Una remake de 2017: "voto útil" y abstención masiva
En Francia las elecciones tienen una primera vuelta, marcada por leyes restrictivas y antidemocráticas para presentarse; y una segunda vuelta, en la que se vota a la presidencia a los dos candidatos más votados de la primera.
La segunda vuelta será el 24 de abril y allí se definirá, en una suerte de remake de las elecciones de 2017, entre el actual presidente Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen. Con el 27,6% y el 23,4% de los votos respectivamente, el presidente saliente Macron, y su proyecto de ataques a las conquistas sociales, enfrentará a la candidata racista y neoliberal de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, garantizando una segunda vuelta 100% reaccionaria y sin nada que ofrecer para la clase obrera, la juventud y los sectores populares.
De hecho, los dos candidatos fueron elegidos en un contexto de abstención masiva, en torno al 26%, un nivel no visto desde 2002, tras una no-campaña electoral, marcada por la imposición de Macron de no realizar debates políticos públicos.
Más estructuralmente, el resultado y la abstención indica la continuidad de la crisis del régimen, incapaz de atraer el apoyo de las clases trabajadoras y de la juventud. Y la practica desaparición del escenario político electoral de los partidos tradicionales de la centroizquierda (Partido Socialista) y derecha (Los Republicanos).
Estos resultados y la alta abstención debilitarán al próximo presidente y anunciará un quinquenio [próximo período presidencial de cinco años] potencialmente explosivo.
Por detrás de las dos primeras posiciones, el centroizquierdista Jean-Luc Mélenchon y su formación La Francia Insumisa/Union Populaire (FI/UP), volvió a quedar en tercer lugar con el 22% de los votos, y una diferencia de solo 500.000 votos de Marine Le Pen. El candidato de FI/UP se benefició en la recta final de una presión al "voto útil" (como el único candidateadle con posibilidad de llegar eventualmente a una vuelta contra Le Pen o Macron) que le permitió lograr un avance respecto a los sondeos previos, pero aún así no pudo llegar a una segunda vuelta.
Este fenómeno del "voto útil" ha jugado un papel fundamental en las elecciones, como demuestra la caída de los resultados de todos los candidatos que no estaban entre los tres primeros. Con un 4,8% y un 1,7% respectivamente, Valérie Pécresse (Los Republicanos) y Anne Hidalgo (Partido Socialista) obtuvieron los peores resultados de la historia de sus partidos, marcando la profundización de la crisis del bipartidismo francés, abierta en 2017.
Éric Zemmour y su programa ultraderechista quedaron en 4ª posición con un 7,1%, muy lejos de sus esperanzas de pasar a la segunda ronda, mientras que Yannick Jadot (Los Verdes) y Fabien Roussel (Partido Comunista) sufrieron un revés con un 4,6% y un 2,3% respectivamente. Por su parte, los candidatos de extrema izquierda lograron bajas puntuaciones, un 0,8% para Philippe Poutou del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) y un 0,6% para Nathalie Arthaud de Lutte Ouvriere (LO) para un total de 460.000 votos (frente a los 630.000 que habían recogido ambas formaciones en 2017).
Una segunda vuelta reaccionaria: ¡ni Le Pen ni Macron!
Con la remake de Macron vs Le Pen, el famoso "frente republicano" (todos contra Le Pen) de la 2ª vuelta ya vuelve a estar en boca de los editorialistas de los principales medios. De hecho, la extrema derecha firma un importante resultado total con el 32,1% del total de votos, 6 puntos más que en 2017, la aparición de una nueva figura ultrarreaccionaria como Eric Zemmour, y unas proyecciones de segunda vuelta que parecen más ajustadas que en 2017.
Tras un primer mandato quinquenal de Macron marcado por la ofensiva gubernamental securitaria, autoritaria y racista, la represión ultraviolenta de los movimientos sociales, las leyes islamófobas o la disolución de organizaciones, la política de encolumnarse detrás suyo para "enfrentar a la extrema derecha" en segunda vuelta se vuelve una estafa evidente.
Son Macron y su gobierno los que han alimentado el clima reaccionario de los últimos años, y por lo tanto la lucha contra la extrema derecha y sus ideas requiere una lucha sin concesiones contra el macronismo.
Révolution Permanente, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario, señala que en esta la 2ª vuelta, como en 2017, la salida no puede ser Le Pen ni Macron. Mientras ambos candidatos llevan proyectos de ataques directos a las conquistas sociales, lo urgente es preparar un bloque de resistencias que busque vincular a los sectores en lucha para defenderse y contraatacar los ataques que se avecinan, continuando con los importantes procesos de lucha que se vieron estos últimos cinco años.
Como señala nuestro compañero Anasse Kazib, trabajador ferroviario de origen inmigrante, que peleó hasta último momento contra el antidemocrático sistema electoral francés para poder presentarse en estas elecciones con una propuesta de izquierda anticapitalista e independiente, Ni la peste ni la cólera: Ni Macron ni Le Pen.
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