clase en estas elecciones, que sea una alternativa a la disolución del PSOL en el proyecto Lula-Alckmin. Un polo que tenga un programa para que los capitalistas paguen la crisis, y no un programa con los capitalistas como será con Alckmin y con la política de conciliación del PT. Un polo que busque actuar en la lucha de clases, combatiendo la parálisis de las burocracias sindicales que nos dividen e impiden que el enfrentamiento con Bolsonaro y Mourão sea en el terreno de la lucha. Un polo en el que no caben políticas de conciliación de clases a nivel nacional o internacional. Creemos que para ello hay que tomar como ejemplo al Frente de Izquierda y Trabajadores - Unidad en la Argentina (FIT-U). Es batallando por este contenido que somos parte del Polo Socialista y Revolucionario, y vamos a utilizar la candidatura democrática que el PSTU le otorgó a los activistas y organizaciones del Polo que no tienen legalidad en este régimen antidemocrático, para luchar poe esta política también en las elecciones.
Ya no hay posibilidad de que dentro del PSOL se constituya otro rumbo político, y los trabajadores y trabajadoras, los jóvenes, negros, las mujeres y el pueblo pobre necesita tener una alternativa de independencia de clase. Lo que se perfila en este momento es la perspectiva de que miles de personas y votantes que veían en el PSOL una alternativa, a pesar de todos los límites y problemas que venimos señalando desde el MRT, se desmoralicen ante tal giro hacia la derecha. Los militantes honestos del PSOL, que apostaban por un proyecto de izquierda, no podrán soportar la idea de estar en la misma trinchera que Geraldo Alckmin y Marina Silva, y precisamente por eso tienen una gran responsabilidad en este momento.
Parte de los compañeros y compañeras que lanzaron el manifiesto del "PSOL en la encrucijada" han dado el importante paso de integrarse al Polo Socialista y Revolucionario, pero es necesario dar un paso más, ya que permanecer en el PSOL en un momento en el que el giro petista de la dirección avanza hacia todo el partido, con la falsa ilusión de disputar la candidatura de Glauber Braga (que, como hemos argumentado en este artículo, tiene un programa reformista y neodesarrollista, y no de independencia de clase), sólo dará más tiempo para que el sector crítico con la dirección se debilite y desmoralice.
Es necesaria una política decidida de ruptura, desde los sectores organizados y todos los independientes y militantes del PSOL que están viendo este rumbo del partido de integración abierta a toda la política petista, y que construyamos juntos un polo de independencia de clase. Este es nuestro llamado a quienes firmaron el Manifiesto "El PSOL en la encrucijada" y a toda la militancia que es crítica con este rumbo que está tomando el partido. |